(Revista Defensa nº 243-244, julio-agosto 1998) La serie F-100 fue ideada, en sus principio, para cubrir el vacío temporal entre las “Santa María” y las NFR-90, cuando estas últimas ya se iban convirtiendo en utópicas. Antes de cancelarse la fragata multinacional NFR-90 en la segunda mitad de 1989, la Armada Española pensaba obtener cinco ejemplares de ella (F-91 a F-95) por un coste conjunto del orden de los 300.000 millones de pesetas, más 13.500 como octava parte española de los gastos de investigación y desarrollo. Al producirse la cancelación, el Ministerio de Defensa había gastado en el proyecto NFR-90, 1.438.002.736 pesetas (según respuesta dada por el ministro en el Parlamento a principios de 1990) ó 1.459.691.509 (de acuerdo con un informe ministerial de 1991).
En la misma época estaba acabándose de redactar el futuro programa naval o Plan Alta Mar, iniciado en octubre de 1988, para el que se preveía entonces una vigencia económico-industrial hasta el año 2002, cuya primera prioridad eran las fragatas. El Plan requería un mínimo de quince de éstas, es decir, había que aumentar en seis el número existente en la época, contando con la inminente baja de todos los arcaicos destructores aún en servicio.
Para alcanzar la cifra demandada se encargarían dos nuevas OH. Perry/Santa María (las actuales Navarra y Canarias) pero, considerando el diseño limitado y superado, se preconizaba la necesidad de obtener un nuevo proyecto de vocación eminentemente antisubmarina, a reproducir en cuatro ejemplares, que completarían la cantidad deseada. Ya entonces comenzó a conocerse este proyecto como F-100. A largo plazo, y pensando en la sustitución paritaria de la serie Baleares, cobraría vida una nueva serie de cinco, denominada F-110: derivada probablemente de la anterior, pero con especialización antiaérea —sistema de combate superior con misiles Aster 30—. Sería ésta la continuación española del abortado programa europeo NFR-90, pero a concluir pasado el antedicho horizonte del 2002. Más adelante hubo rumores sobre el ingreso de España en el proyecto de fragata anglo-franco-italiana, la actual Horizon, llegando a coincidir en calendario con los planes para las F-110, aunque hoy en día va mucho más retrasada.
Al publicarse en la “Revista General de Marina” (enero de 1990) el Plan Alta Mar, éste parecía ajustarse bien a los fondos presupuestarios previstos por el Objetivo de Fuerza 1988, urgiéndose el comienzo de los trabajos preliminares del proyecto F-100 con vistas a dar, en 1993, la orden de ejecución (el tiempo de obras sería de entre 45 y 42 meses por fragata). Incluso fue establecido el siguiente calendario de construcción:
F-101, comienzo en noviembre de 1993 / principios de 1994, entrega en julio de 1997.
F-102, de noviembre de 1994 a mayo de 1998.
F-103, de noviembre de 1995 a julio de 1999.
F-104, de febrero de 1997 a julio del 2000.
Lo que nadie previó era que el proyecto iba a padecer modificaciones sucesivas tan profundas que acabarían por cambiarlo radicalmente y encarecerla en sumo grado, de suerte que las fragatas que hoy comienzan a construirse sólo tienen en común con aquella primitiva idea el nombre del proyecto. Resultando así que lo que no iba a ser sino un proyecto de transición, un escolta antisubmarino de limitadas prestaciones, ha pasado a convertirse en un buque de mando de considerable tamaño, con muy alta capacidad antiaérea.
foto: Abarloados en Málaga, aparecen la fragata holandesa F-830 “Tjerk Hiddes” y el hermano del español “Patiño”, el A-836 “Amsterdam” Lo positivo de la colaboración hispano-holandesa, en el caso de los AOR, propició que se colabore también en el proyecto “F-100” (Foto: José Mª. Medel Soteras).
De hecho, las sucesivas dilaciones del proyecto (lo mejor ¿enemigo de lo bueno?) llevaron a una situación que, de hecho, refunde los dos proyectos, F-100 y F-110, en uno sólo. Eso sí, de altísimo coste pues, el número final es el de las primeras, las capacidades antiaéreas tal vez superen las que se entreveían para las segundas, y no solo son las sucesoras del ya olvidadísimo programa NFR-90, sino que reemplazarán —incluso fagocitándoles algunos elementos— a las F-70, a razón de cuatro a cinco. Si momentáneamente dejó de hablarse de las ulteriores F-110, que eran las que debían sustituir paritariamente a la serie Baleares, fue porque incluso el actual calendario oficial para las F-100 en construcción se superpone casi exactamente a aquél que en 1989 había establecido el Plan Alta Mar para las F-110. De haberse dado la orden de ejecución en 1997 (exactamente cuando la han recibido las actuales), las F-111 se hubieran construido entre diciembre de ese año y marzo del 2002 —cincuenta y dos meses de obras—, las F-112 de octubre de 1998 al 2003, mientras que las tres restantes debían de comenzarse, respectivamente, en octubre de 1999, octubre del 2000 y agosto del 2001. Véase que el mes de iniciación de esta última coincide con el actualmente previsto para la F-104.
A fines de 1997, el almirante jefe del Estado Mayor volvía a mencionar el proyecto F-110 como escolta menor y más barato que las F-100, cuyo desarrollo contemplan los planes futuros de la Armada para reemplazar a las corbetas de la serie Descubierta, es decir, no como prioridad inmediata. Posiblemente se mantenga el número de cinco, al objeto de asegurar un inventario de quince fragatas.
LOS HITOS DEL PROYECTO: PRE-VIABILIDAD
Los primeros estudios sobre lo que ya se llamaba proyecto F-100 comenzaron a mediados de 1989 pensándose, en aquel entonces, en un buque de unas 3.000-3.500 ton. a plena carga. No había la menor intención de basarse en el diseño norteamericano Santa María/Perry, que aún construía Bazán, pero sí hubiera sido posible partir de algún proyecto previo de la firma: de hecho, las formas de casco derivarían de la familia denominada Bazán 82. Desde luego, estaba previsto aplicar la experiencia adquirida con la fallida NFR-90, aunque ahora con muchas menos prestaciones y menos costo. Sin embargo, la nueva fragata integraría un sistema de combate de última generación.
Uno de los caminos sugeridos por el Plan Alta Mar era la colaboración con Marinas aliadas siempre y cuando sus necesidades operativas fuesen semejantes a las españolas. Se procuraría sacar partido, en ese sentido, de los esfuerzos y conocimientos adquiridos en la NFR-90, compartiéndose tal vez con socios extranjeros el desarrollo de la propulsión con sus controles, instalación eléctrica, generadores, seguridad interior, supervivencia, reducción de la vulnerabilidad, estabilidad y resistencia al choque. Eso sí, tras establecerse contratos bilaterales de l&D, preferentemente con Marinas de la OTAN, en campos parciales y concretos. O sea, no se quería realizar un proyecto conjunto, ni siquiera tener más de un socio en cada campo de cooperación. Sin duda, la experiencia del proyecto multinacional NFR-90 continuaba flotando, ahora como un mal fantasma.
foto: La fragata “Santa María” en el Golfo de Cádiz. Al encargarse dos nuevas fragatas de esta clase, ya se consideró ese programa superado preconizándose uno nuevo: el de las “F-100” (Foto: A.L.F.).
La pre-viabilidad, realizada en la Bazán ferrolana, dada de 1990, siendo completada en junio de aquel año. La fragata virtual ya había crecido hasta unas 3.500 ó 4.000 ton., con 30 nudos máximos y vocación eminentemente antisubmarina, aunque seguía sin estar muy definido el conjunto de los requisitos técnicos. Era preciso hacerlo urgentemente, al exigir esta vez la Armada un calendario muy ajustado —más que en anteriores trabajos entre Bazán y firmas subcontratistas— y porque el desarrollo del proyecto debía comenzar en 1991. Según el presidente de Bazán, la plataforma recibiría un sistema de combate original, dimensionado específicamente para el proyecto y con subsistemas propios, no copia de cualquier otro ya existente. La firma llevaría a cabo el proyecto e integraría los sistemas, importándose algunos de ellos. Según una fuente oficiosa, con un sistema de combate capaz de seguir cuatro grupos simultáneos de blancos, no embarcaría más que dieciséis misiles antiaéreos Aster, en cuyo desarrollo (sistema SAAM) aún colaboraba España en la época. En 1991, tras el desembolso de 466 millones de pesetas (proyecto OTAN de sistema antiaéreo embarcado) más 87 (misil superficie-aire de medio alcance), el Ministerio de Defensa español abandonó su cooperación europea en este campo alegando insuficiencias presupuestarias.
HITOS: LA VIABILIDAD
El proyecto de viabilidad de las fragatas, debido fundamentalmente a ISDEFE (Ingeniería de Sistemas de Defensa de España, S.A.), Bazán e INISEL, fue desarrollado entre Mayo de 1991 y julio del año siguiente. No obstante, dicho proyecto fue encomendado por la Armada a ISDEFE como contratista único, con diez meses de plazo. Esta firma consultora acordó la realización de la plataforma con Bazán, y distintos expedientes del sistema de combate con FABA (Fábrica de Armas de Bazán) y SMC, escogiendo también miembros de empresas electrónicas, como INISEL y CESELSA (hoy las dos Indra).
En total se crearon 42 paquetes de trabajo, referidos a 73 productos. Una sola oficina de proyecto acogió al grupo de la Marina y al industrial. Sus objetivos fundamentales fueron identificar qué buque básico satisfacía al NST (NATO Staff Target), sentar qué bases de diseño debía tener el sistema de combate —sobre todo arquitectura y bus—, estudiar qué podían aportar unos posibles socios tecnológicos y cuáles serían las necesidades de la industria española en tecnología y financiación, si se implicaba en el programa de acuerdo con los requisitos del Ministerio. Además, también era misión suya la preparación de la siguiente fase de definición. Al final fueron analizadas las diferentes alternativas: 5 plataformas (3 según otra fuente), 4 de disposición general, 12 de propulsión y 10 de sistema de combate. Así pudo definirse, finalmente, un concepto de buque básico que cumplía todos los requisitos operativos y se aproximaba al objetivo de coste.
foto: Evolución del proyecto “F-100” Composición a partir de una ilustración de la “Revista General de Marina”
En relación con el sistema de combate, fue creado un modelo lógico cuyo desarrollo proporcionó dos posibles arquitecturas: una preveía el uso de concentradores, mientras que la otra era totalmente distribuida. En ambos casos se definieron siete subsistemas funcionales, todos ellos llamados a utilizar el lenguaje militar ADA y conectados al Sistema Integrado de Control de Plataforma: Dirección de Combate, Guerra Antiaérea, Guerra Antisubmarina, Guerra contra Superficie, Guerra Electrónica, Comunicaciones y finalmente Navegación y Control de la Plataforma. Las áreas no directamente tácticas, es decir, las dos últimas, estarían federadas.
Una vez analizados los cambios en la situación estratégica europea y mundial y completada -la viabilidad, la principal capacidad teórica del proyecto había evolucionado hacia una fragata polivalente y mayor, mucho más antiaérea que antisubmarina, menos interesada en la velocidad que en un sistema de combate, habiendo aumentado el número de misiles antiaéreos de lanzamiento vertical a treinta y dos.
Los nuevos requisitos establecidos por la viabilidad perfilan un mediano tamaño (ya llegaba a las 4.000-4.500 ton.), coste contenido, tecnologías avanzadas y alta nacionalización (80 por cien). Se pretendía que fuesen españoles la electrónica, sistema de combate y la defensa antimisil mientras que, para reducir riesgos, quedarían fuera los equipos no acabados de desarrollar en 1996.
Secundariamente, había que aprovechar al máximo la infraestructura logística de la Armada, con el menor coste de vida y alta automatización para minimizar la dotación; el sistema de combate sería de arquitectura distribuida.
El NST centraba las prestaciones operativas genéricas en una elevada capacidad antiaérea, buena antisubmarina y disponibilidades discretas en guerra electrónica y antisuperficie, así como detectabilidad baja, además de buenas comunicaciones (satélite y links, incluso con el helicóptero), buena supervivencia y cualidades náuticas, y autonomía de 4.500 millas.
foto: Evolución del proyecto “F-100”, de arriba abajo (diseños oficiales): en 1992, en 1994 (única que tiene sólo perfil, no alzado) y en 1996.
Decisión fundamental al completarse la viabilidad, y necesaria antes de entrar en la definición de proyecto, era la selección de posibles socios tecnológicos extranjeros. Cabía continuar un proyecto estrictamente nacional, que sólo importaría equipos muy específicos, software o materiales de difícil o imposible obtención en España. Una segunda posibilidad era la ya expresada en la previabilidad, un proyecto también nacional, aunque contando con socios tecnológicos, uno o varios, tanto Marinas como empresas. La tercera opción era volver a un programa conjunto con otras Marinas, ya fuese centrado apenas en el sistema de combate, ya para el buque completo.
Debió de ser por aquel entonces cuando comenzó a perfilarse una posible continuación del proyecto en colaboración con Holanda, aún retrasando la entrega hasta los primeros años del siglo XXI: la Armada holandesa necesitaba reemplazar sus dos Tromp con escoltas antiaéreos, y comenzaba a dar buen resultado la asociación con ella para los proyectos del Patiño y del incipiente Galicia. Además, la industria de los Países Bajos (Signaal, concretamente) había demostrado una excelente calificación en la producción de sistemas electrónicos navales no muy sofisticados, y ya estaba introduciéndose en tecnologías avanzadas.
Veamos qué fue lo que se decidió.
HACIA LA DEFINICIÓN
Según los procedimientos PAPS (Periodic Armament Planning System), el paso siguiente al proyecto de viabilidad era el de definición, a desarrollar en 18 meses. La previsión, que no se cumplió en absoluto, hablaba de realizarla desde septiembre de 1992 a febrero de dos años después. De la fecha en que concluyese la definición hasta acabar 1997 debía realizarse el diseño de detalle + desarrollo + integración del sistema de combate, simultáneos con el diseño de detalle de la plataforma a terminar en enero de 1998. De esta suerte, la construcción de la F-101 estaba previsto que tuviese lugar entre marzo de 1995 y abril de 1999, y los últimos 12 ó 18 meses de obras incluirían la integración del sistema de combate en la plataforma. Las pruebas de aceptación por parte de la Armada durarían 4/6 meses, más o menos entre mayo y octubre de 1999, para acabar con la entrega provisional. Las tomas de decisiones más trascendentes se ubicaban en el tiempo al comienzo de la fase de definición y a su final, cuando debía cursarse la orden de ejecución.
Si nada de esto pudo llevarse adelante fue porque al completarse la fase de viabilidad el proyecto perdió continuidad. En el periodo de indefinición que siguió, superior a un año, radica la culpa principal del retraso en el programa. No obstante, ello supuso también alguna ventaja, como fue alcanzar una mejor visión sobre lo que debía de ser el sistema antiaéreo y sus misiles, decidiéndose cambiar los nonatos Aster por la última evolución del Standard. Acto seguido se concluyó que los radares de antena rotatoria no consentirían aprovechar adecuadamente estas armas, concretándose, en 1993, una aproximación a la Armada holandesa y a su proyecto de radar multifunción APAR de antenas fijas, entonces aún en fase de definición incipiente.
foto: Destructor USS “Ramage” DDG-61, de la clase “Arleigh A. Bourke”. En un momento dado se sugirió que las “F-100” podrían ser una versión simplificada de estos destructores (Foto: José L Guerrero González).
En el mismo año, se estableció un convenio entre los jefes de Apoyo Logístico de Alemania, España y Holanda. Un acuerdo de cooperación (MoU, Memorandum of Understanding) entre Royal Schelde (Holanda, para fragata LCF, Luchtverdedigings en Commando Fregat), consorcio Blohm & Voss/ARGE F-124 (Alemania) y Bazán fue firmado el 9 de septiembre de 1993 (según otras fuentes, en noviembre de ese año o septiembre del siguiente). También en septiembre o noviembre de 1993 fructificaba un acuerdo entre HSA e Indra para el desarrollo del sistema de combate de arquitectura distribuida, a derivar del HSA Sewaco FD. El 27 de enero de 1994 sancionaron en Maastricht otro Memorandum of Understanding entre las tres mismas Marinas, destinado éste a acometer las fases respectivas de definición de proyecto entre los tres diseños de fragata paralelos: como parte fundamental figuraba un sistema común de defensa aérea. Previamente hubo entre Holanda, Alemania y Canadá otro MoU sobre el radar APAR mientras que, por su parte, FABA tomó de FMC la licencia para manufacturar el Vertical Launcher System VLS Mk41 en octubre de 1993.
DEFINICIÓN
La orden de ejecución para la fase de definición del proyecto F100 data de noviembre de 1993, llevándose a cabo entre diciembre de aquel año y julio de 1995, aunque su terminación estaba prevista para diciembre siguiente. Los contratistas principales fueron Bazán, el Grupo Indra, SAES y HSA (Hollandse SignaalApparaten).
El motivo de no completar la definición en diciembre fue que, en junio de 1995, la Armada Española abandonó el sistema TFC-AAW (Trilateral Frigate Cooperation, Anti-Air Warfare) con el radar APAR, al decidirse por el sistema Aegis. Un cambio debido a la consideración del riesgo que el APAR conllevaba, comprometiendo el calendario del programa (*) Fue ampliada así la fase de definición, denominada Fase de Transición al Aegis, que duró de julio de 1995 al mismo mes del año siguiente. Sin embargo, continuó la cooperación trilateral, firmándose, para la construcción, un nuevo MoU entre España, Alemania y Holanda el 9 de julio de 1996.
(*) No deseando prolongar más este trabajo, procuremos explicar este aspecto más detalladamente en un futuro dedicado al sistema de combate.
DILACIONES
En realidad, aunque todos los grandes programas de este género padecen inevitables retrasos, los que afectaron a las F-100 fueron muy inferiores a lo que se cree pues ya en 1992, el secretario de Estado para la Defensa indicaba que sólo en 1995, como muy pronto, se dispondría de fondos para iniciar la construcción de la serie, a incluir en un Plan Quinquenal 1992-96. Ya avanzado ese 1992, Bazán decía que esperaba firmar el contrato en 1996. En la práctica, el proyecto fue presentado en febrero de ese mismo año al Gobierno para su aprobación por el Consejo de Ministros.
De hecho, la única situación de estancamiento había tenido lugar entre la fase de viabilidad y la de definición, unos 16 meses inactivos, aunque los últimos de ellos vieron la firma de algunos acuerdos que aseguraban ya la continuidad.
Con todo, mediado 1995 comenzaron a esparcirse rumores que amenazaban no el programa en sí, sino a su volumen: en septiembre escuchamos que el Ministerio de Defensa estudiaba seriamente la posibilidad de encargar sólo dos F-100, porque el presupuesto no podría absorber el coste de cuatro. La decisión se tomaría asumiendo la perspectiva de ampliar la serie más adelante, a pesar de que esta alternativa habría de incrementar severamente el precio por barco. En octubre, el diario “El País” reiteró la insinuación, esta vez sugiriendo la reducción de la serie a tres fragatas, que podrían incluso ser una versión simplificada de los destructores Arleigh Burke norteamericanos. Todas estas dilaciones eran, sin duda, consecuencia de la elección del sistema Aegis, que encarecía notoriamente el proyecto.
foto: El relevo de las “Baleares” tendría que haber sido la “F-110”, una variante de la “F-100” (Foto: Diego Quevedo Carmona).
Sin embargo, en enero de 1996 Bazán nos aseguró que la orden de ejecución aludía a las cuatro F-100 programadas, centrándose el problema temporal en las inminentes elecciones generales (4 de marzo). El contrato se daba por seguro, en cuanto que el presupuesto de 1996 ya contemplaba una pequeña cantidad —1.596 millones— para el programa, suficiente para ir acopiando los primeros materiales. Sorprendentemente, alguna emisora de televisión llegó a asegurar, después del Consejo de Ministros del 9 de febrero, que éste había aprobado la construcción de las cuatro F-100. De hecho, el Gobierno del momento (PSOE) prefirió dejar la decisión a su sucesor (PP), que se tomó su tiempo volviéndose a hablar en mayo del propio 1996.
Cuando el 27 de septiembre siguiente fue aprobado el presupuesto para 1997, éste contenía una partida importante para las F-100 (11.731 millones; una fuente dijo que sumarían 12.315 entre los fondos de 1997 más los del 98), con lo que la construcción se dio por sancionada. En octubre hubo un acuerdo de financiación entre el Ministerio de Defensa y el de Economía e Industria. Las cuatro fragatas fueron definitivamente aprobadas en enero de 1997. Aún asistimos a alguna diatriba parlamentaria, ya que la cifra para 1997 no aparecía en el presupuesto de Defensa, declarando el Gobierno que la proveería un crédito reembolsable, proporcionado por el Ministerio de Industria.
EVOLUCION |
|||
ESTATICA |
5.761 |
4.514 |
4.400 |
DINAMICA |
28,5 |
29 |
28 |
ARMAS |
SM-2MR Block IV ESSM |
SM-2MR |
¿Aster 30? Aster 15 |
DOTACION |
218 sin helicópteros |
200 |
200 |
ECONOMICA |
63.098 (1995) |
30.000 ó 40.000 |