Anticiparse a lo que pueda devenir, con acciones previas bien planificadas y estructuradas, puede suponer una ventaja militar que haga que el éxito pretendido para una determinada operación tenga muchas más posibilidades de completarse de forma positiva. Ese es uno de los objetivos de diferentes estructuras de la Armada española que trabajan en la División de Planes (DIVPLA), donde llevan ya tiempo valorando, definiendo y estructurando cómo van a ser las capacidades que se tendrá, o se deberían tener, en las próximas décadas y dentro de esa actuación se enmarca, con especial fuerza, todo lo relacionado con las Operaciones Anfibias que permitirán proyectar hombres y material a un determinado punto del planeta.
La actual capacidad expedicionaria de la Armada, sustentada tanto por el Grupo Anfibio y de Proyección de la Flota (GRUPFLOT) en lo que a navíos se refiere como por la Brigada de Infantería de Marina “Tercio de Armada” en lo que son los efectivos y equipos que se llevarán a un determinado entorno operativo, va a ser mejorada de forma sustancial tanto con nuevas capacidades como con nuevos buques.
Los navíos que ahora se diseña contarán con dique inundable al que se accedería por la popa para facilitar las operaciones de desembarco de los futuros SSC. (Octavio Díez Cámara)
Para abordar la consecución de estos últimos, que van a ser un pilar imprescindible para las Operaciones Anfibias que se tengan que llevar a cabo en las próximas décadas, se ha avanzado ya con algunos hitos documentales propios de un proceso de análisis y definición de lo que la Armada pretende conseguir. Lo que se necesita, fundamentado con los llamados Documentos de Necesidades Operativas (DNO) que habrían sido ya validados al más alto nivel, requiere de la elaboración de otros que se encuadran dentro de lo que son los Requisitos de Estado Mayor (REM) en los que se está ya trabajando.
La Armada tendrá, en una fecha que podríamos encuadrar dentro de los últimos meses de este 2025, estos últimos. Por lo que sabemos, a los navíos L-61 Juan Carlos I, L-51 Galicia y L-52 Castilla, que son los tres pilares actuales de la capacidad de proyección por mar de las Operaciones Anfibias y que tienen sus respectivos programas de modernización programados o en marcha, se van a sumar otros tipos de naves que apuntalarán un proceso de crecimiento sustancial de las capacidades de la Armada en este entorno concreto.
El futuro buque anfibio
Se trabaja en definir cómo será el futuro buque anfibio tipo portaaviones, un diseño que se sustentaría sobre un concepto LHD (Landing Helicopter Dock) en el que la plataforma combina, de la forma más adecuada para responder a los requisitos que se le exijan, tanto una pista de vuelo donde puedan operar aviones y helicópteros cómo un dique inundable para poder lanzar oleadas de medios asociados a los desembarcos.
El primero de esos nuevos LHD tendrá más capacidades que el L61, probablemente será mayor en eslora y desplazamiento, y debería estar listo en la primera mitad de la próxima década para poder abordar después la llegada de un segundo; también, podría tener, en función de lo que sean las prestaciones que se le pidan, diferentes funcionalidades respecto de lo que hoy es más clásico, una apuesta en la que se van a aprovechar avanzados sistemas informáticos que permiten visualizar de antemano diseños optimizados para el entorno naval de la Armada.
Antes de 2035 deberían, si se cumplen las actuales planificaciones, estar en servicio 7 SSC que serán aerodeslizadores para proyectar tropas y material hacia la costa. (Naval Sea Systems Command)
No hay que olvidar que esos portaaviones nuevos no son lo único que reforzará las Operaciones Anfibias y que también se contemplan dos nuevos navíos LXX y 7 conectores (SSC, Ship to Shore Conector) -básicamente, un aerodeslizador-, que complementarán las actuales capacidades de la Armada y llegarían durante la próxima década para ir reemplazando también a conceptos y diseños que no se corresponderían con lo que en el futuro se necesitará. (Octavio Díez Cámara)
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