La Plataforma de Contratación del Estado ha hecho pública la decisión tomada por la Dirección General de Armamento y Material (DGAM) de declarar desierta la licitación del contrato de suministro del primer tramo de producción del Vehículo de Combate de Ruedas (VCR), que suponía la fabricación de 348 vehículos previsiblemente por General Dynamics European Land Systems – Santa Bárbara Sistemas (GDELS-SBS).
Según la información publicada, la DGAM rechazar la oferta presentada por GDELS-SBS por considerarla inadmisible. La oferta, recibida antes del fin del plazo previsto del 30 de octubre, fue remitida a la Oficina del Programa VCR 8X8 de la Subdirección General (SDG) de Gestión de Programas de la DGAM. Ahí se evaluó la oferta técnica mientras que la económica fue analizada por el Grupo de Evaluación de Costes de la SDG de Contratación de la Dirección General de Asuntos Económicos (DIGENECO) en tanto el Plan de Participación Industrial fue evaluado por el Área de Gestión Industrial de la SDG de Inspección, Regulación y Estrategia Industrial de Defensa.
Sin embargo los informes emitidos por estas áreas en fechas de 18 y 19 de diciembre informaban negativamente de la propuesta. En concreto:
Desde el punto de vista técnico, “el alcance del suministro ofertado es inferior al requerido en el expediente dentro del Presupuesto Base de Licitación, la oferta no acredita la aceptación sin condiciones de los requisitos del Pliego de Prescripciones Técnicas, y el Plan de Gestión de Ingeniería de Sistemas no cumple con lo requerido en el citado Pliego, desviándose de los plazos de ejecución requeridos, del número de prototipos y vehículos de serie y preserie y del orden de fabricación de las diferentes configuraciones para alcanzar la capacidad operativa inicial y la final requeridas, por lo que la Oficina de Programa propone el rechazo de la oferta”.
Desde el punto de vista económico “no existe trazabilidad entre los documentos que conforman la oferta, siendo esta un elemento esencial y fundamental para realizar su análisis económico, por otro lado, dentro de la oferta no existe ninguna partida económica asociada a la materialización de los riesgos identificados en la matriz de riesgos. La materialización de cualquiera de estos riesgos implicaría, automáticamente, la necesidad de dotar al programa de un incremento del techo presupuestario o bien ir directamente contra el beneficio, por lo que el GEC concluye que no es posible la realización de un análisis técnico de la oferta que permita la admisibilidad y razonabilidad de los costes estimados y beneficio aplicado”.
En lo referente al Plan de Participación Industrial, “el Área de Gestión Industrial expone que debido a las indeterminaciones que presenta la oferta relacionadas con otros subsistemas o paquetes de trabajo de subcontratistas/suministradores, en particular las relativos a transferencias de tecnología y la obtención de beneficios industriales, las conclusiones que se pueden obtener del análisis de la misma no son determinantes ni aseguran el pleno cumplimiento de los requisitos del contrato”.
Dados estos informes desfavorables, se decidió rechazar la oferta por no adecuarse a los Pliegos y declarar desierta la licitación.
¿Y ahora qué?
Esta poco habitual situación en un contrato de esta entidad merece un análisis detallado de la situación, que veníamos analizando desde hace tiempo y cuyo desenlace anticipamos en octubre y recientemente cuando se anunció en Condejo de Ministros el retraso en el calendario de pagos del contrato de los prototipos del programa.
Se abren ahora varias opciones entre las que se plantean una nueva licitación, en la que podrían entrar nuevos contendientes más allá de GDELS-SBS, empresa que se había previsto siempre como el candidato más probable, tanto para la fase de prototipos, como para la de producción, a partir de su blindado Piraña V. De optarse por esta opción los plazos se alargarían de nuevo en un programa que acumula más de diez años de retraso desde que se determinara la necesidad de disponer de un reemplazo para el BMR.
La otra posibilidad, más probable según nos detallan fuentes del sector, es que se emitan nuevos Pliegos que definan un nuevo vehículo con un nivel de ambición menor que el actual. Dado que el techo presupuestario del programa ya está fijado y las disponibilidades financieras del Ejército de Tierra son las que son, no quedaría otra que reducir el número de vehículos manteniendo las especificaciones del programa actual, o bien redefinir los criterios técnicos manteniendo el mismo número de vehículos (348 en una primera fase pero hasta 1.000 según lo previsto a lo largo del programa).
Como hemos venido analizando, la elección de GDELS-SBS como contratista principal por parte del Ministerio de Defensa, en lugar de la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada junto a Indra y SAPA habría supuesto que los precios hubieran crecido considerablemente. Tanto en lo referente a componentes o sistemas proporcionados por proveedores como por los antiguos socios, máxime cuando en el programa no se ha previsto una revisión de precios a lo largo del ciclo de vida.
A pesar de ello, la fase de reducción de riesgos tecnológicos que se prevé se materialice con la entrega de los cinco demostadores antes de que acabe mayo de 2020 no debería desperdiciarse, máxime tras haber desembolsado más de 90 millones de euros. Esto significa que los análisis, trabajo de selección e integración de diferentes subsistemas como sistemas de armas, sistemas de misión o de propulsión no deberían caer en saco roto e integrarse en la medida de lo posible en la revisión del programa de producción.
Fuentes del sector nos ilustran una vez más de la disparidad entre el nivel de ambición del Ejército de Tierra y los fondos disponibles para materializar el programa. El desarrollo de una variante específica del Piranha V para el Ejército de Tierra en lugar de adaptar el vehículo de serie de General Dynamics habría supuesto un incremento de coste que el Ministerio considera inasumible en este momento. La otra forma de verlo es que los presupuestos con que el Ministerio de Defensa cuenta son, desgraciadamente, insuficientes para adquirir e incluso desarrollar las versiones nacionalizadas con equipos específicos, a menudo de alta complejidad, según desea el Ejército de Tierra. (José Mª Navarro García)
Fotografía: El demostrador de movilidad del programa VCR (GDELS)
Fotografía: Fabricación de los demostradores del programa VCR en las instalaciones de Santa Bárbara (GDELS)