En 1931 Emile Dewoitine fundó la Société Aéronautique Française (SAF), dirigida a la producción de aviones militares para l’Armée de l’Air, iniciando el proyecto de un caza monoplano de ala alta derivado del D-27, que construyera para la Aviación suiza. Este nuevo aparato, denominado D-37, entró en servicio en 1933.
De estructura totalmente metálica, con tubos de aluminio, estaba revestido de tela a excepción de Ia sección delantera del fuselaje que era de planchas de aluminio. Las alas, también metálicas, iban recubiertas de tela. El tren de aterrizaje era de patas independientes arriostradas.
El D-37 llevaba un motor radial de nueve cilindros Gnome-Rhone 14KD, de 800 CV de potencia, que movía una hélice tripala metálica y le proporcionaba una notable velocidad ascensional. El D-37 tenía fama de ser un avión muy duro de mandos, y sus ametralladoras no siempre funcionaban correctamente. Tenía una envergadura de 11,80 metros y una longitud de 7,44, pudiendo subir hasta un techo máximo de 11.000 metros. Alcanzaba una velocidad máxima de 300 km/h. y una mínima de 120 km/h.
Al producirse la guerra de España, el Gobierno francés envió en ayuda del Gobierno republicano español 40 aviones Dewoitine D-37, lo que lo convirtió en el aparato más numeroso de origen francés empleado en España. Llegaron desarmados, siendo preciso montarles dos ametralladoras de 7 mm. en el plano superior del ala.
Con el código CD, treinta y seis de estos aviones fueron encuadrados en la 2” Escuadrilla Lafayette, pilotados por voluntarios extranjeros y los pilotos españoles disponibles. Otros cuatro combatieron en el Norte. Junto con los Nieuport, los D-37 soportaron todo el peso del combate durante los primeros meses, luchando hasta octubre de 1936, en que ya no quedaba ninguno, sobre Madrid y sus alrededores, Toledo y Andalucía.
(Texto y dibujos de Juan ABELLÁN)
