Australia está valorando la compra directa de submarinos nucleares a Estados Unidos, que se entregarían la próxima década, conscientes de que necesitarán más tiempo para poder construirlos localmente.
La preocupación de que no puedan construir submarinos de propulsión nuclear en el país hasta la década de los cuarenta del presente siglo ha ido creciendo, a pesar de que el anterior Gobierno había previsto que podrían empezar a hacerlo en 2036 en virtud del pacto de defensa AUKUS suscrito con Estados Unidos y Gran Bretaña.
En un momento en el que China está aumentando rápidamente su poderío militar, especialmente el naval, Australia se enfrentaría a una importante carencia de capacidades si no tiene el primer submarino nuclear en servicio para 2038, que será cuando sus submarinos convencionales de la clase Collins comenzarán a ser retirados.
El diario norteamericano Wall Street Journal informó el fin de semana que el gobierno de Biden estaba explorando un acuerdo para poder acelerar la puesta a disposición de submarinos de propulsión nuclear a la Real Marina de Australia o Royal Australian Navy (RAN) mediante la producción de los primeros en Estados Unidos.
La idea es proporcionarles una pequeña flota a mitad de la década de los treinta, mientras se continua el esfuerzo a largo plazo para generar localmente capacidades, incluyendo una elevada transferencia de tecnología, para producir allí sus primeros submarinos nucleares.
La medida tendría consecuencias políticas, ya que los trabajadores del sur de Australia y el movimiento sindical probablemente no estarían contentos con la decisión de construir dichos submarinos en Estados Unidos.
Múltiples fuentes del nuevo gobierno laborista australiano insistieron en que no se había tomado ninguna decisión y que todas las opciones seguían sobre la mesa, incluida la de dotar a la Real Marina de Australia de una pequeña flota provisional de submarinos convencionales de propulsión diésel-eléctrica.
Los modernos submarinos de la clase “Virginia”, podrían inspirar la base de los futuros australianos. (foto US Navy)
Un portavoz del viceprimer ministro y ministro de Defensa, Richard Marles, afirmó que el gobierno “todavía está haciendo las consultas para establecer el camino óptimo para que Australia adquiera la capacidad (…) Como ha dicho el viceprimer ministro, es importante conseguir la capacidad lo antes posible”.
La semana pasada se cumplieron 12 meses del histórico acuerdo AUKUS, por el que Australia canceló un contrato de 90.000 millones de dólares (cuyo valor es cuasi parejo al del euro) con Francia para dotarse de submarinos convencionales y se comprometió a construir nucleares con la ayuda de Estados Unidos y Gran Bretaña.
La decisión supuso un importante cambio en la política de defensa de Australia, que decidió adquirir una capacidad submarina nuclear que pudiera proyectar su poder lejos de la isla Continente en zonas como el Mar de China Meridional y el Estrecho de Taiwán. Tradicionalmente, estos medios se han destinado únicamente a la defensa de sus accesos marítimos, para los que los submarinos convencionales pueden ser adecuados.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, ser unió telemáticamente el pasado 24 de septiembre con sus homólogos estadounidense y británico, Joe Biden y Liz Truss, para insistir en la necesidad de continuar con el acuerdo AUKUS, que incluye el intercambio de tecnología de defensa.
“Nos mantenemos unidos para apoyar un orden internacional que respete los derechos humanos, el estado de derecho y la resolución pacífica de las disputas sin coerción. AUKUS es un elemento central en nuestros esfuerzos por alcanzar estos objetivos”. También se afirmó que los tres países han avanzado mucho en el desarrollo de capacidades avanzadas en materia de misiles hipersónicos, capacidades de guerra electrónica, cibernética, inteligencia artificial, tecnologías cuánticas y sistemas submarinos remotamente tripulados. (Julio Maíz Sanz)