La irrupción del DAESH ha dado un vuelco a los presupuestos de Defensa de los países implicados, desde los geográficamente más próximos a los de aquellos directamente implicados en su destrucción. Así, desde Oriente Medio a Europa, se ha reactivado la demanda de equipos y sistemas para actuar en un frente que hoy tiene en Siria e Irak el escenario central, pero que igualmente demanda medios para fortalecer las actuaciones de Occidente en el Sahel, con Francia en cabeza, contra un abanico multicolor de grupos terroristas bajo el paraguas común de la Yihad.
Se rompe así una tendencia de cierta parálisis, o cuanto menos relajo, en la inversión militar, e irrumpe un contexto marcado por la reactivación presupuestaria de Defensa bajo la demanda de medios a muy corto plazo. Entran en acción los sistemas ya incorporados, algunos novedosos y que están probando sobre el terreno sus capacidades, como el A400M, los tanqueros o los sistemas de misiles rusos testados en Siria en combate por vez primera, pero, además, el conflicto generado en Oriente Medio por los yihadistas ha puesto sobre el tapete la necesidad de acortar los plazos de entrega a la hora de negociar una compra. Caso claro en este sentido es la tónica de la activa demanda de sistemas de los países de la región, desde Jordania, a Arabia Saudí o Egipto.
El que Airbus se plantee negociar retrasar entregas del A400M con los clientes de lanzamiento del programa para poder satisfacer la inmediatez que exigen futuros clientes en esta parte del planeta da buena prueba de ello, como también de la importancia del medio aéreo en estos escenarios, sin perder de vista el rol cada vez mayor de las plataformas aéreas no tripuladas, una pieza clave con un protagonismo creciente.