Evolución del equipo individual del combatiente
Revista Defensa nº 465, enero 2017
Octavio Díez Cámara, 12 de abril de 2018
Hace ahora poco más de dos décadas que comenzaron a divulgarse informaciones que preveían cambios sustanciales en lo que era la vestimenta, indumentaria, sistemas de protección y capacidad letal en relación con el potencial de los uniformados de los diferentes ejércitos de las naciones más avanzadas.
Presentaban bocetos innovadores en los que los soldados parecían más una realidad propia de la ciencia ficción que de la que, por aquel entonces, les caracterizaba. Se decía, e incidía con valoraciones tecnológicas que parecían ser especialmente contundentes, que los avances serían tales que pronto se conseguirían índices positivos de supervivencia y de letalidad bien distintos de los clásicos. Se mostraban conceptos, presentaban estudios y valoraban avances, todo formando un conjunto en el que era necesario invertir miles y miles de millones de euros para conseguir obtener resultados que parecían estar más cerca que lejos. Aquellos programas, en buena medida promovidos desde ámbitos gubernamentales que habían sido hábilmente influidos por las empresas que pretendían ofrecer tales avances en un plazo especialmente corto, fueron objeto de grandes inversiones y de esfuerzos intensos para intentar conseguir los desarrollos planteados. Las investigaciones en curso se vieron de una forma clara interrumpidas, o relegadas en muchos casos, por los acontecimientos que hemos ido viviendo desde que comenzó el siglo.
Foto: Los rusos también avanzan en varios conceptos novedosos, con los que pretenden reequipar a una porción importante de sus tropas terrestres (foto Octavio Díez Cámara).
Conflictos como la invasión de Daguestán por parte de Chechenia, los enfrentamientos entre israelíes y milicianos...
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