El 1 de junio de 1995, el personal del Cuartel General del Mando de La Legión y su Compañía de Cuartel General llegaban desde el Campamento “Benitez”, en Málaga, y entraban desfilando por la puerta de esta Base, para constituirse en el núcleo central de una nueva unidad que pocas semanas después pasaría a denominarse Brigada de La Legión (BRILEG).
Más tarde, tras diversas adaptaciones orgánicas, se incorporarían el resto de las unidades que inicialmente la constituyeron; los tercios “Don Juan de Austria”, procedente de Fuerteventura, y “Alejandro Farnesio”, que permanecería en Ronda, a los que se unieron las unidades del núcleo de apoyo de la disuelta Brigada XXIII: Grupo de Artillería, Grupo Logístico y Unidad de Zapadores. Posteriormente se creaba la Bandera de Cuartel General y años más tarde se reactivaba nuestro Grupo de Caballería. El 20 de septiembre de 1996, en un acto presidido por SSMM los Reyes, añadió a su denominación oficial el sobrenombre de “Rey Alfonso XIII”. Hoy en día, la Brigada de Infantería Ligera “Rey Alfonso XIII”, II de La Legión, es una unidad consolidada, conocida y reconocida a nivel internacional, gracias al trabajo bien hecho de los miles de hombres y mujeres, damas y caballeros legionarios que, junto con los más de tres mil legionarios que la componemos hoy, han hecho posible que esto fuese una realidad.
Foto: La BRILEG es una unidad especialmente preparada para el combate en población (T3/VII, Minas de Alquife, 2015).
Desde que en 1995 tuvo lugar el nacimiento de la Brigada de La Legión, la unidad ha recorrido un camino que ya tiene una longitud de dos décadas. Creemos que es un buen momento para, durante unos minutos, volver la vista atrás y recordar algunos asuntos y acontecimientos que han determinado la evolución de la BRILEG en estos veinte años. Inmediatamente volveremos a mirar al frente para analizar el presente y conjeturar el futuro, que a buen seguro será tan venturoso como lo fue el pasado. En aras de una razonable extensión y fácil lectura, no podemos adentrarnos en un estudio sistemático de estos dos decenios y, por tanto, no abordaremos ningún tema con el detalle y profundidad que en otro momento pudiera resultar pertinente. Ofreceremos simplemente una composición con aquellas pinceladas que constituyen las líneas maestras del cuadro. A tal efecto, expondremos cómo y porqué surgió la BRILEG, así como los principales hechos y novedades acaecidos en relación con el personal, la orgánica, los materiales y la preparación. Por último, a modo de conclusión, haremos un apunte sobre los, a nuestro juicio, más importantes retos que se vislumbran en un horizonte cercano.
Nacimiento
Con la entrada en la Alianza Atlántica (1986), España asumía el compromiso de una mayor implicación en asuntos internacionales, lo que en la práctica exigía disponer de unidades preparadas para constituir contingentes capaces de integrarse en organizaciones multinacionales y participar en operaciones en el exterior.
Foto: El “Centauro” (OTO Melara) es un blindado 8x8 con gran movilidad y potencia de fuego gracias a su cañón Otobreda de 105 mm. (GRECO, San Gregorio, 2013).
Aunque anteriormente se habían enviado observadores aislados y equipos de pequeña entidad a participar en operaciones de apoyo a la paz, sería la Agrupación Táctica (AGT) Málaga, en 1992, la primera unidad que como tal se integraba en estructuras operativas multinacionales (UNPROFOR)(1). Esta AGT se constituyó sobre la base de unidades legionarias. Sin embargo, en aquel entonces La Legión sólo encuadraba cuatro tercios de Infantería, por lo que carecía de unidades de apoyo al combate y logístico. Por ello hubo que agregar elementos de zapadores, transmisiones, caballería, inteligencia, logística… procedentes de otras unidades del ET. El Plan NORTE (Nueva Organización del Ejército de Tierra), aprobado en 1994, se elaboró con la finalidad de transformar la estructura del Ejército territorial (regiones militares) en una más funcional, modular y flexible. Entre sus objetivos se encontraba satisfacer la necesidad de generar organizaciones operativas (incluyendo unidades de combate y apoyo) proyectables y con capacidad para integrase en estructuras multinacionales. En este contexto de apertura e implicación internacional, y en virtud de la Orden Ministerial 84/1994(2), nació la BRILEG, organizada, equipada, y adiestrada para ser proyectada en un breve plazo allá donde las exigencias de la defensa nacional lo requieran.
Personal
Millán Astray, en su libro La Legión (1923), nos decía quiénes y cómo eran los legionarios de aquella primera época. Veamos lo que dejó escrito: Son los luchadores de la vida, los aventureros, los soñadores, los esperanzados y los desesperados. Pues tras esta literaria referencia veamos ahora quiénes y cómo son los integrantes de la Brigada de La Legión en el siglo XXI. Para ello haremos un breve recorrido por los principales cambios que en materia de personal han acaecido en estos últimos años.
Foto: Una patrulla de legionarios marcha sobre la nieve (T3/VII, Alquífe, 2015).
La profesionalización: La Legión surgió como una fuerza profesional con efectivos, haberes y reglamento propios y así lo especificaba el Real Decreto de fundación dado por Alfonso XIII (imagen 1). A lo largo de su historia ha mantenido este estatus, bajo diversas modalidades, siendo lo normal en algunas épocas que se mezclasen legionarios profesionales con los de reemplazo (estos últimos, una vez en filas, optaban voluntariamente por cumplir sus obligaciones militares en La Legión). Sin embargo, en el último cuarto del siglo XX se fue abriendo paso la idea de tener unas FAS (Fuerzas Armadas) totalmente profesionales y poner fin al modelo de servicio militar obligatorio. Así, la Ley 17/1999, de Régimen del Personal de las FAS, en su disposición adicional 13ª suspendía –que no derogaba– la Ley Orgánica 13/1991 del Servicio Militar. El sistema de reclutamiento forzoso basado en la obligación constitucional de contribuir a la defensa nacional, que contaba en nuestro país con una historia de 189 años, quedaba de momento en suspenso. Los últimos legionarios de reemplazo se encontraban entre los sorteados el 8 de noviembre de 2000 (última edición del sorteo del servicio militar obligatorio). Estos reclutas se incorporaron a la BRILEG en el año 2001 y la última jura de Bandera de legionarios de reemplazo tuvo lugar en Almería en mayo de 2001. El 1 de enero de 2002, tal y como marcaba la Ley, todo el personal era profesional.
Foto: Legionarios hacen fuego con un lanzagranadas C-90 (T4/X, Viator, 2014).
La mujer: La incorporación de la mujer a las FAS ha supuesto sin duda un importante acontecimiento en nuestra historia reciente. El proceso se inició con el Real Decreto Ley 1/1988, que, sin embargo, limitaba el acceso del personal femenino a 24 escalas y cuerpos de los tres ejércitos. Posteriormente, la Ley 17/1989 amplió las posibilidades, aunque también mantenía ciertas restricciones en cuanto a la posibilidad de servir en determinadas unidades consideradas especialmente duras (Legión, paracaidistas, operaciones especiales, Infantería de Marina, submarinos y buques de superficie, cuyas instalaciones y servicios no estuviesen adecuados para la separación de sexos). El Real Decreto 984/1992 eliminó todas las limitaciones, abriendo las puertas para que en La Legión hubiese mujeres y hombres –DL (Dama Legionaria) y CL (Caballero Legionario)– en régimen de igualdad. La equiparación se hizo realidad en 1995, cuando cinco mujeres de la Brigada Motorizada XXIII decidieron incorporarse, ya como DL, a la recién creada Brigada de La Legión.
Los extranjeros: La Legión se creó con el nombre original de Tercio de Extranjeros y ello porque su principal novedad radicaba en la admisión de personal que, procedente de otros países, estaba dispuesto a luchar por España. El teniente coronel Millán Astray, en su ya citado libro La Legión (1923), dedicó a ellos unas líneas que por su interés transcribimos: Su presencia caracteriza la psicología de La Legión, proporcionándola formas sui generis que la diferencian de los otros cuerpos. El legionario extranjero es el puro tipo aventurero y alcanza el máximo de sus peculiares cualidades, porque se recluta entre el aventurerismo del mundo entero. La llegada de extranjeros se interrumpió a principios de la década de los ochenta del siglo pasado, pero con carácter temporal. En 2002 se aprobó de nuevo su acceso a las FAS. En esta ocasión no existían limitaciones en cuanto a las unidades de destino, pero sí atendiendo a los países de origen. Los aspirantes debían ser originarios de países con especiales relaciones históricas y culturales con España (básicamente la mayoría de los iberoamericanos y Guinea Ecuatorial). En febrero de 2003 llegó a Ronda el primer contingente de personal foráneo, de esta que podemos considerar segunda época del que volvía a ser Tercio de Extranjeros. En la actualidad la mayoría de los que han permanecido en filas han obtenido la nacionalidad española y algunos han hecho carrera, accediendo a las escalas de oficiales y suboficiales. En cuanto a nuevas incorporaciones, el número de plazas se ha reducido muy notablemente.
Orgánica
La BRILEG constituye una gran unidad que cuenta con elementos de combate, apoyo al combate y apoyo logístico. Se organizó a partir del Mando de La Legión (MALEG) sobre la base de los tercios Don Juan de Austria, 3º de La Legión; y Alejandro Farnesio, 4º de La Legión. A estas unidades de gran tradición legionaria se unieron las del núcleo de apoyo de la disuelta Brigada XXIII: Grupo de Artillería, Grupo Logístico y Unidad de Zapadores. Todas ellas se instalaron en la Base Alvárez de Sotomayor, sita en el municipio de Viator (Almería), excepto el 4º Tercio, que permaneció en el Acuartelamiento Montejaque en la malagueña ciudad de Ronda. En estos veinte años de andadura la estructura de la BRILEG ha experimentado varias modificaciones, de las que vamos a mencionar las más relevantes. La primera fue la creación de la Bandera de Cuartel General (Norma General 7/97 EME) para agrupar a varias unidades de entidad compañía: Cuartel General, Defensa Contracarro, Transmisiones(3) e Inteligencia y, además, como singularidad muy específica, la de Música. La segunda novedad de importancia fue la creación del Grupo de Reconocimiento (Real Decreto 416/2006), cuyo encuadramiento en la BRILEG representaba la recuperación de la tradición y capacidades de las unidades de Caballería. La última modificación relevante tuvo lugar en 2009 cuando se aprobó la transformación (Res. 562/19832/09/ BOD nº 249 de 23 de diciembre de 2009) de la Unidad de Zapadores en Bandera de Zapadores con una mayor entidad y mayores capacidades.
Foto: Zapadores haciendo prácticas anfibias con lanchas Zodiac “Mark III” equipadas con fuera borda Envirude de 55 CV (BZAP, Almería, 2013).
Materiales
En este campo se ha producido una notable evolución, propiciada en gran parte por las experiencias y lecciones aprendidas en operaciones. Sería imposible tan siquiera mencionar todas las novedades acaecidas en este ámbito, por lo que nos limitaremos a señalar las más significativas. Comenzamos recordando nuestro emblemático fusil de asalto CETME. En el momento de su constitución, la BRILEG tenía en dotación el CETME 5,56 mm. en sus versiones L, LC, LV. En las operaciones en Bosnia y Herzegovina el fusil fue sometido a un continuo empleo (a veces en condiciones adversas, con lluvia, barro, polvo…), que reveló que el CETME L resultaba un arma poco fiable (se registraban numerosas interrupciones durante su uso y sus piezas de plástico se rompían con relativa facilidad). Por ello, en 1999, se tomó la decisión de adoptar el alemán Heckler & Koch (HK) G-36, con el mismo calibre 5,56 pero más robusto, fiable y con un sistema de puntería (mira óptica con aumento) muy superior. En su actual configuración cubre las necesidades operativas hasta los 400 m. Sin embargo, durante las operaciones en Afganistán se pudo constatar que en muchas ocasiones los elementos hostiles se situaban a distancias de entre 700 y 800 m. e incluso superiores (fuera del alcance eficaz del G-36). Por ello se han hecho cada vez más necesarios los fusiles de largo alcance para francotiradores. El Accuracy (7,62 mm.) y el Barrett (12,7 mm.) han aportado un mayor alcance y precisión para determinadas misiones (eliminación de objetivos de alto rendimiento, neutralización de snipers, destrucción de artefactos explosivos...).
Foto: Misil TOW de la Compañía de Defensa Contra Carro (BCG/ DCC, Viator, 2013).
En relación con el armamento colectivo de las unidades de Infantería, debemos hacer una breve referencia a las ametralladoras, los morteros y las armas contracarro. La longeva MG42 de 7,62 mm. tenía que ser objeto de sustitución por razones de peso y calibre. En un principio entró en servicio la Ameli (de la familia CETME), pero no cumplía las expectativas y así se impuso la HK MG4E. En relación con los morteros, los sistemas tradicionales evolucionaron por mor de las necesidades operativas derivadas de los conflictos asimétricos (Afganistán). En estos escenarios resulta necesario que las pequeñas unidades dispongan de un sistema propio de apoyo de fuego para dar, en situaciones de aislamiento, respuesta inmediata ante una posible agresión. Al objeto de cubrir esta necesidad, el mortero embarcado automatizado Cardom ha sido recientemente asignado a la BRILEG. Este sistema reúne una serie de características (rapidez de respuesta, potencia de fuego, alcance y movilidad) y avances técnicos (GPS, navegador inercial, designadores por laser…) que le permiten realizar la adquisición de objetivos, cálculo de datos de tiro y puntería de forma automática, lo que le otorga una gran rapidez de intervención y precisión en el tiro. Respecto a las armas contracarro el lanzagranadas Instalaza de 88,9 mm. fue progresivamente sustituido por dos nuevos diseños de la propia casa: el C-90 y el Alcotán 100. Los lanzagranadas han convivido con los misiles, que también han sufrido su propia evolución. En la década de los noventa del pasado siglo el filodirigido MILAN comenzó a ser reemplazado por el TOW y Spike (armas más potentes y con un mejor sistema de guiado).
Respecto a los vehículos, las unidades de la BRILEG han utilizado y utilizan una muy amplia variedad. Comenzando por los de ruedas no blindados, se ha empleado un amplio abanico de marcas y modelos (Land Rover, Nissan, Santana Aníbal, Uro VAMTAC, Pegaso, Iveco, VEMPAR…) de diversos pesos y medidas. La evolución ha venido marcada por la consecución de mejoras en cuanto a movilidad, protección y capacidad de transporte. Respecto a los blindados, la BRILEG empezó su andadura en 1995 con dos banderas ligero-protegidas (VII y VIII) y una ligera (X). Las dos primeras fueron dotadas con el ya entonces veterano BMR (Blindado Medio sobre Ruedas) 6x6 con ametralladora de 7,62 ó 12,7 mm., según la versión). Fue el rey de las operaciones durante mucho tiempo, pero, en 2007, las tropas españolas sufrieron varias bajas en Afganistán y Líbano a consecuencia de artefactos explosivos (IED). La trágica evidencia mostraba que el blindaje del BMR resultaba insuficiente contra este tipo de acciones. En estas circunstancias se produjo la acelerada llegada de los MRAP(4), cuyo elemento diferencial es precisamente su elevada protección contra minas y artefactos explosivos (C-IED). Se adquirieron dos modelos, el LMV Lince y el RG-31 Nyala, que inicialmente fueron enviados a zona de operaciones. Posteriormente, en 2013, una de las banderas de la BRILEG (VIII) recibió en dotación estos vehículos. Además, hace ya algunos años se puso en marcha un programa para la adquisición de un Vehículo Blindado de Ruedas (VBR) 8x8 para reemplazar al sufrido BMR. La panoplia de blindados se completa con los vehículos de las unidades de caballería; los VEC (6x6 con cañón de 20 mm.), de la familia BMR, y los más modernos y potentes Centauro (8x8, con cañón de 105 mm.).
Foto: Suboficial de zapadores especialista en desactivación de explosivos realizando una explosión controlada. Porta el pesado (25 kg.) pero necesario traje de protección EOD 9 (BZAP, Viator, 2013).
El Grupo de Artillería (GACA) proporciona a la Brigada apoyo de fuegos y defensa antiaérea. En 1995 el GACA de la BRIMT XXIII disponía de piezas OTO Melara de 105/14 y a partir de abril de 1997 comenzó el proceso de sustitución por obuses remolcados Light Gun de 105/37 (estas piezas también pueden configurarse –cambiando el tubo– como 105/30). Por su parte la Batería MISTRAL de defensa antiaérea se constituyó en febrero de 1995 (todavía dentro de la BRIMZ XXIII) recibiendo como arma característica el misil que le da nombre a la unidad. La Bandera de Zapadores (BZAP) ha registrado una evolución parecida en cuanto a armamento y vehículos, pero además dispone de una amplia variedad de máquinas que le permiten realizar trabajos de fortificación en beneficio de la Brigada. Sin embargo, su principal novedad se refiere a la lucha contra IED, pues cuenta con material específico para la detección y neutralización de artefactos explosivos de todo tipo. Las transmisiones, por su parte, han sufrido una verdadera revolución acorde con la vertiginosa evolución de la tecnología en este campo. La Brigada, en el momento de su creación, contaba con sistemas analógicos (familia PRC) muy obsoletos. Estos aparatos han sido progresivamente sustituidos por digitales integrables, que facilitan el mando y control de la Brigada (red radio de combate PR4G, terminales satélite y SIMACET(5)). En cuanto a la inteligencia, las capacidades se han visto notablemente incrementadas con la dotación de sistemas electrónicos de observación y vigilancia (cámara Coral y radar Arine) y aviones no tripulados UAV (Unmanned Aerial Vehicle) Raven.
Preparación
La Brigada de La Legión ha de estar siempre lista para ser empleada en todo momento y en cualquier escenario. La continúa y rigurosa preparación para el combate es la clave para mantener un alto grado de operatividad y permanente disponibilidad. La BRILEG durante sus veinte años de historia ha sabido adaptarse a cualquier escenario, aprendiendo y practicando las más diversas y novedosas tácticas, técnicas y procedimientos. De nuevo las operaciones han marcado el ritmo y así podemos mencionar algunos hitos de importancia. Las primeras operaciones de apoyo a la paz en escenarios como Bosnia Herzegovina y Kosovo obligaron a desarrollar procedimientos que permitiesen la ocupación de amplias zonas y el control de las actividades que en ellas se realizaban. En este contexto se desarrolló un tipo de operación que dio en denominarse control de zona y que podía incluir la comprobación, inspección y, en su caso, intervención sobre todas las actividades que se desarrollaban en la zona de operaciones asignada. En la práctica las fuerzas militares tenían que hacerse cargo de casi todo, incluyendo un gran número de funciones policiales: orden público, protección de instalaciones, control de masas, registros y requisas de armamento, control del tráfico…
Foto; Ejercicio conjunto “Africa Readiness Trainning”: las fuerzas estadounidenses emplean el fusil Colt M-4 equipado con varios sistemas auxiliares, como mira holográfica CCC 68, telescópica Trijicon ACOG y designador láser PQ15 (T3/VIII, Viator, 2015).
Posteriormente, escenarios como Irak o Afganistán obligaron a focalizar la preparación en la lucha contra insurgencia (COIN), que es propia de los conflictos asimétricos y desde el punto de vista táctico tienen una serie de características muy peculiares. Respecto a los contendientes, existe una fuerza regular que podríamos considerar convencional y una insurgente, con formaciones armadas irregulares y difíciles de identificar que, intencionada y maliciosamente, tienden a confundirse con la población civil. La insurgencia empleará predominantemente la guerra de guerrillas, la subversión, el hostigamiento y los atentados y acciones terroristas. En cuanto al terreno, las operaciones se desarrollan en espacios amplios, sin un frente definido. Por ello, la lucha COIN exige el empleo descentralizado de pequeñas unidades capaces de combatir con iniciativa en situaciones de aislamiento, por lo que deben contar con una esmerada preparación y gran autonomía.
Además, y con carácter general para cualquier escenario, se viene observando que, en situaciones de conflicto o post-conflicto, resulta esencial el control de los núcleos de población. La Brigada de La Legión, desde hace algún tiempo, viene dedicando un importante esfuerzo a la preparación para el combate en zonas urbanizadas, que se ha desarrollado y perfeccionado gradualmente. Inicialmente el esfuerzo se centró en el combate en superficie (reconocimiento, ocupación y defensa de edificaciones y zonas urbanizadas). Posteriormente se amplió el marco abarcando los niveles superiores, las alturas (control de azoteas, técnicas de entrada desde arriba, observación y localización de objetivos, francotiradores…). Muy recientemente se ha abordado la tercera dimensión, el subsuelo, y así la Brigada ha sido designada como unidad experimental para la preparación del combate en ambiente subterráneo(6) (sótanos, túneles, alcantarillas, canalizaciones e infraestructuras bajo tierra…). De esta forma, el combate en zonas urbanizadas se prepara de una forma integral que contempla sus tres dimensiones: superficie, alturas y subsuelo.
La adquisición, mantenimiento y mejora de capacidades exige una permanente y cíclica instrucción del personal y un constante adiestramiento de las unidades. También en materia de preparación la BRILEG ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. La instrucción y el adiestramiento clásicos, ejecutados en campos de tiro y maniobras, constituye la base del sistema de preparación, pero además éste se ha visto ampliado y mejorado con instalaciones específicas diseñadas y construidas al efecto (polígonos de combate en zonas urbanizadas o polígono contra IED) y con el empleo de simuladores. Las instalaciones y sistemas de simulación permiten practicar procedimientos y ejecutar ejercicios (tiro armas individuales, misiles, conducción, supuestos tácticos…) con una importante reducción de costes en munición, combustible e incluso tiempo.
Foto: Afganistán ha constituido el escenario por excelencia de la lucha COIN: francotiradores vigilan una aldea (ISAF, Afganistán, 2010).
Futuro
Las lecciones aprendidas en operaciones –desde Bosnia a Afganistán– nos muestran que los escenarios tienden a ser cada vez más complejos. La complejidad deriva de la cambiante naturaleza de los conflictos, cuya resolución se ve condicionada por una innumerable variedad de factores (políticos, religiosos, culturales, humanitarios, económicos… y también militares) y actores (estatales y no estatales; militares y civiles). En este complicado marco operativo, el ET ha de contar con un amplio espectro de capacidades para intervenir en cualquier escenario y situación. Así viene ganando peso el concepto de polivalencia, ya recogido en la Directiva 08/12 de Transformación de la estructura de la Fuerza del ET. En este contexto se viene consolidando el objetivo de constituir las denominadas BOP (Brigada Orgánica Polivalente). Su organización, características y capacidades son todavía objeto de estudio y debate. No obstante, parece estar claro que se conciben como una estructura orgánica permanente con un conjunto de capacidades suficientemente variado y equilibrado, que permita la organización de contingentes capaces de intervenir en el más amplio espectro de operaciones.
La BOP ha de convertirse en la unidad base (de cuenta), a partir de la cual, y en función de la misión y situación, constituir organizaciones operativas ad hoc. En esta línea, el Real Decreto 872/2014, por el que se establece la organización básica de las Fuerzas Armadas, establece en su artículo 28.b, que la Fuerza Terrestre tiene por cometido principal prepararse para constituir, de forma rápida y eficaz, estructuras operativas terrestres para la realización de operaciones militares. El futuro inmediato apunta, como venimos diciendo, al mantenimiento de unidades polivalentes capaces de generar organizaciones operativas adaptadas a la misión y a la situación. La BOP está llamada a ser la unidad donde el concepto de polivalencia adquiera su verdadera dimensión. La BOP deberá encuadrar unidades con diversas capacidades y medios (cierta especialización) que proporcionen al conjunto la deseada polivalencia en su sentido más pleno. Pero esta consideración nos lleva a planearnos la siguiente cuestión: especialización y polivalencia ¿Son opciones contrapuestas o complementarias?
Foto: Los polígonos de combate en zonas urbanizadas constituyen instalaciones muy útiles para la instrucción del personal (T4/X, San Gregorio, 2014).
Veamos cómo se resolvía el asunto en un reciente artículo publicado en la revista Ejército(7): Según el diccionario de la Real Academia Española, especializar quiere decir limitar algo a un uso o fin determinado, mientras que polivalencia ha de entenderse como que vale para muchas cosas. En nuestra opinión, en el complejo entorno operativo actual, una organización militar no puede adscribirse radicalmente a ninguna de las opciones tomadas en su literal sentido. La especialización excesiva ha de ser superada, pues supone establecer limitaciones que podrían resultar contraproducentes y la polivalencia ha de ser matizada, ya que resulta imposible hacer muchas cosas y hacerlas todas bien. La polivalencia ha de ser buscada en el todo, mientras que las partes han de gozar de una cierta especialización. Un ente u organización no será realmente polivalente cuando por si mismo intente hacer de todo (enfoque monolítico); será polivalente cuando cuente con elementos subordinados –con una cierta especialización de funciones y capacidades– que operen y actúen en nombre y beneficio del todo (enfoque sistémico). La BRILEG está inmersa en este proceso de transformación del ET que llevará a las BOP y por ello ha de contar –siguiendo el enfoque sistémico– con elementos subordinados, que sumando sus capacidades proporcionen polivalencia de conjunto. La BRILEG (o su futuro formato BOPLEG) debe disponer de unidades capaces de hacer frente a enemigos convencionales, híbridos o asimétricos y participar en todo tipo de operaciones (desde el apoyo a autoridades civiles en tiempo de paz al combate generalizado de alta intensidad). Por todo ello es necesario contar con unidades de combate (sus banderas) que proporcionen un adecuado, suficiente y equilibrado conjunto de capacidades entre las que podemos destacar:
– Capacidad de proyección para desplegar y operar en escenarios lejanos durante largos periodos de tiempo.
– Capacidad de emplear medios y adoptar procedimientos con versatilidad y flexibilidad para actuar en todo tipo de crisis y conflictos y adaptar su actuación a la evolución de la situación (conflicto de alta intensidad, apoyo a la paz, asesoramiento militar, cooperación con autoridades y organismos civiles…).
– Capacidad de integración en estructuras conjunto combinadas para aprovechar las sinergias de la acción conjunta y de la cooperación multinacional en el seno de alianzas y organizaciones supranacionales.
– Capacidad de aplicar el enfoque integral para explotar y sacar provecho de todas las posibilidades que ofrece la colaboración y apoyo mutuo entre los distintos actores (civiles y militares) que pueden contribuir a la resolución de un conflicto.
Completamos el reportaje con una entrevista al actual jefe de la BRILEG, el general Juan Jesús Martín Cabrero.
Notas
(1) UNPROFOR (United Nations Protection Force), era el nombre del contingente de cascos azules que la ONU envió a Bosnia Herzegovina en misión de paz.
(2) La OM 84/1994 (entidad, estructura y despliegue de la fuerza del ET) fue aprobada en Consejo de Ministros en agosto de 1994, con la finalidad de poner en marcha la ejecución del Plan NORTE.
(3) La Compañía de Transmisiones se transforma en unidad independiente (Real Decreto 416/2006) y pasa a depender directamente del general. Sin embargo, 6 años después, en 2012, se vuelve a integrar en la BCG.
(4) MRAP (Mine Resistant Ambush Protected): Resistente a minas y protegido contra emboscadas.
(5) Sistema de Mando y Control del Ejército de Tierra.
(6) Ver artículo Guerra Subterránea. Unidades experimentales de La Legión publicado FDS445 (mayo de 2015).
(7) Tercio Don Juan de Austria 3º de La Legión. 75 años de adaptación y polivalencia, publicado en la revista Ejército (nº 886, enero 2015).