(defensa.com) La situación en Siria ha sobrepasado con creces la denominada “línea roja” que Barack Obama marcó como límite para la intervención militar directa en la guerra. Tras el ataque con armas químicas que podría haber llevado a cabo el régimen de Al Assad el pasado miércoles, y que ha dejado cientos de muertos, el presidente de norteamericano vería más cerca que nunca la entrada de EEUU en la guerra civil de Siria. En un comunicado emitido por un funcionario de la Casa Blanca, se afirma que la decisión de Damasco de permitir la entrada de inspectores de Naciones Unidas para que analicen la zona donde se produjo la agresión llega demasiado tarde. “El número de víctimas, los síntomas que presentaban los que fueron asesinados y heridos y otros hechos que se han publicado y a los que han tendido acceso las agencias de inteligencia de EE UU y sus aliados, dejan pocas dudas sobre el hecho de que el régimen sirio usó armas químicas contra los civiles”.
Desde que se conoció de la existencia de los hechos en la periferia de la capital siria, EEUU ha apuntado a la necesaria toma de decisiones a partir de este momento crítico, abandonando la actitud más distante de los últimos tiempos. Sin embargo, el secretario de Defensa, Chuck Hagel también se mostró ambiguo ante la postura norteamericana, y explicó, durante un viaje en el sudeste asiático que el Departamento de Defensa “tiene la responsabilidad de presentar al presidente las opciones para todas las contingencias posibles. Eso requiere de un reposicionamiento de nuestros recursos y fuerzas para poder realizar toda opción que el presidente elija”.
Hay que recordar que la variable económica es fundamental. Según la información facilitada al Congreso por el Pentágono el pasado 23 de julio, el coste de una intervención, dentro de un contexto de recortes presupuestarios en el Departamento de Defensa, supondría para los contribuyentes un gasto de 1.000 millones de dólares al mes durante un año, y eso solo en el caso de que se optase por llevar a cabo una zona de exclusión aérea.
EEUU apuesta alternativamente por una respuesta unilateral contra el gobierno sirio por parte de la gran mayoría de las potencias aliadas militares de Europa y Oriente Próximo. Como se apunta desde la agencia EFE, a lo largo de los próximos días, todos los Jefes del Estado Mayor de Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Canadá, EEUU, Turquía, Arabia Saudí, Qatar y Jordania se reunirán en territorio jordano, (que colinda gran parte de su frontera con Siria), donde se tratará “la seguridad regional y las repercusiones de los últimos eventos, especialmente en la crisis siria”.
Francia, como ya ocurriese en el conflicto libio, también se ha posicionado del lado de la intervención militar tras conocerse el alcance de los ataques, asegurando que en el caso de que se demuestre de que el gobierno sirio ha sido el responsable, sería necesaria “una reacción de fuerza por parte de los actores internacionales”. Según detallaba Laurent Fabius, ministro de Exteriores de Francia, no se ha dudado en señalar a Al Assad como “responsable de la masacre”.
Por lo que respecta al lado del gobierno sirio, sus aliados, encabezados principalmente por Irán, han salido al paso de las posturas de los principales países occidentales. Durante el fin de semana, se alegó, a través del portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araqchi, que aportará “pruebas” para demostrar que el ataque con armas químicas fue realizado por las fuerzas rebeldes próximas y armadas por Washington, y no por Al Assad. Por su parte, el subjefe del Estado Mayor, Massoud Jazayeri, ha advertido a EEUU de que si se opta por la intervención militar “habrá graves consecuencias para la Casa Blanca”.
En lo que respecta a Moscú, que hasta ahora ha mostrado una perspectiva muy cercana a Al Assad, ha resaltado que no ha sido el gobierno sirio el autor de los ataques, además de acusar en un comunicado como “inaceptable” la conducta mostrada por EEUU y Reino Unido tras los hechos del pasado miércoles. Rusia ha advertido que la intervención militar de EE UU que tendría “gravísimas consecuencias”. (Javier Martínez)