El Gobierno de Estados Unidos ha determinado una excepción para el programa F-35 Lightning II, que autoriza a su fabricante, Lockheed Martin, continuar con las entregas de dichos aviones de combate aunque contengan un pequeño sistema fabricado con componentes chinos no autorizados.
El pasado mes septiembre, la Agencia de Gestión de Contratos del Pentágono dejó de aceptar nuevos aviones F-35 tras descubrir el 19 de agosto que un imán que forma parte del motor del caza furtivo estaba fabricado con material no autorizado procedente de China y que está contemplado como no exportable en el marco de la guerra de vetos entre Pekín y Washington.
La excepción fue concedida por el subsecretario de Defensa para Adquisiciones y Sostenimiento, William LaPlante, el pasado sábado, 8 de octubre. “La aceptación de los aviones es necesaria para los intereses de la seguridad nacional. Esta determinación se aplica a un total de 126 aviones F-35 que están en espera de ser entregados o que serán entregados en el marco del contrato de producción del lote 12-14”, según explicó en un comunicado del Departamento de Defensa estadounidense.
Formación de aviones de combate F-35. (foto Julio Maíz)
Así, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos (el F-35 lo usan su Fuerza Aérea, la Marina o US Navy y el Cuerpo de los Marines) podrán recibir esos 126 aviones de combate contratados, que tienen como fecha final de entrega el 31 de octubre de 2023. Dieciocho aparatos habían sido retenidos como parte de la paralización determinada por el Gobierno de Estados Unidos tras localizar que la bomba de lubricación de su motor Pratt & Whitney F135 incluye ese componente chino, según informó Lockheed Martin en un comunicado de prensa.
La compañía, que fabrica estos aviones en su planta de Fort Worth (Texas), afirmó que el problema estaba “relacionado con un imán del motor fabricado por Honeywell que incluye una aleación de cobalto y samario” proporcionada por un subcontratista de nivel inferior.
Honeywell International Inc, trabaja para encontrar una fuente alternativa para el metal chino y utilizarlo en las futuras bombas de lubricante que fabrique. También se precisó que dicho imán no transmite información ni perjudica a las aeronaves, y no hay riesgos de seguridad.
Las leyes estadounidenses y las regulaciones de adquisición del Pentágono prohíben el uso de metales especiales o aleaciones fabricados en China, Irán, Corea del Norte o Rusia. El programa F-35 cuenta con más de 1.700 proveedores de todo el mundo, según comunicó la multinacional de Defensa de los Estados Unidos. (Julio Maíz Sanz)