Cada 7 de noviembre se conmemora el inició de la Revolución rusa de 1917, uno de los grandes protagonistas de ese hecho histórico fue el crucero “Aurora” de la Armada rusa, años antes, en octubre de 1904, hace ahora 120 años, mientras estaba en la ría de Vigo, a punto estuvo de participar en una guerra entre Rusia y Reino Unido.
A finales de 1904, la prensa internacional estaba pendiente de la ciudad española de Vigo (Pontevedra), en cuya ría había recalado el grueso de la Flota zarista camino de Asia para combatir a los japoneses, ante la amenaza de que los navíos británicos que esperaban en sus proximidades los atacasen y empezara una guerra entre ambas potencias europeas.
Uno de aquellos navíos rusos era el “Aurora”, que se haría mundialmente famoso la mañana del 7 de noviembre de 1917, la fecha no concuerda con la designación rusa de la Revolución de Octubre debido a la aplicación del calendario ortodoxo, al disparar el cañonazo que era la señal convenida para empezar el golpe de estado de los bolcheviques contra el Gobierno de Kérenski.
Por aquel entonces, el navío era uno de los pocos supervivientes de la Flota del Báltico que recorrió decenas de miles de kilómetros para enfrentarse a Japón. La guerra ruso-japonesa había comenzado en febrero del 1904, cuando los asiáticos atacaron los territorios chinos bajo control ruso, cuya principal ciudad era Port Arthur, causando grandes bajas a su Flota del Pacífico.
En respuesta, el Gobierno ruso del zar Nicolas II decidió enviar su más poderosa flota, la del Báltico, al escenario, un viaje que duraría meses y muchos problemas logísticos y riesgos. Aquella Flota Imperial rusa estaba compuesta por 11 acorazados, 9 cruceros, 10 destructores, 6 transportes, 2 buques hospital y varios mercantes auxiliares.
El país del sol naciente apenas construía por entonces sus propios navíos militares y los encargaba casi todos a su principal aliado, el Imperio británico. La inteligencia rusa sabía que Japón estaba a la espera de recoger una serie de torpederos en Gran Bretaña, por lo que los navíos de la Flota del Báltico, en su tránsito por el mar del Norte, al detectar la presencia de unos buques cerca de la costa inglesa, que parecían torpederos, mandó abrir fuego. Pese a la gran cantidad de disparos solo se hundió a uno de los posibles agresores e incluso en medio del desconcierto el por entonces muy moderno, se había entregado en 1903, crucero “Aurora” fue dañado por fuego de su propia flota.
Tras el incidente, que pasaría a la historia como el del banco de Dogger o de Hull, la Flota rusa llegó a la ría de Vigo el 26 de octubre, allí tenía una línea de telégrafo directa con San Petersburgo (a la sazón capital de Rusia), consulado y, sobre todo, le esperaban 5 mercantes cargados de carbón para reaprovisionar las calderas de los navíos, que por entonces propulsaba la mayoría de los buques. En la ciudad gallega, el almirante Rojestvenski, que mandaba la Flota, se comunicó con su Gobierno, que le informó que no había sido atacado por japoneses y que había abierto fuego contra pesqueros ingleses, procedentes del puerto de Hull, hundiendo uno de esos barcos y matando a varios pescadores.
Los problemas para el almirante iban en aumento, el Gobierno español se mostraba abiertamente incómodo por la presencia de sus navíos, desplegando incluso el crucero “Extremadura” para evitar inicialmente que repostase el carbón, debido a su cercanía al de Londres. Además, el Gobierno y la opinión pública británica clamaban contra Rusia por el incidente del Hull, por lo que se mandó una potente escuadra de la Real Marina o Royal Navy a las inmediaciones de las Rías Bajas, de la cual se destacó hasta Vigo el crucero acorazado HMS “Lancaster”, para que comprobase in situ la presencia rusa en las aguas gallegas.
El crucero “Aurora” en 1903, en el momento de su entrega, tal y como estaba cuando llego a la ría de Vigo. (foto Sailor of Imperial Russian Navy)
Los británicos exigían explicaciones y reparaciones a los rusos y usaron el bloqueo de la Flota del Báltico, como medida de presión. Pronto varios periodistas internacionales llegaron a la ciudad, la crisis podía como otras que se sucedieron a principios del siglo XX provocar una guerra mundial. Una serie de bloques llevaban varios años aumentando sus gastos militares y compitiendo entre sí. El Kaiser alemán Guillermo II escribió a su sobrino el citado Zar ruso Nicolas II, para preguntarle, que si su aliada Francia (a su vez también de Reino Unido y enemigo de Alemania) le apoyaría y si no prefería aliarse con Berlín en vez de con París.
Para desilusión germana, Rusia prefirió no enfrentarse a Reino Unido, en pleno enfrentamiento bélico con Japón. San Petersburgo necesitaba que la flota llegase lo antes posible al Pacífico, por eso, con la mediación francesa, aceptó pagar 66.000 libras esterlinas, una gran fortuna, a las víctimas británicas del incidente del Hull.
Aunque en todo momento la actitud del Gobierno español fue probritánica, la población pensaba diferente. El almirante Rozhdestvensky era aclamado por las calles de Vigo, puesto que consideraban al Reino Unido como un enemigo que, ante la indiferencia de Madrid, había utilizado a los navíos procedentes de Gibraltar para bloquear la ría gallega.
Tras resolverse la crisis con dicho pago, la Flota rusa pudo continuar su camino, saliendo el 1 de noviembre de aguas gallegas, hasta que finalmente llegaron a duras penas a la zona de guerra. En medio del viaje, conocieron que el puerto al que se dirigían, el referido Port Arthur (actualmente Lüshunkou), había caído el 2 de enero ante las fuerzas de Japón. Sólo les quedó una opción, intentar llegar al puerto ruso de Vladivostok, pero el acceso era a través del estrecho de Corea, controlado por los japoneses, cuando lo intentaban atravesar, en mayo del 1905, fueron interceptados por los navíos nipones, en la que se llamó la batalla de Tsushima.
La derrota naval fue total, Rusia sufrió más de 5.000 bajas mortales y 6.000 de sus marinos fueron capturados, perdieron 30 buques, que sumaban casi 136.000 toneladas, los japoneses, casi indemnes, solo tuvieron 117 muertos y perdieron 3 pequeños torpederos que desplazaban en total 255 toneladas.
El “Aurora” fue uno de los pocos navíos zaristas que logró escapar, llegando a Manila, colonia americana donde, cumpliéndose las leyes internacionales de neutralidad, fue internado junto a su dotación hasta que terminó la guerra. No tuvieron que esperar mucho, en septiembre de aquel mismo año, a consecuencia principalmente de la derrota en la batalla se Tsushima, se firmó la paz.
La guerra entre los bloques europeos estalló finalmente en el verano del 1914, en el curso de una de las múltiples crisis entre potencias de la época, en las cuales España tuvo parte en dos, la mencionada y en la de Tánger, que se cerró en la conferencia de Algeciras de 1906, aunque consiguió ser neutral en dicho conflicto.