El submarino, una nave militar de alto valor estratégico y táctico, se ha consolidado en las últimas décadas como un vector capaz de cubrir distintos cometidos militares navales de forma discreta y efectiva.
Su potencial de actuación en distintas crisis, realizando lanzamientos de precisos misiles de crucero sobre objetivos terrestres, insertando pequeños contingentes de operaciones especiales (OE) a una costa hostil o recolectando señales electrónicas para tratarlas y elaborar Inteligencia, han sido aportaciones bien distintas que la más clásica: disparar sus torpedos para alcanzar buques en superficie o bajo ella.
La versatilidad que ofrecen los submarinos es conocida por aquellas marinas que los tienen en servicio y también los peligros que generan a terceros, que hace que la especialización antisubmarina, o ASW (Anti Submarine Warfare) sea la más buscada en las compras más recientes de fragatas y destructores, con los que se intentará actuar contra ellos.
Como contrapunto, son navíos caros de obtener, complejos de mantener y que requieren de instalaciones y tripulaciones específicamente surgidas para su operación y manejo. Pese a ello cada vez son más las naciones que en las últimas décadas han obetenido ejemplares nuevos o de segunda mano.
Hoy, en un momento histórico en el que su principal valor, la discreción operativa, se muestra básico para afrontar desafíos conocidos y otros que pueden concretarse en los próximos años, hay varios programas activos para obtener los que pueden considerarse de próxima generación.
Alguno, como es el caso del S-80 Plus español, calificado por algunos como de los más avanzados de los convencionales en construcción, es ya casi una realidad, al haberse completado las primeras inmersiones y estar programada su entrega a la Armada durante este mismo año 2023.
Otros conceptos, ya se están materializando en los tableros de diseño o han comenzado a construirse en diferentes astilleros y también hay algunas opciones que se han iniciado pero tardarán un par de décadas en ser la realidad que pretenden sus futuros usuarios.
Distintas opciones
Vamos a dejar de lado a los submarinos nucleares lanzamisiles balísticos SSBN (Submarine Ship Ballistic Nuclear) y sus derivados SSGN (Submarine Ship Guided Missile Nuclear), que en el primer caso son vectores de armas con cabezas nucleares pensadas para alcances de muchos miles de km. y en el segundo transformaciones de los primeros, en los que se les han sustituido el armamento por los más versátiles misiles de crucero, que pueden contar con ojivas convencionales o nucleares, que sólo unos pocos países tienen en activo.
Nos centraremos en los llamados de ataque, que se emplean en dos configuraciones básicas distintas, en función de que su planta propulsora sea nuclear SSN (Submarine Ship Nuclear) o convencional (SSK).
En ambos tipos, son muchas, y de lo más variadas, las capacidades que en términos generales los definen. Estas naves, por su configuración y tránsito bajo el agua, son especialmente discretas y poco vulnerables, al requerir un gran esfuerzo de capacidades para intentar localizarlas y neutralizarlas.
Recuérdese cuando, en los años setenta, los vetustos S-30 españoles se colaban en los grupos de combate de portaaviones estadounidenses y les disparaban sus torpedos, una realidad que la US Navy ha recordado recientemente en ejercicios en los que pequeños sumergibles convencionales no lo tienen difícil para penetrar sus complejos sistemas ASW y demostrar lo vulnerables que pueden ser en caso de ataque.
Su aportación a aquellas marinas que pueden permitírselos abarca ventajas tanto tácticas como estratégicas para el control del mar. Su ubicación en un determinado entorno es compleja -casi imposible localizarlos con satélites cuando navegan en inmersión- y la hipótesis de su posible presencia puede introducir condicionantes que hagan que las operaciones en la superficie del mar, ya sea por parte de grupos de combate encabezados por portaaviones como por flotas anfibias, se compliquen. La movilidad operacional que tienen es elevada y pueden actuar, durante periodos de tiempo bastante largos en zonas alejadas de sus bases.
La construcción de un submarino moderno no es nada fácil y requiere de instalaciones y técnicos que solo poseen unos pocos países (foto Octavio Díez Cámara).
Sus armas incluyen torpedos pesados, que suelen ser de 533 mm., y tienen unos efectos devastadores en unidades del tipo fragata o destructor, pudiendo también disparar misiles antibuque que saldrían a la superficie desde un punto no previsible o de crucero con los que neutralizar objetivos navales de alto valor o hasta complejos industriales o militares en ubicaciones costeras o interiores.
Además, los sensores que embarcan los submarinos, que en buena medida son pasivos, permiten identificar puntos de gran concentración de tránsito naval, conocer la firma concreta que tiene un determinado buque o recolectar señales vitales de emisiones de comunicaciones o de los equipos asociados a sistemas de defensa aérea o costera.
Complementariamente, se han demostrado idóneos para facilitar la inserción y extracción de equipos de OE y evitar su localización al entrar y salir de un área concreta. A esas capacidades, y con la aparición en los diseños más recientes de módulos MMP (Multi Mission Platform), en los que pueden instalarse equipos sofisticados que puedan interesar a un determinado país, se añade la ahora cada vez más en boga guerra en la plataforma del fondo del mar, que permitiría actividades de espionaje muy concretas o controlar desde cables de comunicaciones submarinas a tuberías usadas para el trasiego de gas o petróleo.
Los SSN
Entrando ya en materia específica, hemos de dejar constancia que los SSN los usan de momento las grandes potencias, porque su precio de compra y de uso es muy elevado y requieren de una tecnología diferenciadora para operarlos, como resultado de la concepción de su propulsión, al incluir un reactor nuclear, que ya en algunos casos no requiere de recarga de uranio durante su vida útil, estimada en unas tres décadas, lo que, además de hacerlos muy difíciles de detectar, hace que su autonomía sea casi infinita.
La actual realidad naval internacional ha derivado en que al club de los que ya usan los SSN, que están viviendo una época dorada con nuevos diseños y otros que también estarán operativos en un par de décadas, se vayan a añadir dos naciones más.
Una es Brasil, que llegó a un acuerdo con Francia para construir, con el apoyo tecnológico directo de empresas galas y de su Gobierno, el SN10 Alvaro Alberto, que se deriva del tipo local Riachuelo -una mejora sobre los Scorpene surgidos de la colaboración hispano-francesa- y que está previsto ir construyendo de aquí al año 2029, en que se ha programado su botadura.
Poco después, coincidiendo con su entrada en servicio operativo, podrían recibir sus SSN la Real Marina de Australia, que tiene en marcha la compra de hasta 5 -inicialmente 3, más 2 en opción- del tipo estadounidense Virginia, para dar respuesta al programa AUKUS (Australia, United Kingdom, United States), que intentaría frenar en su zona de interés la pretendida expansión de China.
En una fase posterior, ya en la década de los cuarenta, Australia trabajará junto con Gran Bretaña para poner a punto un nuevo diseño de nave de ataque de propulsión nuclear. Los australianos reemplazarían con ellos sus SSK del tipo Collins y los británicos, que hace años lanzaron su programa SSNR (Submersible Ship Nuclear Replacement) con sistema VLS (Vertical Launch System) para disparar verticalmente misiles, harían lo propio con sus actuales SSN Astute de los que comenzaron a recibir el primero de 7 ejemplares en 2010 y el último lo recibirán sobre 2026, estimándose una vida útil de tres décadas. De ahí que los plazos de diseño, construcción y entregas del ahora conocido como SSN-AUKUS puedan dilatarse hasta mediados de siglo o más allá.
Francia se unió en abril de 2023 al objetivo de este SSN futuro, que se convierte así en trinacional, y apostaría por obtener 4 ejemplares que operaría la Marine Nationale, no descartándose, dada su afiliación política y económica, que Canadá también pudiese optar por esa línea. Más cercanos, en lo que a finalización del programa se refiere, estaría la entrega a la marina francesa de 6 SSN del tipo Barracuda, naves de las que la primera obtuvo su capacidad operativa inicial en junio de 2022 y de las que la última se espera que la consiga hacia el año 2030. Como se observa, los programas son sustancialmente largos en lo que son sus plazos y podría, en función de acontecimientos próximos, variarse tanto la propia ejecución como el número de ejemplares a obtener.
En un entorno naval bien distinto y a medio plazo llegaran los Tipo 095 de China, que van a complementar a los 8 Tipo 093, de los que el último se botará en 2023; los 6 Proyecto 75I Alpha de la India, que estarían basados en un diseño propio, que va a requerir una inversión de nada menos que 15.000 millones de dólares para que el primero entre en servicio en 2032 y los siguientes durante la próxima década; y más submarinos similares al avanzadísimo Belgorod, que Rusia recibió en 2022 y se deriva del tipo Oscar II ampliamente modificado, podrían concretarse en un plazo que no será corto.
Estados Unidos sigue avanzado en el objetivo de obtener nada menos que 66 del tipo Virginia, en un esfuerzo largo que, sustentado en una evolución de varios Block con mejoras evolutivas en sus equipos y capacidades, ha permitido que ya tengan en servicio una veintena y 13 más en distintas fases de obtención, previéndose en la actualidad que todos estén en activo hacia 2045, cuando ya esté apuntalado el inicio de la fabricación del futuro SSN-X de la US Navy que ahora es sólo un boceto conceptual.
Por cierto, siguiendo la estela del SSN-AUKUS podría consolidarse una opción a futuro que aposentara la autonomía europea en temas de Defensa y apostase porque naciones como España, Italia, Holanda, Alemania,…, que aún no tienen SSN se uniesen para abordar una compra conjunta de un futuro modelo -recuérdese que Francia y Gran Bretaña ya están en ese programa-, que podría llegar a partir de 2050 y daría un impulso sustancial a la disuasión real frente a terceros países, que han manifestado su interés en avanzar hacia un control más global de recursos y hasta territorios.
Realidad económica
La economía es un factor que hace que muchos países opten por los SSK, que tienen un precio de compra y de operación más económico, y, además, generan menos tensiones políticas y sociales en sus propios países y en sus entornos más próximos.
Por distintos motivos, ese tipo de sumergibles está viviendo un inusitado resurgir en su potencial, al incluir mejoras como líneas furtivas que dificultan más su localización, plantas propulsoras con equipos tipo AIP (Air Independent Propulsion) para poder permanecer más tiempo bajo el agua sin tener que sacar el snorkel y hasta mejoras como periscopios digitales que no penetran el casco resistente.
Sin lugar a dudas, es Japón quien está haciendo un esfuerzo más importante para aprovechar su poder económico, en un momento en el que en aguas adyacentes a sus casi 7.000 islas se perfilan, con claridad, amenazas procedentes tanto de China como de Corea del Norte.
Por ello, hace poco recibió el último de 12 Soryu, que, caracterizados por sus 4.200 ton. de desplazamiento en inmersión y con detalles como las baterías de ión-litio de los 2 últimos o las avanzadas defensas antitorpedo, ya están comenzando a ser complementados con 7 Taigei realizados en Kobe Shipyard y con un rápido proceso de entrada en servicio, que hizo que el primero lo recibiese la Marina japonesa en 2022 y el segundo en 2023.
Podrían incluso beneficiarse del trabajo coordinado con conceptos autónomos locales, que incluirían la nave submarina XLUUV (Extra Large Uncrewed Underwater Vehicle).
Corea del Sur va a introducir pronto -el corte de chapa del primero se inició en marzo de 2023- 9 del tipo KSS-3, fabricados por Daewoo Shipbuilding & Marine Engineering y Hunday Heavy Industries partiendo de tecnología consolidada en el proceso de construcción bajo licencia de los Type 214 germanos, que localmente llaman KSS-2, en los que se incluyen novedades tan relevantes como lanzadores verticales para misiles de crucero de alto potencial ofensivo. Su capacidad industrial le ha llevado a vender, en 2 contratos, de 2011 y 2019, 6 del tipo 209 modificados a Indonesia.
Para tripular estos navíos se requiere personal con un nivel de preparación y adiestramiento especialmente técnico (foto Marine Nationale).
Conocido es el interés de Taiwan por un nuevo submarino con el que abordar la amenaza naval que se ejerce constantemente sobre la isla. Avanzan ya hacia la obtención de 8 naves de un diseño propio que, de momento, llaman IDS (Indigenous Defense Submarine) y en el que trabajan ya desde hace unos años, Se ha previsto que en septiembre de 2023 se bote el primero, que será evaluado a conciencia antes de avanzar hacia la construcción de todos los que ahora estiman que necesitarían.
Quien podría ser su oponente en unas hoy turbulentas aguas, China, también apuesta por tecnologías punteras que han dado lugar, tras adquirir una docena del tipo Kilo a Rusia para conocer mejor sus tecnologías y añadir al concepto elementos de propulsión obtenidos de Alemania y sensores adquiridos a Francia, a los Tipo 039.
Éstos han ido evolucionando hacia versiones en las que los más recientes Yuan, de los que han producido ya 17 de 20 previstos en el Wuhan Shipbuilding. Son el referente más avanzado y podrían incluir hasta un AIP en algunos de ellos, desarrollando en un futuro el 039C, que contaría con mejoras como un casco de líneas furtivas que disminuiría el ruido irradiado y mejoraría su furtividad.
Paralelamente, han conseguido rubricar contratos para vender 3 de estos submarinos a Tailandia y 8 a Paquistán, nación esta última que va a producir los últimos 4, que llama Hangor, localmente y bajo licencia en el Karachi Shipyard & Engineering Works. Rusia también está especialmente activa en conseguir exportar sus SSK convencionales y realiza un ímprobo trabajo comercial en países tan distantes como Argentina o Argelia, encontrando sus Kilo en este último.
Para su propia Armada se producen los SSK del Proyecto 677M Velikie Luki, de los que el tercero acaba de ser entregado; y los Proyecto 636.3, de los que ya han llegado 6 a la Flota del Mar Negro y 4 de los 6 programados a la del Pacífico. Intentan vender también sus Amur 1650, ofertados a Marruecos y en 2021 a Argentina.
Europa
En Europa hay varios desarrollos en curso que llaman la atención. Uno es el S-80 Plus español, que tras las pruebas de mar definitivas parece que llevará al S-81 Isaac Peral, el primero de cuatro previstos durante esta década, a ser entregado definitivamente por Navantia a la Armada, un hito relevante al tratarse de sumergibles de 80,81 m. de eslora y 2.960 ton. de desplazamiento, que incluyen la previsión de que los S-83 y S-84 se reciban montando ya el AIP.
El gran esfuerzo inversor debería servir para aposentar tecnologías que permitan avanzar pronto hacia difíciles exportaciones y también a una evolución, llamada ya S-90, e incluso hacia un futuro S-100, que algunos ya auguran podría contar con planta de propulsión nuclear.
Más consistencia, por tener una larga tradición en la fabricación de este tipo de navíos sustentada por un notable éxito internacional, es el esfuerzo que lidera el grupo germano ThyssenKrupp Marine Systems (TKMS).
Sus propuestas incluyen el modelo de quinta generación tipo 212, del que Alemania ya opera 6 e Italia 4, que sirve como punto de partida a dos nuevas soluciones: una que se llama 212CD y contempla construir, a partir de 2023 y dentro de un contrato de unos 5.500 millones de euros, 4 ejemplares para Noruega y 2 para Alemania, que incluirían capacidades como un casco de líneas más furtivas y nuevos sensores, a la vez que.
La otra, liderada por Fincantieri, abordará el NFS (Near Future Submarine), submarino del que se fabricarán 4 unidades, con mejoras significativas que incluyen batería de iones de litio asociadas a un conjunto AIP, de las que la primera está prevista sea botada en 2026 y llegue uno o dos años después a la Marina Militare. TMS ha liderado también conceptos tan novedosos como los Dolphin I y II, de los que Israel opera 6, que incluyen tubos lanzatorpedos de 650 mm, con los que lanzar misiles de crucero Popeye Turbo, en los que se pueden instalar cabezas nucleares, y del futuro Dolphin III, que, a partir de 2027, recibirán los hebreos en número de 3 ejemplares.
Suyos son también los modelos 214, vendidos en número de 15 a Grecia, Corea del Sur y Portugal y de los que 6 más, con equipos, tecnologías y determinadas capacidades propias, se están fabricando en las instalaciones del Gölcük Naval Shipyard de Turquía, para ser entregados y estar operativos a lo largo de esta década.
También se encarga de los dos 218SG para Singapur, de los que el primero se botó en diciembre de 2022. Otra empresa europea que trabaja en SSK modernos es la francesa Naval Group, que ha vendido 4 de los Scorpene, que no olvidemos que comenzaron a fabricarse conjuntamente con Navantia y ya hace años se postularon como una opción que podría interesar a Marruecos, Chile y Malasia y produce localmente en la India y Brasil otros 10 a ellos destinados.
Competidora de la anterior y de otras compañías del sector es la sueca Saab Kockums, que construye ya 2 A-26 Blekinge, que, optimizados por su pequeño tamaño y sensores para operar sobre todo en aguas del Báltico, ha hecho que Finlandia haya manifestado tener cierto interés en ellos.
Llegarían en 2027-28 para complementar a 3 Gotland mejorados, que también podrían reemplazar en una evolución posterior. Por cierto, diseños de las dos últimas firmas citadas figuran en la lista corta de candidatos que se valoran, en una decisión que se conocerá en el verano de 2023, para sustituir a los Walrus holandeses, naves de las que recientemente ya se ha concretado que llevarán entre su armamento los misiles de crucero Tomahawk.
Brasil está haciendo un importante esfuerzo para contar con avanzados submarinos convencionales y 1 más propulsado por energía nuclear (foto Marinha do Brasil).
Otras naciones
Lo más reciente en cuanto a submarino se refiere es el anuncio de Canadá en cuanto a submarino se refiere es el anunciá en relación con el objetivo de sustituir sus 4 Victoria, que son ex Upholder británicos adquiridos de segunda mano entre 2000 y 2004. Por lo que han anunciado fuentes oficiales del país, tienen en marcha el programa CPSP (Canadian Patrol Submarine Project), que ha estado analizando distintos conceptos que puedan cubrir lo que la Royal Canadian Navy desea. Se estipula que buscarían 12 ejemplares de un tipo convencional y que podrían llegar a destinar a ellos nada menos que 60.000 millones de dólares canadienses.
Si tenemos en cuenta datos anteriores, lo van a tener difícil para encontrar tripulantes y esa altísima financiación, aunque el contexto actual puede que lleve a buen puerto esa voluntad, que ya contempla entregas en la segunda mitad de la próxima década y 25 años desde la compra para completar el suministro.
Completando este análisis, diremos que para los nuevos y futuros diseños de SSK se está apostando también por nuevas capacidades ofensivas en sus armas y por ir introduciendo en ellos sistemas autónomos UUV (Unmanned Underwater Vehicle). Es importante apuntar que el empleo de misiles de crucero -esto ya adoptado por Israel, Paquistán o Corea del Sur- se generalizará, de forma que ambos tipos de armas incidan en darles buena parte de sus capacidades neutralizadoras, sistemas complementarios de misiles antibuque como los Harpoon o MSM lanzados en inmersión.
Junto a ellos está otra arma más clásica, el torpedo que, sobre todo en conceptos recientes que son filoguiados y más difíciles de neutralizar, se sitúa como más letal en sus versiones recientes, con opciones que incluyen los Black Shark Advanced (BSA) de Leonardo, que dotará a los 212NFS y ha adquirido Singapur e Indonesia; F21 HWT de Naval Group destinados a los Barracuda y a los Scorpene de Brasil y del que ya se plantea la versión optimizada Evolving; SeaHake Mod 4 de Atlas Elektronik solicitado por Grecia, y en el que ya se propone la mejora SeaDevil, que podría aplicarse también ean los DM2A4 mod 4,…
O incorporaciones tan recientes como el AKYA HWT de la turca Roketsan, del que los primeros prototipos fueron lanzados en marzo de 2022. A ellos se añaden diseños de China, de los que poco ha trascendido; o soluciones como el torpedo multipropósito 3T13 de la rusa Corporación de Misiles Tácticos. (Octavio Díez Cámara)