Boeing, que ha presentado sus peores resultados en dos décadas- anunciaba hsce unos días que se echaba para atrás en el MTA (Master Transaction Agreement) de su compra parcial del fabricante brasileño Embraer, mediante el cual pretendían su asociación estratégica.
Ambas habían planeado la creación de una empresa conjunta para sus negocios de aviación comercial y otra para desarrollar nuevos mercados de cara al avión de transporte militar C-390 Millennium, todo ello mediante una especie de fusión. El proceso lo aprobó el Consejo Administrativo de Defensa Económica (CADE), que es el tribunal antimonopolios del país sudamericano, y existía un plazo hasta el 24 de abril para ser ratificado, que es lo que no ha hecho el constructor estadounidense. La decisión también pone fin a una segunda “joint venture” entre ambas para desarrollar nuevos mercados para el C-390.
No obstante, puede que mantengan el pacto, firmado originalmente en 2012 y ampliado en 2016, específico para comercializar y apoyar conjuntamente al C-390, pues Boeing, desde que clausuró la línea de producción del C-17, no produce ningún avión carguero militar. Pero Embraer opina que la norteamericana rescindió indebidamente el MTA y alegó falsedades como pretexto para tratar de eludir sus compromisos para cerrar la transacción y pagar el precio de compra de 4.200 millones de dólares por el 80 por ciento de su división de aviones comerciales, que pasaría a controlar. La brasileña cree que estadounidense ha adoptado un patrón sistemático de demora e incumplimientos reiterados del MTA, debido a una falta de voluntad para completar la transacción por su situación financiera, los graves problemas con el 737 MAX y otros de índole comercial y de reputación. Lo cierto es que desde 2018 la situación ha cambiado mucho.
La brasileña opina que cumple plenamente con sus obligaciones en virtud del MTA y que ha satisfecho todas las condiciones necesarias previstas para el 24 de abril de 2020 y pondrá en marcha cualquier medida razonable para resarcirse de los daños sufridos como resultado de la cancelación e incumplimiento. Boeing aporta un punto de vista diferente:“Trabajamos diligentemente durante más de dos años para finalizar la transacción con Embraer. En los últimos meses, hemos tenido negociaciones productivas, pero no exitosas, sobre condiciones del MTA insatisfactorias. Todos teníamos la intención de resolverlas antes de la fecha de finalización inicial, pero no lo hicimos, dijo Marc Allen, presidente de Embraer Partnership & Group Operations. Es profundamente decepcionante. Sin embargo, hemos llegado a un punto en el que las negociaciones en curso bajo el MTA no resolverán los problemas pendientes.
Detrás de las diferencias y roces subyacen las condiciones de la Administración estadounidense para otorgar un préstamo de rescate a la alicaída industria aeronáutica de su nación, que excluiría compras de empresas extranjeras de momento; y la desvalorización de ambos grupos (junto a otros gigantes aeroespaciales) en las bolsas internacionales a raíz de la pandemia. Boeing el año pasado presentó los peores resultados en dos décadas por la crisis de los 737 MAX y ahora, pendiente de la aprobación de las autoridades norteamericanas para que vuelvan a operar, afronta la paralización del sector por la pandemia de la COVID-19. Pidió una ayuda a la administración de 54.000 millones de euros, que no debería servir para comprar una empresa extranjera. Esta ruptura favorece sobre todo a Airbus, el gran rival de Boeing, que en 2017 ya se alió con la canadiense Bombardier para un acuerdo de similares características y que ahora ya no tendrá que competir con el gigante estadounidense en ese segmento.
Embraer se mantenía hasta la pandemia como exitosa, eficiente, diversificada e integrada verticalmente, con un historial de servicio a clientes con productos y servicios altamente basados en una sólida base de capacidades industriales y de ingeniería. Es un exportador y desarrollador de tecnología, con presencia global y negocios en defensa y seguridad, aviones ejecutivos, comerciales y agrícolas. Tiene más de 50 años de historia y ha entregado más de 8,000 aeronaves. Es el principal fabricante de aviones comerciales de hasta 150 asientos y el mayor exportador de productos de alto valor agregado en Brasil. La compañía mantiene unidades industriales, oficinas, centros de servicio y distribución de piezas, entre otras actividades, en América, África, Asia y Europa. Ambas en lo que va de año han perdido en bolsa más del 60 por ciento de su valor. Boeing planea recortar un 10 por ciento su plantilla de 160.000 personas (70.000 de los cuales en el Estado de Washington).