La Dirección de Gestión Económica de la Jefatura de Apoyo Logístico de la Armada ha adjudicado a Navantia el acuerdo marco para la sustitución del sistema de propulsión del Buque de Proyección Estratégica (BPE) “Juan Carlos I” (L-61).
Según consta en la formalización de la adjudicación, el plazo de ejecución previsto es de 3 años y está valorado en los 30 millones de euros del acuerdo marco que el Consejo de Ministros autorizó del pasado 8 de noviembre, al tratarse de “la solución que se ha mostrado más eficaz para asegurar la capacidad operativa más eficiente del buque”.
Como adelantamos en 2020, los recurrentes problemas detectados en el sistema de pods azimutales o azipods suministrados por Schottel y Siemens que constituyen el elemento más característico de la propulsión del “Juan Carlos I” deberán ser sustituidos por otros de la compañía ABB que contarán con una hélice por pod en lugar de dos.
Los problemas y la necesaria sustitución
En 2020 la Armada encargó un estudio para buscar una alternativa al sistema de propulsión que emplea actualmente el Buque de Proyección Estratégica (BPE) “Juan Carlos I” tras las incidencias y fallos que se vienen acumulando a lo largo de los diez años de vida del buque en los azipods del consorcio Schottel-Siemens.
Según reconocía la propia Armada en el Pliego de Prescripciones Técnicas (PPT) de la licitación del estudio “estos fallos se han dado por causas muy dispares, tanto eléctricas como mecánicas, internas y externas, que han dejado en varias ocasiones al buque sin propulsión, al menos en una de sus dos líneas”.
Por ello la Dirección de Gestión Económica de la Jefatura de Apoyo Logístico de la Armada encargó a la compañía Asea Brown Boveri (ABB), por valor de 171.220 euros, un estudio que analizó la viabilidad y posibilidad de integración de nuevos propulsores en el buque. En el PPT de la licitación la Armada reconocía que “a estos fallos y probablemente como causa de alguno de ellos, se une la existencia de vibraciones y ruidos producidos por el pod a determinados regímenes y transmitidos a diversos locales que afectan a equipos sensibles”.
En concreto, “estas vibraciones interfieren con las frecuencias propias del casco y de otros elementos del buque”, por ello “junto con empresas especializadas se han medido las vibraciones modificando determinados parámetros de los propulsores sin resultados significativos”. Según afirmaba la Armada en el documento, la propulsión por azipods ha supuesto una importante novedad para la Armada (el “Juan Carlos I” es el único buque por ahora que emplea esta tecnología) que también ha requerido un periodo de adaptación a su ciclo de vida, durante el cual se han refinado las técnicas de mantenimiento adecuadas. Recoge además la afirmación de que “los sistemas asociados han mostrado ciertas divergencias en cuanto a lo que se esperaba en su desempeño”.
La Armada consideró necesario primero estudiar y luego modificar de forma extensa el sistema de propulsión, atendiendo a las necesidades operativas de la Defensa, a los recursos disponibles y al ciclo de vida del buque. En la primera fase se estudió un nuevo sistema, un nuevo propulsor que debe permitir optimizar la gestión y los costes del proceso.
En concreto se estudió la viabilidad de un nuevo propulsor eléctrico de una hélice por pod que pueda integrarse en el casco existente así como la integración del nuevo sistema y los sistemas eléctricos. La empresa adjudicataria estudió estas opciones e informó de las prestaciones que el nuevo sistema tendría en el “Juan Carlos I”, definiendo las modificaciones necesarias para la integración, haciendo una estimación y oferta del coste total específico de suministro del proyecto, incluyendo mantenimiento durante el ciclo de vida en el caso de que decida contratarlo, calculando un ciclo de vida de 20 años. (José Mª Navarro García)