Los acontecimientos derivados de la invasión de Ucrania por Rusia y las amenazas de empleo de armamento nuclear en ese conflicto, han llevado a Estados Unidos a reforzar su arsenal de bombas nucleares en Europa. La decisión, a la que puede haber impulsado las amenazas verbales del propio Vladimir Putin, ha llevado a los estrategas estadounidenses a acelerar el envío a sus bases europeas de su más moderna bomba de caída libre de tipo nuclear, la B61-12.
Desarrollada en fechas recientes, a finales de este año ya habría ejemplares en distintos puntos de Europa para complementar a otras bombas del mismo modelo más antiguas, que ya estaban a disposición de la Fuerzas Aérea de Estados Unidos (USAF) y de otros países con aviones de combate homologados para su transporte y lanzamiento.
No tenemos conocimiento de que la decisión de mejorar el armamento nuclear de caída libre de la gama B61, que son bombas de configuración clásica y de pequeño tamaño provistas con una ojiva nuclear de carácter táctico, estaba ya prevista, aunque lo que sí se ha difundido es que las amenazas de Rusia podrían haber incidido en acelerar la decisión.
La versión 12 de la bomba B61 es un arma más precisa gracias a un kit trasero con aletas móviles. (USAF)
Respuesta inmediata
Desde distintos ámbitos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de la Unión Europea se ha asegurado que habría una respuesta rápida y contundente al empleo de armas nucleares por parte de Rusia en territorio de Ucrania. También que la misma no implicaría el uso de ese destructivo y letal armamento.
En todo caso, la llegada de las bombas nucleares B61 mejoradas al estándar 12, que es su versión más recientes, se inscribiría dentro de la programación del Pentágono estadounidense de modernizar su arsenal de armas nucleares tácticas lanzables desde plataformas aéreas para mantener ese modelo con el máximo nivel de operativo.
Las bombas del tipo B61 comenzaron a ponerse a punto en los años sesenta del siglo pasado, se caracterizan por incluir ojivas de capacidades sustancialmente distintas, que permiten usarlas para generar explosiones que van desde menos de un kilotón a los cuatrocientos.
La USAF estaría invirtiendo según fuentes abiertas una cifra de unos 10.000 millones de dólares en el programa de actualización, y de extensión de la vida útil (LEP, Life Extensión Program), de sus bombas nucleares de caída libre del tipo B61 a la versión tipo 12 más actual.
Entre otras mejoras se incluyen elementos en su parte trasera con un tail kit de Boeing para el guiado del arma de forma mucho más precisa y que, junto a otros equipos, aprovecha sistemas satelitales y de otro tipo para su desplazamiento al punto prefijado de antemano. (Octavio Díez Cámara)