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Lunes, 23 de diciembre de 2024 Iniciar Sesión Suscríbase

Del T-33A Shooting Star al Predator B, la Base Aérea de Talavera la Real del Ejército del Aire

El pasado 17 de febrero se entregaba oficialmente al Ejército del Aire el  sistema de aeronave remotamente tripulada ( Remotely Piloted Aircraft Systems / RPAS) Predator B, lo que representa un salto de gigante para el Ejército del Aire y las Fuerzas Armadas españolas en su conjunto, para  obtener inteligencia y apoyar la acción del Estado en múltiples supuestos. Unos metros más allá de donde se preparan para sus operaciones los Predator, podemos ver perfectamente preservados, a ambos lados del edificio de mando, dos aviones: un T-33 y un F-86, que hace casi 70 años simbolizaron otro cambio, quizás más transcendental, en la historia del Ejército del Aire y de España en su conjunto.

Corría el año 1953, cuando el Franco firmó con Estados Unidos los llamados Pactos de Madrid, que supusieron el fin del bloqueo de las naciones vencedoras de la Segunda Guerra Mundial (SGM)  y el reconocimiento de España como aliado occidental en pleno periodo de la Guerra Fría. La asistencia militar de Estados Unidos propició la llegada de modernos reactores que iban a dar relevo a los aparatos de la época de la Guerra Civil, por lo que algunas unidades del Ejército del Aire pasaron de volar los escasísimos biplanos Fiat CR-32 Chirri y los monoplanos BF-109E (ambos de motor de explosión) a usar el modernísimo reactor F-86F.

De hecho, la primera promoción de pilotos transformados en el seno de la United States Air Force (USAF) en sus bases de Alemania y el mismo Estados Unidos a dicho material eran veteranos de la Guerra Civil y/o de la Escuadrilla Azul, que habían volado modernas versiones de los cazas Me-109 e incluso FW-190 sobre los cielos de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) durante la SGM.

Paralelamente, para transitar ese espectacular cambio de material, el Ejercito del Aire construyó en 1953, a contra reloj, la base aérea de Talavera la Real (Badajoz), en cuyo seno se creó oficialmente el 10 de diciembre de aquel año la Escuela de Reactores, aunque se habría de esperar a 1954 para materializar la actividad con la llegada de personal de la USAF,  que conformó el primer cuadro docente, y el 24 de marzo los primeros biplazas Lockheed T-33A Shooting Star, procedentes de la base aérea de Chateau le Rouge (Francia), por entonces bajo el control norteamericano. Con este avión, que se designaría en España E.15, se inició una tarea docente, que hoy, 68 años después, continúa, desde 1987 como Escuela de Caza y Ataque, encuadrada en el Ala 23.

En octubre de 1958, y con objeto de conseguir una mejor transición al entonces material de caza, el F-86 o C.5 según designación española, se dota a la Escuela de Reactores con estos aviones norteamericanos, que fueran decisivos para evitar la invasión comunista de Corea del Sur.

Desde aquel año y hasta junio de 1969, el curso de se dividía en dos partes consecutivas: la primera con  E.15  y la segunda  usando los monoplazas C.5, que recordemos no fueron construidos en serie en versión biplaza. En 1970 se empezó a  usar otro magnífico biplaza norteamericano, el F-5B Freedom Fighter, un diseño de la firma Northrop (hoy Northrop Grumman). El entonces Ministerio del Aire tuvo el acierto de, en vez de adquirir los aparatos directamente del proveedor, firmar en 1965 un acuerdo para fabricarlos bajo licencia en España por Construcciones Aeronáuticas Sociedad Anónima (CASA) en su factoría de Getafe (Madrid), utilizando piezas y suministros traídos desde Estados Unidos.

Esta política, que luego se pondría en práctica con otros sistemas de combate, fue también decisiva para el sostenimiento de los F-5 en España. Además, la experiencia acumulada en estas labores por parte de CASA (hoy Airbus Defence & Space posibilitó dos modernizaciones, que permiten que actualmente, 51 años después, sigan en servicio.  (Julio Maíz Sanz).

Fotografia: RPAS MQ-9 Predator B. (foto Julio Maíz/defensa.com)

En la base aérea de Talavera se conserva un biplaza T-33A, material que sirvió en la Escuela de Reactores hasta 1969. (foto Julio Maíz/defensa.com)


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