El Ejército de Tierra de los Estados Unidos, según informa la Oficina de Pruebas y Evaluaciones Operacionales, está teniendo algunos problemas significativos con la integración de un equipo que proteja a sus carros de combate -el principal activo en la batalla terrestre- de las distintas amenazas que pueden surgir, especialmente proyectiles disparados por ingenios similares u otros procedentes de puestos de tiro de misiles o de lanzacohetes.
Tras validar distintas tecnologías disponibles, y dentro de un requisito urgente para dotarse de la capacidad APS (Active Protection System) que conjuga detectores y lanzadores para localizar las amenazas en vuelo y actuar diligentemente para neutralizarlas y destruirlas, en el US Army optaron por el probado sistema israelí Trophy que se manifiesta como uno de los más avanzados de entre los de su tipo. Durante el ejercicio presupuestario de 2021 han estado realizando todo tipo de pruebas para comprobar su eficacia real.
Sabemos que la previsión es instalarlo en los carros de combate M1A2 de la versión SEPv3 (System Enhancement Package) que aglutinan una serie de mejoras para hacerlos menos vulnerables y más capaces. De los análisis preliminares que se han difundido se ha hecho saber que el Trophy cumple efectivamente en lo que es la detección, identificación, seguimiento e interceptación de buena parte de las amenazas que se dirigen hacia donde se encuentra instalado gracias a sus contramedidas de tipo cinético -proyectiles que vuelan para destruir los que se aproximan.
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El U.S.Army plantea tener en servicio sus carros Abrams hasta mediados de siglo, aunque con un proceso de evolución paulatina. (US Army)
Han identificado en sus validaciones, y pese a que los informes aseguran que el Ejército de los Estados Unidos podría no haber documentado requerimientos operacionales concretos, algunas incidencias bastante graves que tienen que resolver. Una se refiere a las cinco mil libras –unas dos toneladas- que pesan los distintos componentes del sistema, masa que se añade a los M1A2 SEP ya muy al límite en cuanto a su peso máximo que se encontraría en el entorno más cercano a las setenta toneladas que a las sesenta; se hace difícil, dentro de los parámetros de trabajo actual, transportar y recuperar ese carro de combate.
Otro hándicap se refiere a los problemas que está teniendo la compañía General Dynamics Land Systems (GDLS) -junto con DRS/Rafael son los principales contratistas- en el proceso de integración en la actualización del software que facilita el uso del APS en el carro de combate Abrams, actuación que se ha retrasado de forma que podría no estar disponible hasta verano de 2022.
Se ha validado también que el Trophy tiene ciertas limitaciones operacionales que ya habían sido verificadas cuando se probó a finales de la pasada década en los M1A2 SEPv2, restricciones que fueron hechas públicas en un informe de junio de 2020.
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Pocos años después de la Guerra del Golfo de 1991 pude tomar esta foto en Fort Hood con algunos cambios introducidos en los M1 en aquella contienda. (Octavio Díez Cámara)
Lo que se ha manifestado es que, para garantizar la supervivencia del ingenio acorazado de combate, habría que valorar incluso reforzar el blindaje. El APS, al disparar los interceptores hacia los proyectiles que busca parar, generaría explosiones muy cercanas que derivan en proyecciones que podrían llegar a afectar al carro de combate portador, aunque se afirma que tanto la versión v2 como la v3 del SEP proporcionarían suficiente y adecuada protección.
En todo caso, desde la Oficina de Pruebas y Evaluaciones Operacionales se ha emitido una clara recomendación que insta al United States Army a definir y desarrollar un documento concreto con los requisitos que el APS debería cubrir en los Abrams, guía clara para verificar de forma eficaz si el Trophy los cumple o no. (Octavio Díez Cámara)
Fotografía portada: El sistema APS que se prueba en los M1A2 SEP ha demostrado tener algunos problemas de madurez que no facilitan su mejor integración. (Rafael)
