Entrevistamos a Pedro Cateriano Bellido, ex ministro de Defensa y ex presidente del Consejo de Ministros del Perú. Conversamos con él del papel de las Fuerzas Armadas y cuerpos de seguridad en la situación de violentas revueltas que vive el país, la influencia de los países vecinos en esta crisis y del momento complejo que atraviesa la democracia en Perú.
¿Qué cree que está ocurriendo dentro y fuera de Perú para que, quien trató de dar un golpe de Estado, Pedro Castillo, sea percibido casi como un héroe en tanto se criminaliza la acción de las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad?
Bueno, Pedro Castillo está en prisión por mandato judicial, porque dio un golpe de Estado que no tuvo éxito y por acusaciones de corrupción. Pero lo que hay que destacar en este caso es el papel que han desempeñado las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. A diferencia del pasado, en esta ocasión las Fuerzas Armadas no apoyaron la aventura golpista de Castillo y esa es una de las razones del fracaso de la asonada de Castillo.
Desde el punto de vista constitucional, la actuación en ese ámbito de las Fuerzas Armadas ha sido impecable e inédita en la historia del Perú, que, al igual que en muchos países latinoamericanos, lamentablemente han estado al lado del golpista.
Y creo que esto marca un antes y un después, no sólo en el Perú. Por lo tanto, desde el punto de vista político, el rol desempeñado por las Fuerzas Armadas hay que destacarlo y mencionarlo como un aspecto positivo dentro de la crisis.
Pero, ¿cuál es el mecanismo que explicaría que buena parte de la sociedad le siga apoyando?
Ahí intervienen aspectos netamente políticos y no de respeto al orden democrático y constitucional, y es que hay un sector que se ha comprado el discurso político de un ataque contra un profesor modesto de origen popular. El gobierno de Castillo a lo largo del tiempo ha ido empleando una política de enfrentamiento entre los peruanos, los ricos contra los pobres, los blancos contra los indígenas, etc., y esto se ve incrementado porque, ha habido también una injerencia a nivel internacional, que ha apoyado este mensaje.
Hemos visto, por ejemplo, cómo desde el principio de la crisis, el presidente de México, López Obrador, el presidente de Colombia, Petro, y los de Bolivia, Arce y Argentina, Fernández intervinieron en este caso defendiendo al golpista, es más, en el caso del Presidente de Colombia, Petro uso la mentira de una manera descarada, dijo que Castillo había sido detenido sin mandato judicial, cosa que no es cierta.
El presidente López Obrador le dio asilo a la esposa de Castillo y a sus hijos, el Gobierno de la presidenta Boluarte no puso obstáculos, pero hay que remarcar que el asilo político es una figura de protección a los perseguidos políticos y la señora Del Castillo, no es una perseguida política, o sea que hay acá un ingrediente de injerencia inaceptable que llevó al gobierno a declarar persona no grata al embajador de México, que se retiró del país, pero eso no ha culminado hace dos días, el presidente de Colombia Petro ha agraviado a la Policía Nacional, la ha acusado de emplear métodos nazis.
Entonces acá ciertamente estamos en una situación compleja, no solo a nivel interno, sino también en el contexto de las relaciones internacionales con países que tradicionalmente siempre tuvimos un nexo fluido y de hermandad. El caso que llama la atención también es el de México, porque en su política exterior siempre ha fomentado el principio de la no intervención y en este caso, México, en plena acción golpista, estaba permitiendo que Castillo huyera, es más, la intervención de López Obrador alerta a la policía de que Castillo estaba fugándose a la embajada de México para asilarse. La historia del profesor pobrecito de origen rural, identificado con las grandes mayorías, no se ajusta a la verdad, porque estamos ante un caso, no sólo, de una acusación tan grave como romper el orden constitucional, aunque haya sido de manera breve y haya fracasado, sino también de graves imputaciones de carácter penal, que provienen de su entorno íntimo, no de acusaciones de la oposición o del parlamento timorato que hemos tenido, que reaccionó después del mensaje a la nación golpista.
Acá hay ciertamente otros aspectos que se han tratado de tergiversar, pero estamos ante una persona que es acusada de romper el orden constitucional y de graves cargos de imputación de carácter penal.
Esta crisis se agrava por el hecho de que, el ministro de Transportes y Comunicaciones de Castillo se fuga del país, su secretario de la Presidencia, Pacheco, a quien la Fiscalía le encontró miles de dólares, en su oficina en el palacio de gobierno. Huye su sobrino carnal, también acusado de actos delictivos. Entonces Castillo actúa desesperadamente e intenta explicar y justificar su conducta golpista, porque se vio acorralado por los escándalos de corrupción y acaso eso lo precipitó. ¿Por qué fracasa el golpe de Castillo? Reitero, porque las Fuerzas Armadas no acataron esa orden y, por el contrario, se pusieron al lado del respeto del orden constitucional.
Entonces, ¿por qué se está poniendo en duda el posicionamiento de las Fuerzas Armadas en defensa del orden constitucional?
Los que están en contra del actual gobierno argumentan lo que quieren, cuestionan la sucesión constitucional y olvidan el abrumador voto del Congreso que lo vacó, que incluyó votos de congresistas de la izquierda. Castillo fue elegido en una misma fórmula electoral mediante con la señora Boluarte, la acusan ahora de traidora, de genocida, pero hay que hacer un poco de memoria, la señora Boluarte fue ministra durante el año y medio del calamitoso gobierno de Castillo, y siempre estuvo al lado de él, en todos los actos gubernativos, vergonzosos y criticables.
Ella fue una aliada leal. ¿Cuándo rompe con él?, cuando Castillo da el golpe de Estado, y ¿por qué accede a la presidencia de la República? porque es lo que establece la Constitución. Ahora bien, ¿es la presidenta Boluarte una derechista neoliberal, como dice ahora la izquierda radical?, no, ella sigue siendo una mujer de izquierda, además, lo ha confesado, lo ha reiterado, pero acá estamos en un proceso también de falsificación de los hechos.
¿Qué es lo que está realmente pasando? desde que juró el cargo, la izquierda radical quiere romper el orden constitucional, quiere que se impulse una Asamblea Constituyente con poder limitado, imitando el proceso chileno. Y ya sabemos lo que son estos gobiernos con asambleas constituyentes. Veamos el dramático caso de Venezuela, buscan la perpetuación en el poder. Y esta intentona golpista de Castillo demuestra que han estado en el gobierno personas sin auténticas convicciones democráticas, porque ¿quién da un golpe de Estado? una persona que no tiene una formación democrática.
Cuando votamos por el señor Castillo, sabíamos que no tenía experiencia de gobierno, que era impulsado por un partido marxista leninista, que tampoco tenía cuadros técnicos, entonces tampoco debe sorprendernos esta situación. Ahora, la izquierda radical busca con habilidad el apoyo sobre todo en la región sur del país, porque esas regiones históricamente han sido gobernadas por movimientos regionales de izquierda. Acá es lo que llama la atención. El drama del Perú en el pasado era que el Estado no tenía dinero, imprimía billetes sin valor y eso ocasionó la hiperinflación y la quiebra del Estado. Hoy el drama es que el Estado tiene dinero y gobernantes regionales que son incapaces por ineptitud y corrupción de administrar los recursos económicos del país. Eso se refleja en la crisis de hoy.
La estrategia del Gobierno para enfrentar los actos violentistas no ha sido la adecuada, la impericia de la presidenta Boluarte y del gobierno es evidente, en democracia no cabe justificar el número de muertos que hemos tenido, pero de ahí a sostener, como intenta la izquierda radical que estamos ante una dictadura cívico militar, eso no es cierto, eso es una falsedad, dice algo. Ellos cambian camaleónicamente y muy rápidamente de discurso.
Primero pedían la libertad de Castillo, cuando vieron que eso no era posible, empezaron a solicitar una Asamblea Constituyente y la renuncia de la señora Boluarte. El grito de batalla ahora es: “Dina, genocida, renuncia”. Estamos pagando las consecuencias también de una presidenta que ha demostrado incapacidad en el manejo de la crisis, eso es evidente, ahora, como estamos en democracia, estas muertes están siendo investigadas por el Ministerio Público, es decir, por la Fiscalía de la Nación, y esos procesos tendrán que aclarar la realidad de lo acontecido.
No hay un líder en la situación de revueltas que vive el país con quién negociar, ¿quién cree que está detrás de todo este escenario de caos?
Bueno, es una suma de factores, hay intervención internacional, como he dicho, pero, además, hay gente que azuza. Los actos vandálicos son consecuencia también de una intervención que no es en defensa de derechos. Ciertamente hay problemas en el Perú.
Por ejemplo, somos un país que tiene algo más de 3 millones y medio de ciudadanos sin agua potable, en pleno siglo 21. Sólo superamos en cobertura de agua potable a República Dominicana y Haití, eso es un hecho innegable, pero de ahí a sostener que toda la protesta es pacífica, eso no es cierto. Sí hay una participación de otros sectores como la minería ilegal, que ha financiado marchas y movilizaciones, que ha puesto camionetas o buses al servicio de la gente desde la zona sur del país a Lima a protestar, sí, ha habido una organización acá, evidentemente.
¿Qué está haciendo Dina Boluarte para poner fin a esta crisis? En cuanto a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, ¿han tenido el material adecuado para responder a estas revueltas?
La presidenta Boluarte considera que para salir de la crisis debemos anticipar las elecciones generales, pero, para que ello ocurra, el Parlamento tiene que hacer reformas constitucionales, porque en nuestro sistema no es parlamentario, como en España o en la casi totalidad de países europeos, con la excepción de Francia, que tiene un sistema mixto.
Entonces, ¿qué es lo que ocurre? el Parlamento ha mandado al archivo las propuestas de reforma de la presidenta Boluarte, pero la salida es adelantar las elecciones generales, pero no cargarse también a la presidenta, que ha accedido constitucionalmente. Sí se deben anticipar las elecciones generales para salir de esta crisis, pero no de una forma desordenada.
En el caso específico de la Policía Nacional, se les exige desempeñar su trabajo casi como si fueran la policía francesa o la suiza, pero esta crisis también nos ha servido una vez más para exhibir la carencia de equipos de la Policía Nacional. En el Perú, a las camionetas que tienen agua para dispersar las manifestaciones les decimos “Rochabuses”, porque durante el la dictadura de Odría, el ministro de Gobierno se apellidaba Rocha, y mandó a usar estos camiones o camionetas que dispersan el agua, ni eso, por ejemplo, lo tiene la Policía Nacional.
Hemos visto cómo en Puno han dormido en las alturas tirados en las pistas, porque no tienen equipos mínimos para acampar, lo que se llaman modulares para las emergencias. No tienen tampoco otra clase intermedia superior a camionetas. En esas condiciones, exigir a la Policía un cumplimiento… No tienen los mecanismos disuasivos que se emplean antes de disparar. Se les exige pero, sin embargo, no cuentan con los equipos logísticos ni técnicos para cumplir con su papel. Esto también se ha visto reflejado en la crisis.
¿Cuál ha sido el papel de las Fuerzas Armadas en estos sucesos?
El papel de las Fuerzas Armadas ha sido la defensa del orden constitucional. En el caso del golpe de Castillo, que no tuvo éxito, la actuación ha sido impecable porque respetaron lo establecido en la Constitución y no se sumaron al golpe de Castillo. Acaso por esa razón la izquierda radical, ahora las ataca ferozmente.
Hay un sector que quiere que intervengan las Fuerzas Armadas, para restablecer el orden público, pero una vez hay que decir, que no están preparadas para realizar acciones policiales. No han sido entrenadas para ello. Yo creo que la solución es, entre otras cosas, capacitar a los policías y darles equipos adecuados. Entrenar a la policía para que cumpla con el papel que debe realizar como cualquier policía en el mundo.
¿De qué forma está influyendo en el conflicto el giro a la izquierda de América Latina en general, fundamentalmente los países vecinos que ha mencionado antes Chile, Bolivia, Brasil y ahora el éxito en Ecuador de los candidatos del expresidente Rafael Correa en las municipales?
Bueno, yo creo que el barrio simplemente no ayuda. La idea de impulsar una Asamblea Constituyente viene de Chile. Felizmente, los chilenos han frenado hasta ahora ese ímpetu de la izquierda de cambiar su orden constitucional que, digamos, es algo que cíclicamente América Latina práctica.
El continente que más constituciones, innumerables constituciones, ha tenido es América Latina. En América latina hay gente que cree que los problemas se solucionan rompiendo el orden constitucional y aprobando nuevas constituciones. Bueno, la experiencia histórica acontecida nos prueba que eso no nos ha sacado de la crisis. Tenemos países con numerosas constituciones, el Perú también con gran cantidad de constituciones, ¿acaso eso ha solucionado el problema?, no, la historia prueba que no.
Nosotros somos un continente que avanza y retrocede. Ahora, por ejemplo, el principal cuestionamiento de la izquierda en mi país, es al régimen económico que establece la constitución de una economía social de mercado. Este régimen económico ha logrado que el Estado tenga recursos económicos. Pero esos recursos económicos, repito, curiosamente, en los gobiernos que controla la izquierda en el sur del Perú no han sido bien administrados, o ineptitud o corrupción, prueba de ello es la gran cantidad de gobernadores de izquierda, detenidos por corrupción o detenidos preventivamente.
Entonces, mientras América Latina no garantice la libertad en su contenido político y económico, vamos a estar en estas marchas y contramarchas. Y de otra de otro lado, en el caso del Perú, ha quedado acreditado que la izquierda que llegó al poder no tenía una auténtica convicción democrática, porque si no Castillo no hubiese dado el golpe de Estado. Un demócrata cabal nunca se atreve a romper el orden constitucional y esto también ayuda a apreciar los hechos con mayor claridad y aquellos que la campaña electoral sostuvimos que Castillo era una amenaza para nuestro débil sistema democrático, lamentablemente el tiempo nos ha dado la razón.
Se podría señalar, no tanto la intervención de un país como alguna práctica de apoyo económico o de formación en las revueltas, ¿apuntaría a alguno en concreto?
Yo creo que la intervención de México, de Colombia, de Bolivia, Argentina ha sido perniciosa, o sea qué colaboración cabe aceptar de países que se han puesto al lado del golpista. Si se tergiversa grotescamente la realidad de lo que está pasando, no hay forma de colaboración, es más, lo que ha ocurrido en las últimas semanas es que la crisis de las relaciones diplomáticas del país se han ido agravando en el caso de México, en el caso de Colombia. No así, con la Unión Europea, ni con el Gobierno de Estados Unidos o Canadá, que sí han reconocido el acceso constitucional al poder de la presidenta Baluarte.
¿Cómo y cuándo vislumbra usted el fin de esta crisis?
Eso va a depender también de algo que ha venido ocurriendo en el país como consecuencia de un enfrentamiento continuo entre el Gobierno y el Parlamento. Esta crisis política realmente se inicia cuando el Parlamento, durante el Gobierno de Kuczynski, mediante el mal uso de una institución llamada vacancia por incapacidad moral permanente, malinterpretó el texto constitucional y forzó su renuncia. A partir de ese momento todos los actos sucesivamente han motivado no sólo la alta rotación de gabinetes y de ministros, sino también el cambio de presidentes, Castillo, Kuczynski, Vizcarra, Sagasti…
Esto realmente refleja la crisis política del país. Ha ayudado a esto el permanente conflicto entre los poderes del Estado y hay que recordar que la democracia es una forma de gobierno en donde hay una división entre los poderes del Estado, si hay un exceso, un poder frena y controla, pero la división de poderes de ninguna manera quiere decir confrontación permanente entre esos poderes, que es lo que ha venido ocurriendo, lamentablemente.
¿Qué mensaje quiere enviar a la opinión pública y a los políticos europeos y latinoamericanos con respecto a su país?
Creo que este es un momento difícil y complejo para la democracia en Latinoamerica, no solo para la peruana. Y las democracias sólidas, como las europeas o la norteamericana, cumplen un rol formativo. Nosotros somos países sin cultura democrática y conciencia constitucional, precisamente porque a lo largo del tiempo lo que menos ha predominado han sido las democracias como forma de gobierno. Yo creo que ese es un aspecto en el que podemos y debemos trabajar de manera unida, como la Unión Europea y con España, en especialmente. (Diego Gómez)
Fotografias: Pedro Cateriano, ex ministro de Defensa y ex presidente del Consejo de Ministros del Perú (Diego Gómez)