En 2019 debería haber salido de las instalaciones de la compañía china Aerospace Industry Corporation of China (AICC) el primero de los aviones de transporte An-225 fabricados bajo licencia en China en virtud del acuerdo que firmaron en 2016 AICC y la ucraniana Antonov, hito que como sabemos no tuvo lugar. Este acuerdo, del que informamos entonces, tenía dos patas ya que suponía la vuelta a la circulación del segundo An-225 Mriya incompleto y la apertura de una línea de montaje de estos aparatos en China. De aquello no se volvió a tener noticias igual que de la finalización de los trabajos en el avión en Ucrania como se contemplaba en el acuerdo.
Para ponernos en situación hay que recordar que tras la disolución de la Unión Soviética en 1991 y el colapso del programa espacial ruso, el Mriya, destinado a llevar a sus espaldas el transbordador espacial Burán, quedó sin uso y el único avión completado fue almacenado en 1994 en Ucrania, donde se encontraba entonces. El segundo avión, finalizado al 70 por ciento, quedó igualmente almacenado a la espera de tiempos mejores.
En 2006 se retoman los planes para completar el segundo avión y destinarlo a las mismas tareas de transporte comercial que estaba realizando ya el otro avión. En 2011, el CEO de Antonov cuantifica los trabajos para completar este avión en 300 millones de dólares y tres años de trabajo. Es un proceso complejo que supone no solo completar el avión, sino sustituir todos los componentes de procedencia rusa como en el resto de aviones fabricados por Antonov desde la ruptura de relaciones entre Rusia y Ucrania, y finalmente certificar el nuevo aparato. Se trata de tareas que como estamos viendo con el An-178 para Perú, pueden complicarse mucho, ya que aunque se habla de un avión completo al 70 por ciento, faltan importantes elementos como los motores y la aviónica.
En 2016 surge la iniciativa china que analizamos entonces y que aún en 2019 se contemplaba, sin embargo desde la propia Antonov se reconocía la complejidad de la iniciativa. Sin embargo un año después el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky visita Turquía donde se reúne con su homólogo Recep Tayyip Erdogan. Ambos países firman un acuerdo de cooperación militar que contempla la fabricación conjunta del An-178 y la participación de Turquía en los trabajos para completar el segundo An-225.
Sin embargo UkrOboronProm todavía anunciaba el año pasado que estaba buscando inversores internacionales para retomar el proyecto como confirmaba en diversas entrevistas en medios especializados el CEO del grupo, Yuriy Husyev.
Para cualquier aficionado a la aviación sería un sueño (eso es lo que significa Mriya en ucraniano) ver un segundo avión tan majestuoso como el An-225 volando, el avión más pesado del mundo, capaz de transportar 250 toneladas de carga. Sin embargo, los costes y los retos del programa son tan colosales como el propio avión. Si la boyante economía china no ha conseguido materializar este programa, es difícil pensar que lo consiga la Turquía de Erdogan, en busca de reconocimiento internacional y con una industria aeroespacial y de defensa en crecimiento. (José Mª Navarro García)
Fotografías: Aun incompleto, el An-225 resulta colosal (Antonov)