El programa del Vehículo de Combate Terrestre (VCR) 8x8 “Dragón” fue uno de los protagonistas, y no para bien precisamente, en el recién clausurado Foro 2E+I que reunió en Toledo a Ejército de Tierra e industria. Esos días se daba a conocer un nuevo retraso del programa, el tercero consecutivo (estableciéndose hitos no cumplidos en noviembre de 2018, julio y noviembre de 2019), que plantea mayo de 2020 como la fecha tope para la entrega de los cinco demostradores que deberían ser evaluados por la Brigada de La Legión como fase previa a su fabricación en serie. A pesar de ello, todavía está previsto firmar el contrato de producción antes de que acabe el año, posiblemente en diciembre.
Esta situación causó de nuevo malestar en el Ejército de Tierra, que ve como la fecha prevista para recibir los demostradores de nuevo se alarga. Y es que, según recoge el diario asturiano El Comercio, de los cinco demostradores, solo dos cuentan por ahora con el grupo Motopropulsor (GMP) suministrado por SAPA, mientras que solo una de las cinco torres (la Samson 30 de Pap Tecnos / Rafael) ha sido llevada a Sevilla. Las cuatro torres restantes estarían aún en las instalaciones de Indra en la fase final de la integración en el sistema de misión o pendientes de cumplir los exigentes requisitos técnicos impuestos por la Dirección General de Armamento y Material (DGAM).
Pero la situación sería mucho más compleja aún de lo que se deja entrever y es que tras la elección de GDELS – SBS como el contratista único del programa de fabricación (como adelantamos en marzo) quedó claro que el funcionamiento de la UTE formada por esta, SAPA e Indra (que se adjudicó el contrato de desarrollo en 2015), no está siendo nada fácil, se han combinado unos requisitos técnicos muy amplios con la falta de presupuestos y la puesta en marcha de sistemas que han demostrado no estar aún suficientemente maduros o cuyo funcionamiento conjunto ha resultado más complejo de lo esperado.
No será por tanto como estaba previsto una Sociedad de Propósito Específico el formato mediante el que se fabrique o exporte el “Dragón” y es en el cambio de formato de la UTE a contratista principal de GDELS-SBS donde se estarían produciendo “roces” entre las tres compañías, de tal manera que la formalización del programa no estaría siendo tampoco nada fácil en este sentido. A este respecto, no hemos tenido declaraciones de ninguna de las tres empresas que conforman la UTE.
A nadie escapa que una compañía como General Dynamics tenía de antemano las capacidades para desarrollar y fabricar íntegramente un vehículo de combate 8x8, véase el caso del Piranha V, en el que se basa el “Dragón” o en los miembros de la familia LAV. La entrada de proveedores y sistemas “exógenos” fruto de los requerimientos del usuario habrían complicado el nacimiento de un blindado específicamente desarrollado para el Ejército de Tierra. Lejos queda ahora la posibilidad de disponer de un lote inicial de vehículos de serie que habrían paliado las necesidades urgentes del Ejército de Tierra, sobre todo en el exterior, y habrían servido para afinar el diseño final del 8x8 nacional. Estos podrían haber sido adquiridos por ejemplo en formato de leasing y de elegirse finalmente el mismo modelo, haber sido modernizado tiempo atrás, siguiendo las especificaciones del diseño final.
Sin embargo compañías nacionales como Indra, SAPA y muchas otras han desarrollado tecnologías y productos de contenido eminentemente nacional que el Ministerio de Defensa decidió incorporar al desarrollo, apostando por una configuración muy ambiciosa que de seguro estará en servicio muchos años en el Ejército de Tierra. Este formato, basado en los programas tecnológicos, ha requerido sin embargo más de 90 millones de euros en financiación para la UTE, que servían también para paliar la falta de los necesarios presupuestos que hubieran permitido hace años iniciar de manera decidida el programa.
Sin embargo, vistos los retrasos acumulados por el programa, el Ejército de Tierra, que necesita este vehículo hace más de una década, se ha impacientado, estando ahora por la labor de acelerar la fase de fabricación del “Dragón” para paliar las necesidades. Sin embargo esto puede ser un contrasentido, ya que el formato de programas tecnológicos que se ha seguido hasta ahora pretendía reducir cualquier problema en la fase de fabricación, detectando cualquier modificación o mejora en una fase de evaluación operativa a la que serían sometidos los demostradores, durante al menos un año. Dados los retrasos acumulados, se decidió que las recomendaciones de esta evaluación, serían tenidas en cuenta en forma de cláusulas puesto que sería previsible que la fabricación diera comienzo antes de que finalizara (o incluso comenzara) la de evaluación.
El horizonte temporal ahora plantea la firma del contrato de fabricación del “Dragón” antes de que acabe el año, la entrega de los cinco demostradores, de aquí a mayo del año que viene, y entre abril y ese mes de mayo, la selección de las torres con las que irán armada las diferentes versiones. Recordemos que compiten actualmente Escribano Mechanical and Engineering y Pap Tecnos / Rafael por la torre no tripulada ligera y Pap Tecnos / Rafael y Navantia con Elbit Systems y Expal por la no tripulada de 30 mm. Leonardo Hispania suministrará la torre tripulada de 30 mm. para la configuración que emplearían las versiones de Caballería.
Al mismo tiempo, compañías que han quedado fuera del programa, tanto en lo que a las barcazas como a las torres o los diferentes sistemas, han puesto en duda de forma directa o indirecta la transparencia en la selección de los diferentes proveedores, tarea que quizá desde el Ministerio no se ha puesto suficientemente en valor. De ahí que el Ministerio de Defensa se decidiera a aplicar el artículo 346 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea que permite aplicar medidas que el Estado considere necesarias para proteger sus intereses en materia de seguridad en lo que a producción de sistemas de armas se refiere. Es decir, se permite que una licitación no se rija por criterios estrictamente competitivos, ni se facilite la participación de licitadores extranjeros, si se considera que hay intereses nacionales que proteger.
En cualquier caso hay que recordar que se trata de un programa de muy largo recorrido, de al menos 30 años y seguro bastantes más, con el que las Fuerzas Armadas españolas se dotarán de, muy posiblemente, el vehículo de su categoría más avanzado en el mercado y que como tantos otros programas está sufriendo algunos problemas de plazos, costes y también de tipo administrativo. Como decíamos antes, el nivel de ambición es muy alto, equiparable a programas como los aviones de combate Eurofighter Typhoon o de transporte A400M o el submarino S-80, programas de elevado contenido tecnológico en los que se ha pasado por fases de gran preocupación que con el tiempo se han superado. (José Mª Navarro García)
Fotografía: El demostrador de movilidad expuesto en Toledo el año pasado (autor)
Piraña 5 A400M, una pareja con futuro en España (GDELS)