En el amplio sentido del espectro, la Armada va a incorporar, tras avanzar este mismo 2023 hacia una fase de concepción y concreción dentro de un proyecto de Investigación y Desarrollo (I+D) nacional, un nuevo sistema de defensa de punto basado en misiles antiaéreos al que se le ha dado el nombre de “Saeta”.
Contemplaría, como complemento de un montaje artillero propiamente antimisil, un afuste sencillo, o pedestal, con capacidad para un propio pedestal de sensores que buscarían el objetivo y ayudarían en la puntería, y un lanzador de misiles, estipulándose que este último, para aunar esfuerzos con modelos ya en servicio, optaría por los misiles antiaéreos de tipo infrarrojo “Mistral” en su versión 3 que estaría capacitado para hacer frente a amenazas de distinto tipo en un corto radio de acción; se estima que, dentro de un concepto dirigido a los navíos de más alto valor estratégico de la Armada, podría instalarse en el “Juan Carlos” I, los dos “Galicia”, alguno de los petroleros de flota e incluso en fragatas ya en servicio.
Nuevos misiles
No sería lo único que se recibiría. Ya se ha difundido por canales oficiales que se requerirán nuevos misiles antiaéreos/antimisil de largo alcance de la familia RIM-67 Standard Missile SM-2 Block III -en diciembre 2018 el Consejo de Ministros autorizó la compra de diez SM-2 Block IIIB para la Armada- similares a los del tipo A/B que se poseen y equiparían tanto a las F-80 “Santa María” como a las F-100 “Álvaro de Bazán”.
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Los Standard SM-2 IIIC y los ESSM Block II podrían llegar pronto a la Armada para sus fragatas. Foto: Octavio Díez Cámara
Para las F-110 “Bonifaz”, y dado que la ventana de compra de los de esos dos tipos ya está cerrada, se requerirían los misiles antiaéreos SM-2 Block IIIC que, ofreciendo unas capacidades y prestaciones superiores para contrarrestar misiles o aviones que las versiones precedentes, también son bastante más caros; podría aprovecharse la modernización MLU (Mid Life Update) prevista para las F-100 de la Armada, que garantizaría estarían en servicio hasta 2045, para integrarles los SM-2 Block IIIC o incluso los SM-2 Block IV.
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Los misiles antiaéreos en servicio en la Armada tienen que ir siendo sustituidos por otros de mejores prestaciones. Foto: Armada
Esa mejora podría abordarse también en el caso de los ESSM (Envolved Sea Sparrow Missile) del Block I que están en servicio en las F-100 y que formarán parte de las capacidades de autodefensa de las futuras F-110. Cabría que España actúe convenientemente para participar en la fase de ingeniería de desarrollo de la nueva variante Block II, una ventaja que podría proporcionar también retornos industriales y económicos favorables para la Armada.
Si se actúa convenientemente en relación con los misiles SM-2 IIIC y ESSM Block II se tendrá mejor protegidas a las fragatas de la Armada y a aquellos navíos a los que estas escolten. Las armas, como los misiles antiaéreos, son el puño ofensivo de los navíos y hay que contar con aquellas que tengan mejores prestaciones; incluso, habría que ver la posibilidad de contar con misiles como el RIM-161 SM-3 que ofrece una verdadera capacidad de defensa ante la creciente amenaza de misiles balísticos.
