Hace sólo unos pocos días supimos, por las imágenes que la Marina Militar de Países Bajos ha difundido en diversas fuentes abiertas, que habían lanzado el primer misil de crucero para ataques de largo alcance desde una de sus fragatas.
La nave De Ruyter, desplazada para las pruebas a la costa este estadounidense, disparaba uno de sus novedosos Tomahawk, mostrando al mundo la capacidad operativa que ya tienen para neutralizar con armas de alta precisión y gran capacidad objetivos en tierra. El Gobierno de Países Bajos decidió comprar esas armas y armará con ellas tanto a fragatas como a submarinos.
Hace muy pocas semanas, el Almirante Jefe de su Estado Mayor (AJEMA) de la Armada señalaba como prioridad la capacidad de ejercer el poder naval sobre tierra. Con misiles de crucero de muy largo alcance se consigue dar cobertura a esa necesidad y su obtención no es cara, si tenemos en cuenta lo rentables que pueden ser sistemas que valen unos pocos millones de euros al demostrar que se tiene una capacidad real de neutralizar objetivos especialmente lejanos o protegidos.
La capacidad estratégica de los S80 armados con misiles de crucero sería un factor disuasor relevante frente a hipotéticas amenazas. (Octavio Díez Cámara)
Hace años, con el gobierno de Aznar, Estados Unidos autorizó a España la compra de misiles tácticos Tomahawk de tipo táctico e incluso en las hemerotecas de la red de redes puede verse que la adquisición contemplaba 24 armas valoradas en 72 millones de dólares de la época. Esos misiles de crucero no llegaron nunca.
Tomahawk o alternativas
Hoy, cuando tanto los submarinos tipo S80 como las fragatas F100 de la Armada están ya preparadas para disparar los Tomahawk, sería positivo abordar la compra de este tipo de sistemas de alta precisión y capacidad. Sí, es verdad, que ahora hay cierta tensión con Estados Unidos. También lo es que podría recurrirse a alguna otra solución tecnológica de misiles de crucero avanzados disponibles en Francia, Turquía, Israel o incluso Japón y aprovechar la adquisición para incorporar ciertas habilidades que puedan ser hábilmente trasladadas, mediante acuerdos comerciales propiamente dichos, a las capacidades fabriles propias y así poder abordar desarrollos “made in Spain”.
La Armada necesitaría avanzar en ese sentido. Hay opciones disponibles de distintas capacidades.
El misil Tomahawk, y seguramente otros de ataque de largo alcance, podrán dispararse desde el VLS de las fragatas F100.
Podría aprovecharse alguna de ellas para avanzar en obtener un modelo más específico y que se adapte mejor tanto a las plataformas portadoras como a lo que se requiere para ejercer el poder naval sobre tierra. Es más, incluso podría abordarse adquirir un modelo de misil de crucero que también puede ser lanzado desde una aeronave, logrando una mejor apuesta de futuro en cuanto a rentabilidad, posibilidades de mantenimiento y de modernización.
Habría que valorarlo con diligencia y aprovechar el momento actual, en el que habrá partidas presupuestarias habilitadas para compras que eran impensables hace muy poco tiempo. (Octavio Díez Cámara)
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