La agencia de defensa surcoreana ha defendido la compra de más aviones de combate F-35 para la Fuerza Aérea en el marco del proyecto de refuerzo de capacidades aéreas denominado F-X destinado a mantener la disuasión frente a la agresiva Corea del Norte.
Corea del Sur diseñó una estrategia hace años denominada Kill Chain (Cadena de la muerte) destinado a contrarrestar el peligro de las armas nucleares y de otros misiles y sistemas ofensivos norcoreanos y que tendría a su Fuerza Aérea como principal elemento para su ejecución.
Según el parlamentario Daesik Kang, de la actual formación gobernante, el Partido del Poder Popular, la Administración del Programa de Adquisiciones de Defensa o Defense Acquisition Program Administration (DAPA) en el curso de una reunión del comité de defensa el 1 de julio para discutir la nueva fase del proyecto F-X, insistió en comprar más F-35.
La DAPA concretó que de aprobarse la nueva fase, Corea del Sur recibiría 20 aviones adicionales F-35A, la versión de despegue/aterrizaje convencional, fabricados por Lockheed Martin para su Fuerza Aérea en 2030, y que costarían unos 2.900 millones de euros. El político calificó la adquisición de “apropiada” teniendo en cuenta los avances nucleares y de misiles balísticos de Corea del Norte.
“Es necesario que la Fuerza Aérea de Corea del Sur aumente su capacidad de disuasión frente a Corea del Norte mediante el proyecto F-X, ya que se prevé que a la dicha Fuerza empiece a disminuir su poder aéreo a mediados de la presente década”, dijo.
Se espera que el comité tome una decisión final el 13 de julio, y que la DAPA agilice los procedimientos de seguimiento, reduciendo el tiempo destinado a la tramitación de la compra y de los nuevos cazas de 5ª generación.
Los F-35 de la variante Block 4 para la Fuerza Aérea de Corea del Sur
Lockheed Martin entregó el último de los 40 cazas F-35A Block 3 que la DAPA encargó hace años, a principios de este 2022. Si se aprueba la compra, llegarían 20 aviones de la variante Block 4, que según el fabricante es capaz de burlar los radares enemigos y otros equipos electrónicos, que refuerzan todavía más sus características furtivas o stealth. Además la nueva versión cuenta con un sistema electro-óptico mejorado y puede llevar más armamento, capacidades vitales para poner en marcha la citada estrategia Kill Chain.
El anterior gobierno surcoreano se centró más en el estudio de la compra de un lote de F-35B, la versión de despegue en corto/aterrizaje vertical o Short Take-Off and Vertical Landing (STOVL), como parte del proyecto de futuro portaaviones ligero CVX. Todo pese a que un estudio preliminar realizado entre 2018 y 2019 mantenía que el país necesitaba más F-35A. Pero esa intención, sostenida por el antiguo presidente Moon Jae-in, más proclive a transigir con la dictadura de Corea del Norte, no es la prioridad del nuevo presidente Yoon Suk-yeol.
Incluso si el caza KF-21 de diseño y construcción surcoreano se desarrolla según lo previsto para 2026, a la Fuerza Aérea de Corea del Sur le preocupa poder sufrir una prolongada falta de aviones de combate, de no tener refuerzos adicionales entre 2025 y 2031. En esos años se espera que le pudieran faltar 70 aviones de combate, ante las bajas en curso de los veteranos F-4E Phantom II y F-5E/F Tiger II, teniendo en cuenta lo que requiere su poderosa fuerza aérea para mantener el nivel de disuasión actual. (Julio Maíz Sanz)