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Domingo, 24 de noviembre de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Operación Patriota: aplastando a Sendero Luminoso en el VRAEM

Mi-171Sh-P de la Aviación del Ejército lanzando una salva de cohetes S-8KO de 80 mm. contra los objetivos “Alfa” y “Foxtrot”.
Mi-171Sh-P de la Aviación del Ejército lanzando una salva de cohetes S-8KO de 80 mm. contra los objetivos “Alfa” y “Foxtrot”.

La Operación Patriota, realizada entre el 11 y el 17 de agosto, representó la mayor ofensiva militar en el corazón del Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) y el más duro golpe contra Sendero Luminoso en los últimos años.

Patriota se comenzó a gestar en noviembre de 2021, cuando se determinó, gracias a información de inteligencia obtenida a través de un esfuerzo coordinado entre las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, la ubicación precisa de los campamentos de una facción disidente de Sendero Luminoso, autodenominada como el MPCP- MLMPM (Militarizado Partido Comunista del Perú Marxista-Leninista-Maoísta), en la zona de Vizcatán del Ene (Satipo, Junín).

En uno de ellos se ocultaba su líder, Víctor Quispe Palomino, camarada José. Los campamentos, se ubicaban en un área aproximada de 25 km2. entre las quebradas Jajasmayo y Dos Nogales, considerada por muchos años como un bastión inexpugnable de Sendero Luminoso. Se determinaron tres objetivos principales, denominados Alfa, Charlie y Foxtrot, por donde la información de inteligencia indicaba que se movilizaba el camarada José y 3 subalternos, que fueron designados como Beta, Delta y Eco.

También se determinó, la ubicación de elementos de su denominada Fuerza Militar, encargados de brindar, en tres anillos de seguridad, protección a los mandos subversivos. En todos los objetivos se ubicaban una serie de posiciones semienterradas, trincheras, túneles y cuevas, depósitos de armas, pertrechos y alimentos y zonas de descanso, rodeadas de trampas explosivas.

Durante 5 días, las patrullas de la FEC y del CE-VRAEM progresaron en la consolidación de los objetivos, registrando minuciosamente el terreno en busca del “José”, combatiendo sin cesar de día y de noche contra los subversivos.

El general de Ejército Manuel Gómez de la Torre, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, tras analizar la información de inteligencia y determinar el área de operaciones, dio la orden para proceder con la operación, que respondería a una acción directa sobre el objetivo. Es decir, una ofensiva neta. Así, se emitió la Directiva Operacional para neutralizar o capturar a los elementos del Comité Central de ‘Sendero Luminoso’ en el área de operaciones, la cual daría lugar a la Patriota.

El planeamiento y ejecución de la misma se puso a cargo del Comando de Inteligencia y Operaciones Especiales Conjuntas del Comando Conjunto (CIOEC), al mando del general de división Rubén Castañeda Layseca. En coordinación con el Comando Especial del VRAEM (CE-VRAEM), inició la panificación. evaluando, entre otros, una serie de factores operacionales, logísticos y meteorológicos.

Al mismo tiempo, se dispuso que los efectivos de la Fuerza Especial Conjunta (FEC), conformada por efectivos de la 1ª Brigada de Fuerzas Especiales del Ejército, de las fuerzas de Infantería de Marina y de Operaciones Especiales (FOES) de la Marina de Guerra, del Grupo de Fuerzas Especiales (GRUFE) de la Fuerza Aérea y de la Dirección de Operaciones Especiales (DIROES) de la Policía Nacional; y los del CE-VRAEM, con Destacamento Aéreo del CIOEC, iniciaran la fase de entrenamiento.

Plan Operacional

A fin de evitar filtraciones, se puso especial énfasis en el aspecto de seguridad, pues en ocasiones anteriores varios planes se vieron frustrados porque los subversivos, bien por su propia red de informantes o filtraciones, eran alertados con anticipación. El Plan Operacional, que se iba afinando constantemente en base a la información de inteligencia, implicó dos cambios fundamentales en la táctica.

En primer lugar, cada helicóptero Mi-171Sh-P al momento de posicionarse en vuelo estacionario para iniciar la inserción de las patrullas, maniobra que los hacia vulnerables al fuego enemigo, sería cubierto por otra nave ubicada atrás y ligeramente por encima, dispuesta a neutralizar cualquier amenaza. En segundo, tras el fuego de ablandamiento y de apoyo aerotáctico, las patrullas serian insertadas, a fin de aprovechar la sorpresa y contundencia del ataque, directamente sobre sus objetivos.

Para esto, dada la naturaleza geográfica del área de operaciones, especialmente en las zonas de inserción, donde abundan arboles de más de 40 m. de altura, se dejó de lado el método fast rope, el cual solo permitía descender en el mejor de los casos desde los 30 m. Se comenzó a entrenar el rappel, que demostraría ser más eficiente y permitiría a las patrullas de la FEC y del CE-VRAEM descender desde los 60 m. de altura. El tiempo de descenso de las patrullas, cada una conformada por 12 a 18 efectivos, con su equipamiento, se redujo, tras varias semanas de arduo entrenamiento, de unos 5 min. a tan solo 2.

A fines de marzo, cuando el Plan estuvo bien afinado, se decidió que la Operación Patriota se realizaría una vez que se dieran las condiciones tácticas y meteorológicas. La fecha se postergó en un par de ocasiones, primero para fines de julio y después para el 9 agosto, cancelándose debido a las siempre cambiantes condiciones meteorológicas del VRAEM. Finalmente, el CIOEC, tras considerar sus opciones, fijó el día D para el 11 de agosto.

La Operación comenzó a las 08:28 de esa jornada, momento en que 10 aviones KAI KT-1P Torito de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) lanzaron sus bombas Mk.82 de 250 kg, contra los campamentos subversivos. Apenas salieron de la zona esas aeronaves, unos 2 min. después, 2 lanzadores múltiples de cohetes Tipo 90BM del Agrupamiento de Artillería Coronel Francisco Bolognesi, ubicados en un punto no revelado de la serranía de Huancavelica, recibieron la orden de disparar sus cohetes de 122 mm. –con un alcance máximo de 40 km.- contra los objetivos Alfa, donde estaba ubicado el camarada José, y Foxtrot.

Ambos objetivos, distantes entre sí por unos 2,5 km., se encontraban entre 30 y 32 km. de la posición de los Tipo 90BM. Sus salvas, cada una de 16 cohetes, fueron precisas y concentradas, causando un efecto devastador. De acuerdo con información que hemos recabado, la Fuerza de Ataque despegó poco antes de los bombardeos desde la Base de Pichari, en La Convención (Cuzco), sede del Comando Especial del VRAEM, alcanzando sus objetivos aproximadamente a las 08:05 h. Su misión era la de realizar atacar los objetivos Alfa y Foxtrot.

Mi-171Sh-P de la Aviación del Ejército armado con 2 M-134D/H de 7,62x51 mm. extrayendo a una de las Patrullas de la FEC del área de operaciones.

En acción

Estuvo encabezada por 2 Mi-171Sh-P Hip H de la Aviación del Ejército, cada uno de armado con 2 ametralladoras Dillon M-134D/H de 7,62x51 mm.[1], 2 lanzacohetes B-8M1 de 80 mm. y 2 pods de cañones UPK-23-250 de 23 mm.[2], así como 2 ametralladoras PKM/PKT de 7,62x54R. A estos se sumaron, por parte de la FAP, 1 Mi-17-1B y 1 Mi-25D Hind D, también armados con lanzacohetes B-8M1 y pods de UPK-23-250, así como 1 Bell 212. Este último cumpliría las funciones de mando y control aéreo.

La Fuerza de Asalto comprendió otros 10 aparatos: 2 Mi-171Sh y 8 Mi-171Sh-P de la Aviación del Ejército (AE), que fueron desplegados discretamente durante la noche anterior a bases, que, por razones de seguridad no pueden ser mencionadas, ubicadas a unos pocos km. de sus objetivos. Sus tripulaciones, así como los efectivos de la FEC y del CE-VRAEM, permanecieron a bordo de sus naves a la espera de la orden. Entraron en acción, aproximadamente, a las 8:40 (H+10), cuando comenzaron las inserciones en Alfa y Foxtrot utilizando el método de rappel, no registrándose resistencia alguna, pues la sorpresa y contundencia fueron absolutas.

Mientras la Fuerza de Ataque se retiraba del área, para buscar a los efectivos de la segunda oleada, las patrullas iniciaron de inmediato la progresión a sus objetivos, capturando en rápida sucesión los emplazamientos en Alfa y Foxtrot, así como en “Charlie”. No se logró ubicar a Víctor Quispe Palomino, quien, herido de gravedad, según reportes oficiales, habría escapado a duras penas de la zona. En Alfa se incautó no solo su fusil, un IWI Galil de 5,56x45 mm, sino gran parte de sus efectos personales, incluido el bastón y gorro que lo caracterizan y  sus ordenadores personales.

Una hora más tarde, alrededor de las 9:30 h., la segunda oleada llegó al área de operaciones, insertando patrullas de la FEC y del CE-VRAEM en los flancos de los objetivos Alfa y Foxtrot, así como en las inmediaciones de los anillos de seguridad, a fin de cortar sus rutas de escape. En esta ocasión, los subversivos ofrecieron una cierta resistencia, logrando impactar, principalmente con fuego de ametralladoras PKM de 7,62x54R, al menos a 6 Mi-171Sh-P de la AE.

La respuesta no se hizo esperar. Un par de Mi-171Sh-P, encargados de misiones CAS (Close Air Support) procedieron a neutralizar las amenazas con las M-134D/H y los UPK-23-250. En los cuatro días subsiguientes, las patrullas de la FEC y del CE-VRAEM progresaron en la consolidación de los objetivos, registrando minuciosamente el terreno en busca del camarada José y de otros altos mandos, como las camaradas Olga y Vilma, importantes elementos del Comité Central y de la Fuerza Militar, combatiendo sin cesar, tanto de día como de noche, con los subversivos, quienes sufrieron un gran número de bajas.

En todo momento, los efectivos de la FEC y del CE-VRAEM contaron con el apoyo aerotáctico de los Mi-171Sh-P de la AE, así como del Mi-17-1B[3] y Mi-25D de la FAP. Además, los Mi-171Sh-P se encargaron de abastecer a las patrullas de municiones, agua y alimentos y de evacuar a sus heridos. El día 15, tras asegurar la zona de operaciones, se ordenó la exfiltración de las patrullas.

La Operación Patriota, objeto de cuestionamientos por parte de supuestos especialistas de tendencia izquierdista, fue en términos prácticos un éxito. Si bien es cierto que no se logró capturar a Víctor Quispe Palomino, camarada José, se desarticuló por completo su sistema de mando, control y comunicaciones, neutralizando la capacidad del Comité Central para comunicarse con sus mandos políticos y militares, y el de Abastecimiento. Se capturó, además. abundante armamento, munición y explosivos, así como equipos de comunicación, computadores, discos duros y USB y documentación, incluidos los códigos de comunicación radial, que fueron puestos a disposición del Ministerio Publico para las correspondientes investigaciones.

Se espera que su análisis generará información de inteligencia que permita eventualmente planificar nuevas operaciones y asestar un nuevo golpe a los subversivos. Las bajas entre los subversivos, principalmente de la columna principal, se estiman en no menos de 25 muertos, con un alto número de desaparecidos y heridos. De momento, no se ha logrado ubicar al camarada José, reportándose por información de inteligencia y monitorización de comunicaciones que se encuentra gravemente herido y en fuga.

Por su parte, las Fuerzas Armadas tuvieron 3 caídos en combate: El suboficial 2° Edín Vásquez Huamán, perteneciente a la 1ª Brigada de Fuerzas Especiales del Ejército; y el Oficial de Mar 2° Marden Valqui Rodríguez de la Infantería de Marina, abatidos el 12 de agosto (día D+1). Además, sufrieron un número no revelado de heridos, que debidamente atendidos fueron derivados al Hospital Militar Central Coronel Luis Arias Schreiber, en Lima.

General de Ejército Manuel Gómez de la Torre, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas.

Los duros y resistentes Mi-171Sh-P de la Aviación del Ejército

Los helicópteros de transporte y combate Mi-171Sh-P Hip H de la Aviación del Ejército fueron, qué duda cabe, vitales en la Operación Patriota. A pesar de críticas y cuestionamientos poco serios y sin fundamento, principalmente en relación a su adquisición, estas naves demostraron una vez más su valía en relación al mantenimiento y a sus capacidades, especialmente su dureza y resistencia en situaciones de combate, para operar en la agreste y variopinta geografía peruana.

En el curso de la Operación al menos 4 Mi-171Sh-P[4] de la AE recibieron impactos de armas ligeras, principalmente de ametralladoras del tipo PKM de 7,62x54R, sufriendo diversos daños, algunos atravesando la estructura, dañando paneles eléctricos, válvulas hidráulicas y tanques de combustible y otros en los estabilizadores y las palas de los rotores principales y de cola. Una de las naves, al momento que culminaba una extracción de personal, fue impactada en uno de sus motores VK-2500, lo que provocó una explosión y daños en la estructura.

El piloto, aplicando su experiencia y los correspondientes procedimientos de emergencia, recuperó rápidamente el control de la nave, volando con un solo motor unos 12 min., una distancia de unos 60 km., hasta La Franja, una pista semipreparada en las inmediaciones de Pichari, donde aterrizo. Poco más de 48 h. después, tras las reparaciones del caso, cambio de motor y pruebas funcionales, volvió a la acción. Las reparaciones en la línea de batalla estuvieron a cargo del Batallón Especializado de Mantenimiento Aeronáutico (BEMAE), que desplazó a sus técnicos a Pichari y a La Franja con sus equipos, herramientas y un amplio stock de repuestos, logrando que las naves dañadas volvieran rápidamente al servicio.

En diciembre de 2013, en el marco del Programa Salkantay de Recuperación de la Capacidad Operativa para el Transporte Aéreo y Apoyo de Fuegos a la Fuerza Terrestre con Aeronaves de Ala Rotatoria del Batallón de Asalto y Transporte Nº 811 de la Aviación del Ejército se adquirieron 24 helicópteros de transporte y combate Mi-171Sh-P a Rosoboronexport por 528,5 millones de dólares. El offset derivado generó 8 convenios específicos valorados en unos 554,34 millones de dólares, cifra que implica la supererogación de las obligaciones por parte de la empresa por un monto de poco más de 25,7 millones.

El más importante fue el equipamiento del Centro de Mantenimiento Aeronáutico del Ejercito (CEMAE) de La Joya, con un valor de 324,4 millones de dólares y los otros consistieron en formación (44,7 millones), documentación (31,9 millones), ensamblaje de los helicópteros (3,7 millones), suministro de asientos (5,3 millones), simulador de vuelo (91,6 millones), soporte de software para ese Simulador (5,8 millones) y equipos de comunicación cifrada (46,7 millones).

Tras un accidente, ocurrido en abril de 2021, la flota de Mi-171Sh-P se vio reducida a 23 aeronaves, de los que, un 70 por ciento se encontraba al momento de la Patriota desplegada en operaciones militares, especialmente en el VRAEM o cubriendo diversas misiones de apoyo y de transporte, tanto de carga y pasajeros, a nivel nacional. El 30 restante estaba sometida, situación que no implica necesariamente inoperatividad, a su mantenimiento regular. Esa flota bordeaba a mediados de agosto las 22.000 horas de vuelo, habiendo transportado poco más de 4.700 ton. de carga y unos 240,000 pasajeros.

Una de las palas de rotor principal de un Mi-171Sh-P de la AE dañada por el fuego de ametralladoras PK de 7,62x54R empleadas por los subversivos. Uno de los impactos arrancó no menos de 30 cm. de punta de la pala.

Los factores clave

Dos factores fueron claves en la Operación Patriota, la decisión de mando y la inteligencia. La primera estuvo basada en dos criterios de selección específicos: inteligencia puntual y predictiva disponible y el irrestricto respeto al marco normativo del derecho internacional humanitario, aplicado a un grupo hostil reconocido, buscando minimizar al máximo los efectos colaterales, tratándose de una acción directa sobre el objetivo; y dos generales, basados en los principios de la guerra y la probabilidad de alcanzar los efectos en cada objetivo.

En lo que a inteligencia se refiere, destaca la labor del G2 del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y de entes especializados de la Policía Nacional, como las direcciones Nacional Contra el Terrorismo (DIRCOTE) y Antidrogas (DIRANDRO). Se realizaron una serie de vuelos de biturbohélices Fairchild C-26B Metro II de la Dirección de Vigilancia y Reconocimiento Aéreo (DIVRA) de la Fuerza Aérea, equipados para realizar misiones de inteligencia, vigilancia y reconocimiento, o ISR (Intelligence, Surveillance and Reconnaissance) y se obtuvieron imágenes del satélite de observación Peru-SAT1, operado por CONIDA (Comisión Nacional de Investigación y Desarrollo Aeroespacial).

En una labor de poco más de un año, lograron en base a análisis de documentación, información de fuentes humanas y monitorización e intercepción de señales de radio, vuelos de reconocimiento e imágenes satelitales, armando por primera vez un paquete de inteligencia con información puntual y detallada de la zona donde se ubicaban los campamentos de la facción disidente de Sendero Luminoso en Vizcatán del Ene en el VRAEM.  (Alejo Marchessini, Corresponsal de Grupo Edefa en Lima)

[1] La M-134D/H es rotativa de 6 tubos, accionamiento eléctrico, tiene una longitud de 80,16 cm. y peso de 28,5 kg. Está alimentada normalmente por cargadores de 1.500 cartuchos (con un peso de 56,8 kg. o bien por especiales de 3.000 o 4.440, de, respectivamente, 94,5 y 134,5 kg. Son capaces, dependiendo de la configuración, de realizar entre 4.000 y 6.000 disparos/min. (dpm), siendo su alcance efectivo de 1.000 m.

[2] Está conformado por un cañón bitubo GSh-23L de 23x115 mm. con 250 proyectiles. Es capaz de realizar 3.000 dpm, siendo su alcance efectivo de 2.000 m. y el máximo de 5.000 m.

[3] El Mi-17-1B de la FAP montaba además 1 M-134D/H. Durante la Operación Patriota, en al menos un par de ocasiones, fue configurado con 4 bombas OFAB 250-270 (HE-FRAG) de 250 kg. Tanto el Mi-17-1B como el Mi-25D realizaron en los días subsiguientes misiones CAS

[4] Los 2 Mi-171Sh asignados resultaron con daños en las palas del rotor principal y de cola. Ambas naves formaron parte de un lote de 6 Mi-171Sh Hip H y 2 Mi-35P Hind F adquiridos a mediados de 2010 a Rusia por 107,9 millones de dólares. De estos, la Aviación del Ejercito recibió 3 Mi-171Sh y la Fuerza Aérea los otros 3 y los 2 Mi-35P.

 

 

 

 

 


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