Abengoa, a través de su filial Hynergreen, ahora Abengoa Hidrógeno, se adjudicó en el año 2007 el diseño y construcción de una solución clave en de los submarinos S-80 que Navantia construye para la Armada española: los sistemas de propulsión independiente del aire (AIP por sus siglas en inglés)
El S-80 quiere disponer de un sistema de propulsión que le permita mantenerse en inmersión durante un período de entre 15 y 20 días sin tener que salir fuera del agua a respirar, algo hasta ahora imposible para los submarinos de propulsión diesel-eléctrica y solo al alcance de los nucleares. Para ello, cuando esté bajo el agua empleará propulsión eléctrica gracias a un motor de imanes fijos que es alimentado por un módulo de potencia de célula de combustible (Fuel Cell Power Module o FCPM) de 300 KW, suministrado por UTC Power. Este módulo se basa en la tecnología de membrana de intercambio de protones (Proton Exchange Membrane o PEM). Para que este módulo genere electricidad es necesario que se produzca una reacción química a partir de un gas rico en hidrógeno y un oxidante que es oxígeno en estado gaseoso. Y para ello hay que generar en el submarino el hidrógeno.
Y aquí es donde entra Hynergeen, filial de Abengoa, una multinacional de la energía y la ingeniería con 74 años de experiencia, una facturación de 7.000 millones de euros, una plantilla superior a los 24.000 trabajadores y unas exportaciones equivalentes al 88% de su facturación, que se adjudicó en 2007 un contrato del Ministerio de Defensa para construir un dispositivo denominado reformador de bioetanol, el encargado de producir el necesario hidrógeno. Pero la empresa atraviesa dificultades desde el año pasado por su elevada deuda y los cambios regulatorios de índole principalmente político que afectan al sector de las energías renovables en España y en Estados Unidos, su principal mercado. Abengoa
Como el programa del S-80 no avanzaba según lo previsto, el Ministerio de Defensa optó por no apostarlo todo al diseño de Abengoa y en junio del año pasado se supo que Defensa había recurrido a otra empresa española del sector energético, Técnicas Reunidas, para que desarrollara otro sistema AIP. El contrato con Abengoa no fue formalmente rescindido e incluso el Secretario de Estado de Defensa Pedro Argüelles afirmó en octubre del año pasado que Abengoa seguía siendo el proveedor del sistema y que se esperaba pudieran integrarlo en el submarino ya con el casco alargado para solventar el problema de sobrepeso en 2018. Dada la discreción que rodea gran parte del proyecto S-80, es complicado saber en este momento quién es el líder industrial del sistema AIP del submarino, si Técnicas Reunidas ha partido desde cero con un diseño propio o si Abengoa tiene todavía alguna participación peso en el desarrollo.
Los desarrollos en curso en otros submarinos se basan en los reformadores de etanol, si bien en el caso español se decidió apostar por el bioetanol dada la capacidad nacional para producirlo y por la disponibilidad de las materias vegetales ricas en azúcares, almidón o celulosa de los que se obtiene y no depender así de la producción internacional de etanol. El sector industrial ofrece otras alternativas al bioetanol como el metanol, que se procesa de manera diferente, lo que tiene otras implicaciones que afectan a su instalación en un submarino. El objetivo es general la mayor cantidad de hidrógeno con el menor consumo energético posible y de la manera más segura.
El rediseño del S-80 derivado del incremento de peso obligó a abandonar temporalmente la construcción del primer submarino, centrándose el trabajo en el S-82 “Narciso Monturiol”, que está previsto sea terminado en 2018. (José Mª Navarro García)