La invasión de Ucrania por Rusia ha derivado en una serie de enfrentamientos convencionales de más de dos años de duración que han propiciado el empleo de numerosos carros de combate, objeto de todo tipo de ataques para destruirlos. La realidad es que esos ingenios acorazados han demostrado su vulnerabilidad, sobre todo ante artefactos que les atacan desde el cielo, una realidad que ha llevado a Moscú a tener que emplear en combate modelos de carros de combate que tenía almacenados y en desuso, como los T-62 y otros más.
En la feria Army 24, el Ejército ruso mostraba sus principales activos en este tipo de materiales. Un T-14 Armata, del que se han producido unas pocas decenas y parece no ser lo que se pretendía, acompañado de otros tres modelos que sí son activos de combate positivos: el T-72B3M de 47 toneladas y 1.130 caballos de potencia gracias a su impulsor V-92S2F, el T-80BUM de 46,6 t y 1.250 CV al incorporar el motor GTD-1250, o el vistoso T-90M de 52 t y 1.130 CV; todos ellos incorporan un cañón principal de 125 milímetros que trabaja asociado a un sistema de carga automático que hace que sólo requieran 3 tripulantes.
En los T-72B3M se ha dispuesto una combinación de estructuras superiores, fibras de tejido, grandes piezas de goma en la parte posterior de la torre y hasta gruesas planchas de blindaje adicional. (Octavio Díez Cámara)
Las amenazas reales del campo de batalla llevaron a Rusia a adoptar medidas, como las estructuras metálicas sobre las torres, la incorporación de más blindaje o la cobertura de ciertas zonas con tejidos. Hoy, esas actualizaciones defensivas, de las que les informamos el año pasado, han dado lugar a soluciones que parecen ser más elaboradas e integrales y que pueden ver en las imágenes adjuntas.
Se sigue optando en los carros de combate por estructuras metálicas superiores con rejillas flexibles que protegerían esa zona vulnerable tanto de municiones merodeadoras como de drones armados que lanzan sobre los carros de combate todo tipo de proyectiles. Se ha avanzado en la disposición de módulos de combate reactivo que ahora, y en determinados lugares, se complementan con gruesas planchas de blindaje o con gruesas piezas de goma que estarían destinadas a evitar que algunas zonas específicas sean alcanzadas.
El blindaje y protección de los carros de combate de Rusia parece cada vez más integral -obsérvense los faldones de goma cubriendo parte del tren de rodaje- y cubre torre y barcaza para evitar vulnerabilidades. (Octavio Díez Cámara)
Los carros de combate principales de Rusia se exhiben llevando fundas de tejido que cubren buena parte de la barcaza y de la torre, como si de un traje integral se tratase. Se trataría del Nakidka que es un material absorbente de ondas de radar y de reducción de la firma térmica irradiada que haría más difícil su localización con equipos térmicos y dificultaría que los sistemas de guiado de armas pudiesen centrarse en ellos. Su fabricante asegura que el rango de detección llevándolo se reduce en un factor de 6 o superior.
Lo complementan también con elementos de la protección Mantiya que consiste en unas estructuras metálicas ligeras recubiertas con tejido Nakidka para conseguir un doble efecto: neutralizar la llegada de proyectiles de alto explosivo como los propios de los lanzacohetes, hacer que la firma radar sea menor e incidir en la menor firma térmica posible. Rusia parece haber generalizado esas modificaciones en buena parte de su flota de carros de combate para intentar preservarlos ante todo tipo de ataques. (Octavio Díez Cámara)