Entre los días 16 y 27 de octubre, el Mando de Operaciones Especiales (MOE) ha desarrollado su ejercicio más importante del año: el ‘Empecinado-23’. Como es habitual en este tipo de ejercicios, los primeros tres días de actividad se han dedicado a actividades de crosstraining entre las diferentes unidades participantes, mientras que a partir del cuarto día se ha buscado el adiestramiento en el planeamiento, conducción y ejecución de operaciones especiales, que han tenido lugar en diferentes puntos de las provincias de Alicante, Albacete, Valencia y Murcia.
En el ejercicio se ha planteado un escenario ficticio de conflicto entre varios países en una zona de alta inestabilidad política y disputa constante por recursos que permite al MOE entrenarse para todas y cada una de las amenazas a las que puede hacer frente en una operación real, tales como empresas privadas de seguridad, grupos terroristas, fuerzas convencionales, etc.
Además de los equipos operativos del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) “Valencia” III, que este año ha liderado el ejercicio para obtener la certificación OTAN como unidad adiestrada y lista para desplegar en misión real, y de los equipos de otros GOE’s, también han participado en el ejercicio unidades del Ejército de Tierra ajenas a la orgánica del MOE tales como la Brigada Paracaidista como Fuerza de Apoyo a Operaciones Especiales (FAOE); el Mando de Tropas de Montaña, que ha tenido el papel de fuerza de oposición (OPFOR); varios helicópteros de las FAMET, que han constituido una Special Operations Air Task Unit Rotatory Wing (SOATU-RW) compuesto por dos Chinook, dos NH-90, dos Tigre y un Súper Puma; el Regimiento de Operaciones de Información nº 1 (ROI 1) y el Regimiento de Defensa NBQ “Valencia” nº 1; además del EZAPAC (Unidad de Operaciones Especiales del Ejército del Aire y del Espacio) y un equipo de operaciones especiales del Ejército de Chile.