Dado el notorio mejoramiento de las relaciones diplomáticas entre Uruguay y los Estados Unidos, que en materia naval se ejemplifica en el próximo retorno uruguayo a las maniobras navales Unitas, ambos países están aproximando posiciones para que la Armada Nacional cuente con algunas unidades de la Clase Marine Protector, provenientes de stocks de la Guardia Costera de Estados Unidos (USCG). Las patrulleras de esta Clase empezaron a entregarse en 2002, hasta completar un lote de hasta 74 ejemplares en 2009. Otros cuatro fueron construidos bajo el programa FMS (ventas militares al extranjero), dos para Malta y otros dos para Yemen.
El presupuesto 2021 de la Guardia Costera estadounidense propone precisamente desactivar 8 Protector que deberán ser sustituidos por otros tantos navíos de la Clase Sentinel. Basadas en las Stand Damen 2600 de 91 toneladas, 26.5 metros de eslora y 1.7 de calado (modelo también en uso en la Policía de Hong Kong-primer cliente- y las Armadas o cuerpos navales de Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bahamas), cuentan con un RHIB (bote semi rígido interceptor) de fácil lanzamiento, capaz de sortear olas de hasta 2,5 metros y que consume el mismo tipo de combustible diésel que la embarcación, la cual está usualmente dotada de dos ametralladoras Browning M2 y guiada por un radar de búsqueda de superficie Raytheon AN/SPS 73.(V) 12 de banda X, desarrollando una velocidad máxima cercana a los 27 nudos para un alcance de 900 millas náuticas. Su tripulación consta de 10 a 12 efectivos.
Estas patrulleras serían probablemente donadas al gobierno uruguayo, que también buscaría algunas aeronaves Beechcraft T-34C y B-200 para la Aviación Naval, algunas de cuyas autoridades retornan en las próximas horas de Italia, tras proceder a la aceptación del segundo y último helicóptero Leonardo AB 412CP, de los dos adquiridos a la Guardia Costera de este país.
En los planes mayores de la Armada Nacional Uruguaya, el horizonte sigue siendo adquirir los ya hace tiempo seleccionados Lurssen OPV 80. (Javier Bonilla)