El Libro Blanco sobre el Futuro de la Defensa Europea, primer gran documento de la ‘era Kubilius’, viene a engrosar la biblioteca de textos fundacionales para una Europa de la Defensa aún en construcción. Se une así a la Brújula Estratégica de Josep Borrell y la Declaración de Versalles, documentos claramente marcados por la invasión rusa de Crimea y Donbass.
El recién estrenado Libro Blanco, que analizamos condensada y minuciosamente en un informe para nuestros clientes de Atrevia al poco de ser presentado, eleva el listón: establece un marco de autonomía estratégica que mira hacia Ucrania y más allá, depositando en la industria una responsabilidad determinante.
Entre Putin y Trump nos han empujado a los europeos al agua profunda sin saber nadar. El método puede ser objetable, pero quizás haya sido la única forma de despertar a una Europa demasiado confiada en su cómodo soft power. Ahora vienen los desafíos reales. Retos que surgen directamente de nuestra fragmentación interna, porque somos 27 países, no uno solo.
También los derivados de la polarización política: Pedro Sánchez no logra mayoría para aprobar los presupuestos; Emmanuel Macron atraviesa un momento extraordinariamente débil en su presidencia; Friedrich Merz en Alemania debe responder a una base electoral tentada por la AfD. Paradójicamente, el único que mantiene sólido su poder en Europa es Viktor Orban, precisamente quien más cómodo se siente cerca de Putin y Trump. Mientras tanto, Francia intentará imponer su liderazgo, visión estratégica y factura industrial en la nueva Europa, algo a lo que Alemania no tardará en oponerse. Desde el oeste, solo cabe esperar que el Reino Unido decida sumar fuerzas.
Frente a esta fragmentación europea y las divisiones nacionales internas, el Libro Blanco ofrece soluciones claras. Pero su éxito pasa inevitablemente por asumir un nuevo enfoque: la generosidad estratégica. Aunque la idea suene ingenua, es imprescindible tomar conciencia de que existe algo superior al éxito partidista o al incremento de las facturaciones nacionales a costa del vecino. Esa será la clave para construir una industria europea de Defensa robusta, capaz de sostener una Europa autónoma con el suficiente hard power para respaldar cualquier ambición en soft power.
La cooperación con la industria de Defensa de Ucrania, la simplificación normativa del sector mediante la nueva ley ómnibus que el Consejo lanzará en junio, la identificación de las necesidades militares europeas y el decidido apoyo al 'compre europeo' son propuestas concretas y urgentes que recoge este Libro Blanco impulsado por Kubilius. Pero todas estas medidas serán inútiles sin esa generosidad estratégica a nivel nacional y continental.
Es improbable que el sucesor de Trump nos tienda nuevamente la mano como en el pasado, bastante ocupado estará en el Indo-Pacífico. Europa es consciente de que el apetito del Kremlin irá creciendo. Ha llegado el momento de aprender a nadar solos. (Francisco J. Girao, director de Defensa, Seguridad y Aeroespacial de ATREVIA)
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