No soy piloto ni experto en temas aeronáuticos, simplemente soy Controlador de Aviones de la Armada y conocedor del mundo del Arma Aérea de la Armada, y debo de decir que he vivido toda la eclosión y el adelanto que representó el ala fija embarcada (hay otra ala fija no embarcada como son los aviones de la 4ª Escuadrilla de Aeronaves de uso logístico, vigilancia marítima y transporte VIP).
Estando el antiguo portahelicópteros “Dédalo” en activo, alguien con una mente preclara y muy lúcida en la Armada, cuando no había Ministerio de Defensa y sí Ministerio de Marina, propuso al ministro aumentar y mejorar la capacidad naval de proyección mediante la obtención del ala fija embarcada.
En el estudio de capacidades de la División de Planeamiento del Estado Mayor de la Armada (EMA), se definieron los puntos necesarios:
- Requisitos y viabilidad.
- La Plataforma aérea.
- Las necesidades de la plataforma portaaeronaves.
- Necesidad de ampliación de las instalaciones de la Flotilla de Aeronaves.
- Formación.
La experiencia con el Dédalo y el Harrier
El segundo de los puntos era la clave de todo el proyecto, pero obviamente estaría íntimamente relacionado con el tercero. España no tenía capacidad de portaaviones como tal y disponía en ese momento del “Dédalo”, un portahelicópteros ya antiguo pero que estaba dando unos servicios extraordinarios a la Armada, y, aunque no capacitado para operaciones aéreas de ala fija convencionales, sí lo pudiera estar para operaciones restringidas de ala fija con aviones VTOL de despegue y toma vertical, adaptando la cubierta y los sistemas del “Dédalo” para esas operaciones, y se vio en el Harrier AV-8A una excelente posibilidad.
Así se hizo, la Armada, tras muchas discusiones sobre normativas de ala fija y constantes piedras en el camino para su uso, adaptó y modernizó el viejo portahelicópteros en portaaeronaves tanto en infraestructura (cubierta) como en medios de control. Adquirió en Estados Unidos un primer escuadrón de esos aviones, y formalizando la formación en ese país de los primeros pilotos que procedían del mundo del Arma Aérea como pilotos de helicópteros.
En el proceso, se adaptó la Flotilla de Aeronaves en la Base Naval de Rota, se creó la 9ª Escuadrilla de Aeronaves y se construyeron las infraestructuras necesarias. A la par de la formación de pilotos, se llevó a cabo la formación de todo el personal necesario, mantenedores y personal de apoyo a bordo y en tierra, etc. y controladores específicos de aviones, los en aquellos momentos llamados Controladores Navales de Interceptación, creándose un curso específico para oficiales en la Escuela de Dotaciones Aeronavales de Rota.
Esa fue mi incursión en el Arma Aérea de la Armada con la que conviví muchos años de mi vida tanto en el “Dédalo”, como posteriormente en el “Príncipe de Asturias”, buque este último ya perfectamente adaptado para las necesidades de los VTOL con cubierta corrida y sky jump para despegue y para mayor operatividad de los aviones, y con medios de apoyo aéreo avanzados. Fue en aquellos momentos cuando también se fueron adquiriendo primero, los AV-8B de segunda generación y posteriormente los AV-8B Plus.
El momento actual
Estamos ahora en el momento del “Juan Carlos I” donde hoy en día siguen operando de forma eficiente los AV-8B Plus proporcionando la oportuna y trascendente proyección naval estratégica.
Pero vayamos al futuro, a corto y medio plazo, pensemos en Armada 2050 el documento que recientemente se ha redactado y publicado y donde el Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada (AJEMA) expone que para ser “decisivos y relevantes desde la mar para la defensa de los intereses de España” una de las condiciones será: “la consolidación de una capacidad avanzada de proyección, con una composición equilibrada de la Fuerza, disponiendo de sistemas de armamento decisivos, con buques de proyección de gran porte, una fuerza anfibia versátil, capacidad aérea de ala fija embarcada, un arma submarina renovada y sistemas no tripulados (UXV) completamente integrados con el resto de la Fuerza.
Es un estudio de futuro próximo, partiendo de un presente donde sí existen esas capacidades, pero anima a buscar soluciones para darles continuidad. Claro que hay soluciones de futuro para lo que se señala anteriormente en negrita: una es construir un gran portaaviones de cubierta corrida y adquirir aviones navales de última generación como el F-18 o el Rafale; otra, más coherente y racional solución, sería una nueva versión del “Juan Carlos I” modernizada y potenciada con aviones VTOL avanzados.
Pero, y aquí está el problema, conociendo que ya no habrá más disponibilidad ni construcción de nuevos Harrier más avanzados, es más, se va a dejar de fabricar, solo queda en el mundo occidental una plataforma, es la versión VTOL del F-35, el F-35B, variante con capacidad de aterrizaje vertical y despegue corto (STOVL), que reemplazaría a los AV-8B Plus.
F-35B operando en el buque Cavour italiano (Marina Militare)
Dicho todo esto, no entiendo qué inconvenientes existen con esta potente y eficaz plataforma evaluada así por grandes expertos como un avión con capacidades diversas necesarias en la aviación naval. Es cierto que seguramente el primero y más importante es el coste, ya que el F-35 es un avión muy costoso, con un costoso mantenimiento y con costosos periodos de formación e integración.
Aunque por lo que se ve y por las opciones escogidas por una gran cantidad de países de nuestro entorno, prima la calidad, operatividad y la diversidad sobre los costes, pero parece ser que el segundo gran inconveniente estaría relacionado con el concepto de “comunalidad”, comunalidad logística y de empleo, en este sentido, obviamente esta comunalidad solo podía existir con el Ejército del Aire y del Espacio (EAyE), que también están en proceso de decisión con sus aviones de combate de futuro tanto a través del programa FCAS como del relevo de los F-18 y de los Eurofighter.
Un EAyE que tiene como norma diversificar al menos en dos tipos sus aviones de combate, y el F-35A es una opción muy válida, pero que se ve, desconozco las causas, no tiene los apoyos necesarios.
Única opción para la Armada
Con todo ello, creo que Defensa, entendiendo que la adquisición del F-35 B es la única opción para la Armada y que es fundamental para su futuro próximo, debiera de decidir pronto, muy pronto sobre ello, ya sea en sentido positivo, como en el negativo, pero entendiendo con esta última decisión, la Armada en unos años dejaría de tener la capacidad de proyección que los estrategas y nuestras mismas autoridades creen fundamental y necesaria. Es obvio que si el EAyE decidiera finalmente la integración del F-35 en sus capacidades, sería un avance importante para la adquisición.
Como conclusiones es necesario precisar que, sí, el precio es alto, pero estamos ante el mejor y único avión naval posible en el mundo para nuestra Armada, por eso creo necesario un esfuerzo importante, esfuerzo que es coherente con el esfuerzo que se nos pide para nuestros presupuestos de defensa, tanto por la UE como por la OTAN. Creo que es el momento y una gran oportunidad de resolverlo. (Francisco de Paula Romero Garat, capitán de navío (ret), asesor naval y de defensa)
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