Las previsiones de la Armada española en lo que a nuevas construcciones se refiere son especialmente potentes, se van a obtener diseños novedosos que reforzarán las actuales capacidades y permitirán, de forma más eficiente, ejercer el poder naval en el mar y sobre tierra. Uno de los planes que avanza a buen ritmo y es el que se refiere a la futura corbeta.
Es un tipo de buque de mediano porte en lo que es su tamaño con el que se pretende reemplazar a las dos últimas corbetas del tipo Descubierta, las P-76 y P-77 ya dadas de baja, y a los cuatro patrulleros del tipo Atalaya que, previsiblemente, se mantendrán en activo hasta que entre en servicio el nuevo tipo que los sustituye.
España, aprovecha en su obtención los proyectos de Cooperación Estructurada Permanente (PESCO, Permanent Structured Cooperation) de la Unión Europea y algunas partidas generadas desde el Fondo Europeo de Defensa (EDF, European Defence Fund). Además, para esta corbeta, definida en primera instancia como EPC (European Patrol Corvette) y más adelante como MMPC (Multi Modular Patrol Corvette) se apuesta por una cofabricación que, liderada de momento por un consorcio en el que participan Francia, Italia y la española Navantia, permitirá unir sinergias y reducir tanto los costes de adquisición como los de mantenimiento y modernización futura.
Dos diseños
Sobre la corbeta con la que se dotará a la Armada, decirles que es un desarrollo multinacional en el que también participarían Grecia y Rumanía. Se aspira a construir una treintena de ellas, de las que 6 serán para España, el concepto apuesta por un diseño modular y multipropósito que dará lugar a dos familias de buques diferentes. Uno más especializado para el combate, designado FCM, y otro con mayor radio de acción al que se llama LRM, el diseño por el que el Ministerio de Defensa español ha decidido optar.
A día de hoy se conocen ya algunos detalles de un concepto que ha ido evolucionando para dar lugar a un navío que previsiblemente llegue a la Armada española coincidiendo con los últimos años de esta década. Si todo avanza como está planificado ya, el corte de chapa podría iniciarse en un par de años, la botadura de la primera un año más tarde e iniciarse las entregas poco después, sobre 2030. En estas corbetas se sumará el esfuerzo multinacional europeo y se integrarán algunos elementos surgidos de lo que se define como Programa Nacional que ha liderado la Dirección General de Armamento y Material.
Características técnicas
Sobre los detalles más técnicos señalar que tendrán poco más de 100 metros de eslora, desplazarán más de 3.000 toneladas y contarían con una tripulación de unos 100 efectivos. El concepto de la corbeta LRM, que será el que recibirá la Armada, incorpora una planta propulsora con motores diésel que alimentan dos ejes, tiene un radio de acción superior a las 8.000 millas e incluirá capacidades como la de incorporar contenedores con determinados equipos o la de llevar embarcaciones neumáticas que faciliten operaciones de abordaje.
Su armamento es potente en lo que a combate se refiere. A proa podría situarse un cañón de 76/62mm en su versión Super Rapid y en el diseño se observa un lanzador VLS (Vertical Launching System) para misiles como los ESSM (Envolved Sea Sparrow Missile) que pueden desarrollar cometidos antiaéreos y antimisil. Incorporará otros cañones de tiro rápido, la posibilidad de incorporar lanzadores de torpedos a futuro y contará con un helicóptero que podría realizar acciones sobre diferentes objetivos lanzado tanto misiles como torpedos. El buque, con formas furtivas, incorporará espacio para sistemas autónomos UXV y se contempla que incorpore sonar remolcado tipo CAPTAS. (Octavio Díez Cámara)
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