Misiles antibuque, un potencial que debe reforzarse en las Fuerzas Armadas españolas
Octavio Díez Cámara, 7 de agosto de 2022
Ante la creciente importancia de la capacidad naval de China, que busca batir la hegemonía que han mantenido los Estados Unidos y Rusia, se está avanzando en tecnologías ofensivas que a naciones especialmente poderosas y a otras menos equipadas les permitirán actuar contra distintos tipos de objetivos en el mar o incluso en puntos de la costa. Grupos de combate formados alrededor de portaaviones y sus escoltas, agrupaciones anfibias en las que navíos tipo LHA/LHD (Landing Helicopter Assault/Landing Helicopter Dock) o LPD (Landing Platform Dock) se desplacen con gran cantidad de material expedicionario en sus bodegas y cubiertas de vuelo, flotillas de fragatas o destructores intentando ejercer el control en su área de responsabilidad, grupos de cazaminas y dragaminas realizando su lenta y meticulosa labor,…, entre otros buques que pueden incluir también a grandes navíos portacontenedores o petroleros de gran eslora, son objetivos del arma de la que nos ocupamos aquí: el misil antibuque.
Se trata de un arma caracterizada por la versatilidad que le confiere el poder ser disparado desde navíos en superficie e inmersión y también desde tierra, como desde otro tipo de plataformas, que incluyen las aéreas. A la anterior se suma la capacidad destructiva de su ojiva, que puede hundir con un único impacto un navío valorado en cientos de millones de euros o el hecho de que su empleo operativo no requiere grandes inversiones técnicas ni mucho personal. Todo ello, con un coste contenido, que podríamos cifrar entre 1 y 5 millones de euros y...
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