Según los datos revelados por expertos militares en el documento, el buque, que se encuentra en su fase de pruebas en el astillero de Virginia, dispondría de capacidades poco efectivas a la hora de incrementar el número de vuelos desde su cubierta, lo que lo haría mucho menos eficaz incluso que los portaaviones antecesores de la clase Nimitz.
Así, hasta este momento, el USS Gerarld Ford sólo ha conseguido una tasa de 240 lanzamientos sin ningún fracaso, dato que está lejos de los 1.250 lanzamientos que, según el informe, deberían ser posibles realizar con el sistema de catapulta de lanzamiento electromagnético (conocido como sistema EMALS) incorporado en la cubierta.
Otra de las deficiencias se encuentra en el radar avanzado de banda dual que está siendo desarrollado por la firma norteamericana Raytheon Company, que debe ser capaz de realizar trabajos de vigilancia aérea, localización de amenazas y recogida de datos, aunque todavía no se conoce exactamente la fiabilidad exacta que puede asegurar. Por otro lado, habría que conocer si efectivamente el elevador de armas incorporado funcionará como estaba previsto desde un principio, además de los equipos de comunicaciones, que tampoco habrían seguido el progreso correspondiente. La causa de muchos de estos problemas habría que buscarla en el alto porcentaje de componentes totalmente nuevos (hasta un 40% del buque), incluyendo sus sistemas de tecnología, que traen estas deficiencias de fiabilidad.
Todo ello puede provocar que, según se especifica en el informe del Pentágono, podría verse afectada la capacidad defensiva al ser más “vulnerables a los ataques” e incluso tener “limitaciones para realizar operaciones rutinarias”.
Sin embargo, estas mismas fuentes explican que Thomas Moore, almirante encargado del programa para la puesta en marcha del buque, hizo referencia a que todavía quedaba tiempo para seguir progresando en el desarrollo del USS Gerald Ford e hizo hincapié en la dificultad que representan estas tecnologías como “desafíos para el desarrollo”, pero que conseguirá ser “un barco fantástico”.
2016 sigue siendo la fecha de entrega
Ni desde el informe ni desde ninguna fuente se ha confirmado que pueda verse retrasada la fecha prevista para la entrega del buque a la Armada, fijada en 2016. Lo que sí que podría variar sería el inicio de la fabricación del segundo y tercer buque de la clase, el USS John F. Kennedy (CVN-79) y el USS Enterpise (CVN-80), por lo menos hasta que no se haya asegurado un mayor perfeccionamiento en el primer navío de la clase Gerald Ford.
Con todo ello, estas trabas no hacen más que aumentar la controversia que había generado la puesta en marcha de este multimillonario proyecto, valorado en más de 12.000 millones de dólares, en un contexto de reducciones presupuestarias como el que está viviendo ahora mismo Estados Unidos. De hecho, y según datos proporcionados por el diario norteamericano, los costes de producción del buque que se botó durante el pasado mes de noviembre ya habrían superado un 22% lo estipulado inicialmente.
Está previsto que hasta 10 nuevos buques de la clase Gerald Ford sustituyan progresivamente a los Nimitz, que se encuentran operativos desde hace más de 25 años y que tuvieron al George H. W. Bush (CVN.77) co
mo último buque de su clase en entrar en servicio.