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Jueves, 21 de noviembre de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Corea del Norte tendría en nómina miles de informáticos trabajando con identidades falsas para financiar su programa nuclear

Algunas capturas de documentos publicados por Seúl sobre el funcionamiento de esta red (Gobierno de la República de Corea)
Algunas capturas de documentos publicados por Seúl sobre el funcionamiento de esta red (Gobierno de la República de Corea)

Corea del Norte mantiene su habitual pulso con sus vecinos de la región mediante el regular lanzamiento de misiles balísticos e incluso pruebas de sus dispositivos nucleares. En un régimen tan herméticamente cerrado como el de Pyongyang es difícil obtener financiación y divisas con los que financiar estos desarrollos, pero el país parece haber encontrado en los trabajadores informáticos que ofrecen sus servicios online un nuevo canal de financiación.

Según recientes noticias publicadas en medios de Corea del Sur, Seúl habría detectado una vía en la que Pyongyang está obteniendo fondos para financiar sus programas militares, incluyendo el desarrollo de ingenios nucleares y sus vectores de lanzamiento en forma de misiles balísticos.

Se trata del uso de las plataformas de trabajo online en las que sobre todo se emplean profesionales del sector de las tecnologías de la información (Information Technology o IT), para que, de forma organizada y sistemática, miles de informáticos norcoreanos, formados en las mejores instituciones, ofrezcan sus servicios, utilizando la discreción que permiten estas páginas web.

Es importante destacar que no se trata de hechos aislados, ni de ciudadanos norcoreanos residentes en terceros países que aisladamente trabajan de esta manera, sino que se trataría de un sistema bien organizado. Según este plan estatal, desde hace dos décadas, miles de trabajadores ubicados en Corea del Norte o fuera, se ven obligados a financiar al régimen norcoreano con decenas de millones de dólares al mes.

Los orígenes hay que buscarlos en la década de los noventa cuando los primeros trabajadores norcoreanos se ofrecieron a compañías internacionales del sector de las telecomunicaciones, principalmente chinas. Estos trabajaban como subcontratistas para empresas chinas y sus ganancias no eran elevadas.

Hasta entonces los trabajadores norcoreanos que trabajaban en el extranjero y enviaban sus remesas al país se empleaban principalmente a la construcción, la hostelería, las fábricas de ropa o la pesca en áreas como China, Oriente Medio o África. Este perfil de trabajadores vio dificultado su acceso a los mercados internacionales debido a las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas, con lo que las remesas cayeron.

Sin embargo a mediados de la década del 2000 se produce lo que podría considerarse un hito puesto que trabajadores norcoreanos del Centro de Supercomputación de Corea del Norte (Korea Computer Center o KCC, un centro de I+D gubernamental) que trabajaban en Yanji y Hunchun (China) se sintieron agraviados por sus bajos sueldos que cobraban en comparación con sus homólogos chinos y decidieron estudiar la posibilidad de trabajar por su cuenta.

Así funciona el sistema establecido (Gobierno de la República de Corea)

Recurrieron a plataformas online estadunidenses como oDesk.com y eLance.com para ofrecer su cualificación en proyectos informáticos y en el área de telecomunicaciones e información. Sin embargo lo hicieron creando cuentas falsas que les hacían parecer ciudadanos europeos cuando realmente no salieron de Corea del Norte. El bajo nivel de inglés se explicaba a sus empleadores porque decían no ser eran hablantes nativos.

Este canal se incrementó mientras las plataformas no exigían datos comprobables sobre el país de residencia o la identidad del personal contratado, convirtiéndose en una fuente principal de recursos desde mediados de la década de 2010.

Las dos webs citadas (oDesk.com y eLance.com) se fusionaron en 2013 creando upwork.com convirtiéndose en la principal plataforma de trabajo online de los Estados Unidos, con un crecimiento exponencial desde entonces con lo que las divisas no paraban de fluir hacia Corea del Norte. Otro canal empleado desde entonces es la web australiana freelancer.com, donde igual que en Estados Unidos, los sueldos de los trabajadores independientes del sector de las telecomunicaciones son altos.

Según los cálculos de Seúl, la cifra de trabajadores del sector de las tecnologías de la información (TI) norcoreanos que usan estos canales oscila entre los 5.000 y 10.000 trabajadores y sus sueldos medios mensuales están en torno a los 5.000 dólares. Además entre esta masa de trabajadores no solo se encuentran los ingenieros o programadores más cualificados sino gran número de empleados de formación media pero que sin embargo acumulan muchísimas horas en proyectos de menor sofisticación.

A través de estas plataformas los trabajadores pueden desarrollar varios proyectos simultáneamente, con lo que un desarrollador bien formado podría obtener sueldos mensuales de entre 30.000 a 50.000 dólares mensuales, sueldos no equiparables en Corea del Norte ni entre los trabajadores mejor formados, procedentes de centros de formación como Kumsong o Changdok, ambas en Pyongyang.

Actualmente, entre los trabajadores norcoreanos que sí se han desplazado al exterior para trabajar, destacan los ubicados en China seguidos por Rusia y después Oriente Medio y otros países del Sudeste Asiático. Estimaciones muy conservadoras de las administraciones surcoreanas apuntan a que un promedio de 5.000 trabajadores obteniendo sueldos medios de 5.000 dólares supondrían 25 millones de dólares mensuales, cifra probablemente mucho más elevada en la realidad.

Estas mismas administraciones surcoreanas alertan de los problemas derivados de la contratación de estos trabajadores norcoreanos. Estos van desde la competencia desleal cuando ofrecen sueldos por debajo del valor de mercado, efectos los legales derivados de suministrar datos falsos sobre identidad o residencia a las empresas que los contraten e incluso violar las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. (José Mª Navarro García)

 

 

 


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