El Reino Unido también está en pleno rearme nuclear, ante la amenaza de Rusia, así, el pasado 20 de marzo tuvo lugar la ceremonia de la “puesta de la quilla” del primero de los nuevos macro submarinos nucleares portadores de misiles balísticos de la clase Dreadnought, que operará la Real Armada o Royal Navy británica.
La importancia del acto viene dada por la presencia del primer ministro del Reino Unido, Sir Keir Starmer, presidiendo la ceremonia realizada en los astilleros Barrow-in-Furness (noroeste de Inglaterra) de la empresa BAE Systems Submarines. Se trata del primero de los cuatro de los futuros submarinos nucleares portadores de misiles balísticos o SLBM (Submarine-Launched Ballistic Missile) de la referida clase, que reemplazará a la clase Vanguard actualmente en servicio.
La ceremonia de colocación de la “quilla”, para ser concreto de uno de los anillos que formarán el primer ejemplar (será el SLBM HMS “Dreadnought”) se produce en la localidad de Barrow casi una década después del inicio de la ceremonia del primer corte de chapa en 2016. Lo que demuestra los grandes problemas que ha sufrido el programa, a pesar de las grandes cantidades aportadas.
El acto contó, además de con la presencia del primer ministro o premier Starmer, con las del secretario de defensa de Reino Unido, John Healey; y en representación de BAE Systems asistió Steve Timms, el actual director general de submarinos de la empresa. Cabe destacar a su vez, que al tratarse no sólo de un importante hito para el programa Dreadnought, sino que también de una celebración por los más de 150 años que la mencionada ciudad lleva involucrada en la construcción de buques destinados a la Royal Navy, el rey Carlos III también se “sumó” desde Londres al evento, a través del otorgamiento del título de “Real” al puerto de Barrow.
La presencia del premier se debe a la clara y decidida apuesta que hace este político laborista, a diferencia de otros, para reforzar la capacidad de defensa de Europa frente a la Administración Trump, que últimamente da un más que preocupante discurso acerca del futuro del apoyo de Washington a sus aliados europeos de la OTAN. Se ha de tener en cuenta que los nuevos submarinos de propulsión nuclear serán la principal baza de respuesta propia del Reino Unido en el campo del armamento nuclear, cuando sustituyan a sus actuales SLBM de la clase Vanguard; o V. En la parte Europea de la OTAN sólo cuentan con capacidad de respuesta con armamento nuclear, el citado Reino Unido y Francia, que también está modernizando sus capacidades en este campo.
Los futuros Dreadnought desplazarán unas 17.000 toneladas, tendrán una eslora de 153.6 metros y una manga de 12.8 metros; dentro de su casco podrán trabajar y vivir más de 130 personas, la mayor parte de dotación, aunque también transportarán equipos de operaciones especiales y/o agentes secretos. Según afirmó un portavoz de la Royal Navy: “Hablamos del submarino más grande y capaz que haya operado la institución en su historia”, previendo también que la flota compuesta por cuatro unidades (además del HMS “Dreadnought”, el HMS “Valiant”, el HMS “Warspite” y el HMS “King George VI”) pueda alcanzar una vida útil superior a las tres décadas.
Según el Ministerio de Defensa de Reino Unido, el programa de construcción liderado por BAE Systems Submarines generará cerca de 30.000 puestos de trabajo en territorio británico, involucrando también a más de 1.500 proveedores en el proceso. En términos de inversión, desde la multinacional BAE Systems se ha afirmado que está previsto que esta ascienda a más de 7.500 millones de libras (8.908 millones de euros), mientras que en obras para adecuar los astilleros de Barrow para la construcción de los submarinos fueron invertidas ya cerca de 1.000 millones de libras (1.188 millones de euros). (Julio Maíz)