En esa línea de trabajo podría encontrarse, como analiza José Manuel Sanjurjo Jul en un reciente artículo publicado en la Revista General de Marina que puede considerarse como órgano oficial de difusión propio de la Armada española, un futuro submarino de ataque con propulsión nuclear. Por su rango, de Vicealmirante de la Armada ya retirado, y como Vicepresidente de la Real Academia de Ingeniería de España, sus comentarios pueden ser bastante relevantes sobre lo que podría acontecer; además, en la primera década de este siglo fue Director de Construcciones Navales Militares, por lo que tiene en su haber una perspectiva bien distinta de la de la mayoría.
Submarino nuclear de ataque
El “Poseidón”, nombre ficticio que da a una hipotética clase de submarinos de propulsión nuclear de la Armada, sería una nave de ataque bien distinta de las convencionales que le precederían en su evolución. Se supone que su llegada podría acontecer después de los submarinos del tipo S-90 que la Armada estaría ya concibiendo como evolución de los actuales S-80 Plus, y podría servir para dar lugar a los del tipo S-100 que comenzarían a construirse dentro de dos décadas para estar listos de dentro de treinta años.
Podría, según analiza en su análisis detallado, considerarse la incorporación de seis submarinos de propulsión nuclear para la Armada, número que permitiría tener en todo momento tres o cuatro operativos y que daría cobertura a la gran inversión económica, de nuevas tecnologías y hasta de instalaciones necesarias para su ubicación. Define, y es especialmente claro en ese sentido, que se requeriría, en lo que hemos estimado como tipo S-100, de una aportación tecnológica de un tercer país para obtener elementos tan característicos de un submarino nuclear de ataque como puede ser un reactor nuclear que no requiriese de recarga de combustible durante la vida útil o un acero de características específicas como para soportar inmersiones que podrían llevarlo a cotas de 600 metros o incluso a más profundidad.
Atribuye a los futuros e hipotéticos S-100 “Poseidón” de la Armada un desplazamiento de entre 6.000 y 10.000 toneladas, lo que sigue la pauta ya aposentada en marinas que los poseen y en otras, como la australiana o la brasileña, que ya trabajan en su obtención. Un hándicap que habría que soslayar es el inherente a los tripulantes, pues se necesitarían, afirma el ex vicealmirante, unos 1.000 efectivos directamente relacionados con su manejo y operación, número al que cabría añadir el de técnicos de empresas y de la Armada asociados a su mantenimiento.
Hoy, que la Armada tenga un submarino de propulsión nuclear de ataque -una voluntad ya manifestada en planes de hace bastantes décadas- parece casi una utopía, aunque, dados los acontecimientos históricos ya vividos en el espectro militar, hay determinados cambios se suceden con más rapidez de la inicialmente planteada.