El actual escenario de tensión internacional derivado de la guerra en Ucrania ha desatado la urgencia por invertir dinero en municiones para las armas personales, en obtener capacidades defensivas y ofensivas durante mucho tiempo olvidadas, en contar con sistemas renovados y más técnicos con los que hacer frente a nuevas amenazas,... ello en un entorno donde conceptos como ciberguerra, amenaza híbrida y otros cobran fuerza.
Hacer frente a un hipotético adversario requiere de recursos y de una necesaria reserva estratégica. También de planificaciones en lo que son las inversiones y la obtención de materiales, calendarios que deben ser lo suficientemente flexibles como para adaptarse a la realidad operativa que puede afectar a un sistema determinado. Hay que ser innovadores para actuar de forma diligente y conseguir los mejores ratios de beneficio entre lo que se invierte y lo que en realidad se obtiene.
Además hay que actuar de forma coherente y, dado que buena parte de la amenaza futurible se encuadra en el concepto más convencional de la Defensa, sería coherente apostar por no dejar de lado algunas de las capacidades que se consiguen. A mi entender personal, es un error sustancial perder sistemas de armas que se han conseguido y que, como se ha demostrado en Ucrania, pueden ser relevantes si forman parte de una reserva estratégica cuando la situación se complica mucho.
Fusiles de asalto como el CETME C servirían para equipar a los españoles en caso de una hipotética situación grave que requiriera más combatientes. (Octavio Díez Cámara)
Hay casos concretos y muchos. Hace unos años, de visita por instalaciones militares uruguayas me mostraban orgullosos sus nuevas ametralladoras medias MG42 y morteros pesados ECIA de 120mm que habían obtenido, a un precio que no mencionaré por ser ridículo, de los excedentes de la Defensa de España.
Fueron ofertados a terceros países en una amplia lista de materiales. Más recientemente, se ha difundido el hecho de que han sido vendidos doce obuses remolcados M-56 de 105/14mm del Ejército de Tierra a El Salvador, cifra a la que hay que añadir la media docena transferida a Ucrania.
Los planes de Defensa deberían incluir el mantener en algún tipo de almacenamiento de larga duración, y bien preservados, determinados medios que se han adquirido, se han usado y son sustituidos por otros cuando aún tienen validez futura de formar parte de una reserva estratégica real y sustantiva.
Hace unos años encontré un grupo de obuses de 155/23mm aún almacenados y sería deseable que ese material siguiese aún y por más tiempo en ese estado. (Octavio Díez Cámara)
El caso flagrante de los fusiles de asalto CETME C que siguen siendo hoy tan buenas armas como lo fueron, de los mencionados morteros de 120mm y de otros similares de tipo medio, de cañones sin retroceso M40A1, de visores nocturnos de puntería y sistemas ópticos, de material de Intendencia etc. son buenos ejemplos de sistemas eficaces que en enfrentamientos más amplios podrían sernos útiles: preservarlos, y mantener sus municiones en las mejores condiciones a futuro -es verdad que se degradan con el tiempo, pero también que algunas duran mucho más de lo programado-, sería una apuesta diligente.
Un ejemplo de esa reserva estratégica positiva sería aprovechar la baja de sistemas de armas, como la próxima de los misiles antibuque Harpoon de la Armada reemplazados por los nuevos NSM, para aprovecharlos en beneficio de baterías móviles costeras. Las ideas en ese sentido, que seguramente ya rondan en los análisis de aquellos técnicos que planifican la Defensa de España, serían muchas y su coste mínimo, sobre todo teniendo en cuenta que si algún día se usan serían rentables y si no se usan también. (Octavio Díez Cámara)