El mundo sigue hoy la misma tónica que desde hace varias décadas. Distintos conflictos se mantienen activos en puntos bien diversos. Varios ejércitos tienen tropas destacadas para instruir a las de otros países en técnicas avanzadas para el combate. Las agencias policiales siguen actuando para frenar las actividades de cárteles y mafias organizadas y a aquellos lobos solitarios que continúan surgiendo en las ciudades europeas. Elementos militares actúan en escenarios bien alejados de los que les son propios para frenar la amenaza terrorista en general y “yihadista” en particular,…
Todas esas actividades, relacionadas tanto con la milicia como con el entorno policial, tienen como denominador común el hecho que hay profesionales actuando en entornos en los que se ha concretado un nivel más o menos elevado de amenaza y en los que pueden ser objeto de ataques derivados de situaciones convencionales o de enfrentamientos asimétricos.
Intentar reducir al máximo los riesgos previsibles para quienes actúan en cometidos arriesgados ha demostrado ser una necesidad especialmente rentable(1) en los últimos años, como sería el caso de los pequeños equipos de operaciones especiales que están asumiendo misiones complejas con un nivel de austeridad de costos muy eficiente en lo que a resultados se refiere. Por ese motivo, desde las distintas instituciones gubernamentales e industriales se propugna brindar el mejor equipamiento tecnológico para aquellos que están en primera línea o en situaciones en las que los enfrentamientos son más que previsibles.
Foto: Pequeños monoculares captadores pueden situarse delante de las ópticas diurnas, gracias a los largos carriles Picatinny de las armas, cuando así se requiera (foto Octavio Díez Cámara).
Hemos hablado últimamente de equipos de protección antibala, de armas de mayor o menor letalidad, de vestimenta y de otros ámbitos que les son propios. En el presente reportaje les queremos presentar un entorno que, por los avances que se están consiguiendo en estos últimos años y porqué se ha reducido notablemente su coste de adquisición, está viviendo una eclosión en lo que a compras y empleo operativo se refiere. Les hablaremos de los sistemas de visión que permiten a militares y policías operar de noche o hacerlo en situaciones en las que la ausencia de luz puede ser para ellos un riesgo.
La tecnología actual, que ha evolucionado de forma consistente durante el último medio siglo, ofrece una serie de equipos que facilitan la visión situacional en condiciones complejas, permiten localizar a personas desde gran distancia, ayudan a apuntar armas de forma certera y discreta, sirven para conducir vehículos o pilotar aeronaves cuando no hay luz y no se desea que terceros conozcan la presencia propia,…, y hasta pueden ayudar a identificar a quienes forman parte del bando propio de aquellos que son una amenaza o pueden serlo.
La realidad cambia
Los visores térmicos y nocturnos para empleo por parte de aquellos que pueden verse envueltos en situaciones propias del combate(2) figuran entre los elementos del equipamiento personal de muchos o en el de dotación de colectiva de otros, teniéndolos en general, y cada vez con un mejor nivel de difusión, a mano para ser usados si la situación así lo aconseja.
Esa realidad se ha visto favorecida por dos factores que han sido clave: de un lado la aparición de nuevas tecnologías que han permitido reducir notablemente el coste de los del primer grupo de forma muy apreciable y, de otro, la ampliación de las compañías que producen los segundos, de forma que hay cada vez mejores y más económicos equipos a disposición de los potenciales clientes.
Sí, como ve el lector, el menor precio de adquisición es un factor claro que ha ayudado a la generalización, habiendo influido ese hecho en unos menores costes de mantenimiento y en que, en muchos casos, se reduzcan los plazos para que los de una determinada generación –las nocturnas son básicamente tres, pese a que algunos se empeñan en hablar de una cuarta que no puede considerarse como tal– y capacidades sean complementados o sustituidos por aquellos más actuales que mejoran de forma sensible las prestaciones finales que ofrecen.
Foto: Los diferentes sistemas de armas empleados para el combate tienen que ser efectivos cuando las condiciones luminosas no acompañen (foto BAE Systems).
Complementando a esa realidad, que hace que determinados equipos que hace tres o cuatro años costaban 15.000 euros estén hoy disponibles por 4.000 o 5.000(3), se han realizado muchos avances en factores técnicos que afectan a lo que son los captadores e intensificadores, para, en líneas genéricas, hacer que presenten imágenes más nítidas y contrastadas. Los equipos nocturnos pasivos de la primera generación, como el visor de puntería AN/PVS-3, y de segunda, que incluían gafas NVG (Night Vision Goggles) como las AN/PVS-5 y visores como el AN/PVS-4, son una referencia que, aunque aún válida para algunos, puede considerarse como algo ya del pasado.
Los de la tercera, que tienen su referente en conjuntos como el difundido monocular tipo AN/PVS-14, llevan ya unos años demostrando sus prestaciones mejoradas y su mayor vida útil, por lo que suelen ser los escogidos en formatos que incluyen captadores estadounidenses –sigue habiendo restricciones internacionales en cuanto a ofertar a terceros los más nítidos y eficaces– o soluciones que optan por un tubo tan interesante como es el XR5 de Photonics, que se monta en varias plantas europeas(4). El clásico tono verde y negro de la información visual que se le presenta al usuario se está reemplazando por modelos que, gracias a la tecnología de fósforo blanco WPT (White Phosphor Tecnology), ofrecen una imagen en blanco y negro que es más natural y mejora el contraste en muchas situaciones. Por cierto, la nitidez de sus captadores se mide en pares de líneas por mm. (lp/mm.) o por la calidad de lo visto en pantalla, como la ausencia de puntos negros, por ejemplo.
La evolución de los anteriores, conocidos genéricamente como de visión nocturna, ha mejorado desde hace poco más de una década con la aparición de sensores térmicos y con la mejora de los mismos, tanto para eliminar la necesidad de dispositivos costosos y voluminosos para su refrigeración, como por los avances que han permitido conformar sistemas de tamaño mucho más contenido y manejable, que generan menos ruido para inhibir de su localización y que, además, son mucho más eficientes en lo que a consumo energético se refiere. Los sistemas térmicos IR (Infrared) dan a quien por ellos mira o apunta una imagen generada por los contrastes de las distintas temperaturas que emiten los objetos, pudiendo identificar con más facilidad a alguien, incluso cuando esté oculto en una vegetación especialmente tupida o detrás de otro elemento que lo cubra. Son óptimos en condiciones de oscuridad total o para ver a través de niebla, humo o polvaredas.
Hemos visto como se han concretado también cambios en ambas gamas de equipo, en lo que son los sistemas que controlan la gestión, funciones o funcionalidades propias, miniaturizándolos, robusteciéndolos o aplicando en ellos procesadores más rápidos y capaces que inciden en unas prestaciones mucho mejores. Asimismo, se están aplicando transformaciones positivas en lo que es el diseño general, para obtener conjuntos más compactos y eficientes, que a la vez sean más robustos y resistentes a todos aquellos factores negativos -inclemencias atmosféricas, inmersiones accidentales o derivadas de una misión, caídas en movimientos muy dinámicos, golpes durante operaciones veloces en entornos urbanizados,…- que pueden incidir en fallos o un funcionamiento ineficiente(5).
Foto: La tecnología nocturna y térmica ha avanzado mucho en sólo unos pocos años y ahora están disponibles numerosos modelos de equipos de lo más interesantes (foto Octavio Díez Cámara).
Todo ello acompañado de evoluciones tan interesantes como la que se deriva de la fusión de los sensores captadores nocturnos y térmicos en un mismo diseño, para que el que lo usa tenga a su disposición una serie de prestaciones que eran impensables sólo hace unos pocos años. Y no acaba ahí la evolución, porque sigue con la integración especialmente reciente en los dispositivos de puntería de armas largas de ayudas, como elementos de proceso o láser integrados que miden distancias, realizan correcciones automáticas en las retículas y hasta estiman determinadas trayectorias en función de una determinada munición o de unos datos ambientales concretos que el propio sistema es capaz también de obtener.
Esa realidad tiene como principal objetivo final el que quien recurre a estos visores y sistemas sea más letal, tenga mayor capacidad de identificación e incurra menos en actos fratricidas o en acciones no deseadas sobre los civiles, pues este último colectivo, y como consecuencia de factores como los llamados conflictos híbridos, está muy presente en determinadas situaciones y enfrentamientos.
Renovación tecnológica
La tecnología disponible ya en muchos de los productos que fabrican las empresas más conocidas, pero que también proponen otras de menor renombre, pero capaces de poner a punto sistemas óptimos, posibilita a aquellos usuarios que los tienen asignados el ver una mayor porción del espectro lumínico, que es aún más relevante en el caso de los últimos equipos que fusionan visión nocturna y térmica, lo que puede representar una mejora significativa para personal militar o policial inmerso en diferentes misiones.
No obstante, el avance que supone esa opción, materializada en gafas nocturnas como las AN/PSQ-20 del tipo ENVG (Enhanced Night Vision Goggle) o su variante optimizada SENVG, parece que esta opción no ha sido acogida con el entusiasmo inicialmente previsto –u coste en origen se sitúa en torno a los 20.000 dólares, cuando un AN/PVS-14 vale sobre los 3.000– y la mayoría de usuarios siguen apostando por equipos que incorporen sólo una de las capacidades.
Foto: La nitidez de los equipos de visión nocturna varía según modelos y orígenes. No todos son capaces de las mismas prestaciones (foto Marina Militare Italiana).
En general, y en lo que son equipos intensificadores, se opta por monoculares que pueden fijarse tanto a cascos, como a determinadas armas –en ellas complementan a los visores ópticos u optrónicos–, para personal de equipos de asalto o empeñado en acciones de combate. Los binoculares intensificadores, con dos tubos, son más acordes, porque generan una percepción en profundidad mejor, para los conductores o quienes tienen que realizar tareas de alta precisión con sus manos. Si lo que se busca es una visión panorámica, que facilita una más amplia percepción de lo que acontece alrededor de quien opera en un determinado escenario, puede escogerse la solución de cuatro tubos GPVNG-18 (Ground Panoramic Night Vision Goggle), que parece ser llevaban los comandos navales SEAL (Sea, Air and Land) que acabaron con Bin Laden.
Visores intensificadores de arma larga, como los ahora en boga AN/PVS-27 MUNS (Magnum Universal Night Sight) que se suelen situar delante del conjunto óptico de puntería diurno para que así no se genere variación en lo que es el punto de impacto previsto, están siendo complementados en algunos casos tanto por conjuntos modulares tipo ACTC (Advanced Combat Thermal Clip-on), que se sitúan delante de sistemas ópticos y optrónicos clásicos, o por visores térmicos con su propia retícula y hasta capacidad de aumento de la imagen, en algunos casos gracias a un potencial digital cada vez más elaborado. Incluso, están surgiendo pequeños monoculares muy compactos que incorporan zoom digital de dos ó cuatro aumentos y pesan poco más de 400 gr. para que no incidan en un peso excesivo en aquellos que los tienen que llevar consigo.
Es ahí, en lo que es la evolución de equipos puramente digitales que se basan en sensores CCD y chips CMOS –éstos con la funcionalidad de integrar varias funciones en el mismo sensor–, donde puede haber una notable revolución, pues en determinados casos se están introduciendo avances sustanciales, como las tecnologías smart HD de alta definición, que permiten captar imágenes nítidas casi sin luz y explotar esa capacidad para apuntar un sistema de armas, lo que permitiría, por ejemplo, hacer equipos de puntería para lanzacohetes o ametralladoras que fuesen eficientes y económicos, generalizando su difusión.
Captadores de temperatura
Mientras se avanza en ese sentido, con modelos que de momento van más dirigidos al entorno policial y hasta de seguridad, donde se demandan prestaciones inferiores y se trabaja con presupuestos más contenidos, también se están haciendo muchos avances en lo que son los captadores de temperaturas característicos de los modelos de tipo térmico. Están evolucionando a pasos forzados para intentar conseguir tan buena resolución, en campos de visión equivalentes, como con los intensificadores.
Respecto de estos últimos conceptos, se están haciendo avances en la configuración de sus pantallas de presentación para favorecer el interfaz con quien mira por sus oculares y brindarle resoluciones en las que los captadores de los formatos 640x480 y 640x512 son bastante comunes, aunque ya surgen otros de 1280x720 para equipos más voluminosos; se mejora el rango de temperaturas en las que pueden emplearse recurriendo a pantallas tipo LCD, de -10º a +45º, u OLED, de -40º a +55º; se les dota de capacidad para generar imágenes en blanco y negro que destacan por la nitidez de sus contrastes o de aproximaciones a un efecto próximo a lo que serían las de color; se mejora la velocidad en la que las imágenes se regeneran por lo que los de 70 hertzios son mejores que los que ofrecen 30; se les provee de un zoom digital optimizado para que su uso no genere pérdida de precisión o se les añade la posibilidad de incorporar lentes convencionales en su parte frontal tratadas con germanio para favorecer la transmisión de luz en el espectro infrarrojo y así amplificar mejor lo visionado; se introducen conceptos; se reducen sus dimensiones y peso para mejorar la portabilidad; o se mejora la robustez general para soportar el retroceso propio de los disparos de los calibres más potentes.
Positivo es que la mayoría de los de su tipo incluyen conectores para grabar imágenes o video que captan en equipos exteriores para enviarlas a terceros y en algunos sistemas se ofrece la posibilidad de que el propio equipo las grabe para su ulterior aprovechamiento. Para armas largas en las que se busque mantener una precisión extrema están disponibles sistemas como el de largo alcance ThermoSight HISS-XLR de Flir Systems, que permite adquirir objetivos que estén a 2 km. e identificarlos, a la vez que para movimientos y vigilancias pueden emplearse los monoculares Trijicon M300W TK, que generan imágenes de gran contraste.
Los usos que se les pueden dar a unos u otros equipos vendrán determinados por sus prestaciones y capacidades concretas. En general, los sistemas de visión nocturna de tipo intensificador, que amplifican la luz ambiental o recurren a un iluminador externo de tipo IR para determinadas condiciones operativas, llevan más años en el mercado y son el resultado de una evolución surgida alrededor de la que han requerido sus usuarios, por lo que son más económicos. Puede ser conveniente emplearlos para reconocer a aquellos que no estén especialmente ocultos o cuando se opera en situaciones donde el frío pueda ser extremo. Los de carácter térmico, como contrapunto, son idóneos para detectar determinadas presencias, incluso de los que lleven uniformidad de camuflaje –hay prendas que reducen la firma térmica y pueden ser un hándicap al que hay que hacer frente– o se ocultan en vegetación tupida.
Para acabar, concretamos que lo señalado está influyendo en equipamientos de distintas organizaciones profesionales españolas. Monoculares tipo AN/PVS-14 se han generalizado gracias a contratos de adquisición multianual; gafas binoculares avanzadas AN/PVS-23 se han entregado a determinados núcleos; visores térmicos para armas largas Coyote HMG 100 los hemos visto asociados a ametralladoras pesadas M2 asignadas a cometidos de apoyo de la Infantería de Marina; en el Mando de Operaciones Especiales (MOE) han recibido los Meprolight NOA 7x para dotar a sus armas largas del 12,70x99 mm.,…, y ya hay algunas evaluaciones y adquisiciones en marcha, como las que respectivamente están realizando determinados colectivos de fuerzas de Infantería Ligera o del Escuadrón de Zapadores Paracaidistas (EZAPAC) –se hizo una licitación para proveerles con sistemas Merlin y Dragon de Quioptic–, para obtener más y mejores capacidades en sistemas de tipo térmico.
(1) El adiestramiento de profesionales de determinadas especialidades es especialmente largo y costoso como para exponerlos en situaciones de riesgo sin protección ni medios adecuados.
(2) Hay otros sistemas destinados a vehículos, plataformas de armas o usos como los propios de estaciones fijas y móviles de vigilancia zonal.
(3) Es una aseveración genérica, con casos puntuales en los que esa diferencia es menor y en otros es aún más concluyente.
(4) En España, por ejemplo, eso lo hace NVLS (Night Vision Laser Systems, Spain), que vende también a distintos países.
(5) Un equipo que no funciona cuando es necesario no responde a lo que de él se espera.