Recuerdo que cuando empecé mi actividad periodística, ya hace algo más de cuatro décadas, la Artillería del Ejército de Tierra incluía baterías de costa, de montaña, de campaña,…, con un número de piezas que podemos cifrar en no menos de quinientas.
Lo que fue la Artillería de Costa es muy distinto a lo que es hoy y no hay que olvidar que España tiene archipiélagos y miles de kilómetros de litoral. (Octavio Díez Cámara)
Con un origen variopinto, se incluían las remolcadas Oto Melara M56 de 105/14, Reinosa de 105/26, algunos cañones de 122mm o los M114 de 155/23; afustes fijos en baterías costeras de 152,4 -en montajes monotubo y bitubo- y los impresionantes montajes de 305 y 381mm; lanzacohetes Teruel de 140,5 que acababan de reemplazar a varios tipos de cohetes también diseñados en España, y piezas de artillería autopropulsada tan representativas como las M108 de 105mm, M109 de 155mm, M107 de 175mm y M110 de 203mm. A ellos, sumar diseños como los Sitecsa de 155 y 203mm que no llegaron a adquirirse en nuestro país.
La situación de la Artillería de Campaña sólo hace unas décadas era mucho más positiva, con material afecto a todo tipo de unidades que contaban con baterías especializadas para operar en montaña, para participar en asaltos aéreos o para aportar los fuegos necesarios para controlar la navegación en el estrecho. El Ejército de Tierra ha ido, poco a poco pero sin pausa, dándolos de baja por motivos relacionados con su calibre, vetusted, falta de recambios, capacidad de sus municiones, …, y los ha ido sustituyendo por otros más modernos o modernizados.
Faltan recursos
Hace unos pocos años se optó, en una decisión que a muchos nos llamó la atención, por Grupos de Artillería de Campaña (GACAs) provistos con distintos tipos de baterías: piezas ligeras y medias, o con remolcadas y autopropulsadas. Curiosa apuesta, en un momento en el que los recursos eran limitados, la formación justa y la falta de municiones para el mejor adiestramiento real, aunque se introdujeron sistemas de simulación para mejorar ese aspecto. El MACA por su parte, perdió los lanzacohetes.
Se han mantenido activas varias familias de obuses autopropulsados y ahora hay que apostar por combinar ese material con piezas sobre chasis de ruedas. (Octavio Díez Cámara)
Llegaron para la Artillería de Campaña materiales como los obuses ligeros Light Gun de 105mm con tubos de 30 -para poder disparar proyectiles que se tenían- y 37 calibres en número de 54 unidades para dotar a 3 GACAS ligeros y se adquirieron ochenta y dos de los SB SIAC 155/52, panoplia a la que cabría sumar unos noventa obuses autopropulsados M109A5E modernizados y provistos de un tubo de 155/39mm.
Esos sistemas son, a todas luces y por su número limitado, insuficientes si se pretende garantizar el necesario fuego del MACA y de los GACAs en beneficio de las unidades a las que acompañarán. La defensa de los dos archipiélagos, de Ceuta y Melilla, o de las costas requieren de más medios de tipo móvil y de sistemas de cohetes y de misiles. Hay que actuar pronto porque, además, el material en servicio tiene ya bastantes décadas a sus espaldas, sobre todo en el MACA.
Se debería, a mi entender, apostar por GACAs con cuatro baterías de 8 piezas. Para ello, hay que conseguir un centenar y medio de piezas de 155/52mm sobre camión, otro centenar y medio de afustes 155mm -con un tubo incluso más largo o con recamara más grande- sobre blindado de ruedas o de cadenas, y no menos de cincuenta lanzacohetes capaces también de disparar misiles a muy largas distancias; para contar con ellos en fecha no muy lejana, hay que tomar decisiones hoy. (Octavio Díez Cámara)