El fraude en la petrolera estatal Ancap y sus efectos en la compra de aviones de combate para la Fuerza Aérea de Uruguay
Javier Bonilla, 24 de diciembre de 2015
La decisión del presidente Tabaré Vázquez de intentar salvar la cabeza de su comprometido vicepresidente Raúl Sendic y de algunos legisladores oficialistas involucrados en el escándalo de la petrolera estatal Ancap, con mayor incidencia porcentual presupuestal que los fraudes en la poderosa Petrobras brasileña, absorbiendo la deuda de la empresa y pasándola a moneda nacional por un monto inicial de 800 millones de dólares, que podría aumentar considerablemente, pone en serio riesgo cualquier inversión extrapresupuestal, especialmente en el área de Defensa.
En el caso de la Fuerza Aérea, es más que urgente incorporar nuevos vectores de combate, ya que, indefectiblemente, a más tardar en los primeros días de 2018, los ya viejos A-37B deberán ser retirados de servicio por falta de repuestos para sus eyectores y por su misma obsolescencia, al igual que los Pucará, cuyo ya muy difícil mantenimiento se vuelve casi una hazaña. Las dificultades en torno a una interesante oferta suiza por un lote de aeronaves F-5 modernizadas por Ruag, tras descubrirse algunas rajaduras en las mismas, y la escasa existencia de otros lotes debidamente actualizados del modelo, alejarían esa posibilidad. Entre las aeronaves de nueva generación consideradas se destacaron el ruso Yak 130 y el chino L-15 que, tras muchas piruetas en la negociación, cotizarían ambos a un precio no muy superior a los 25 millones de dólares (aunque los rusos habían llegado a comenzar su propuesta, originalmente, con 46 millones por unidad). Ambos países consideran el intercambio de productos agropecuarios por aeronaves, armamento o buques....
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