(defensa.com) Tres fueron los retos a los que se enfrentará el Ejército del Aire en el futuro que se identificaron en la jornada 'El Ejército del Aire: adaptación y retos de futuro', a saber: la contención del gasto en Defensa, que se agrava con los años de crisis económica que ha vivido España; las nuevas amenazas emergentes, que están dando origen a nuevas formas de conflicto sin abandonar los tradicionales; y el propio proceso de transformación de las Fuerzas Armadas, que está exigiendo del Ejército del Aire cambios importantes en su estructura orgánica.
En el acto, celebrado en el Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior (INCIPE), intervino como ponente el Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire, general del aire F. Javier García Arnaiz, y que contó con la presencia, entre otras autoridades, del director general de Política de Defensa, almirante Juan F Martínez Núñez. Sobre el presupuesto se destacó la necesidad de adaptar las actividades a la contención que ha sufrido el gasto en Defensa en España. Por ello, se ha decidido no rebajar el nivel operativo y de seguridad, sino limitar el número de militares que vuelan a través de planes cíclicos anuales para que, aunque se recorte el personal que hace salidas, se encuentren en plenas capacidades. Esto ha hecho que puedan sortear la deficiencia en el presupuesto y hayan conseguido que las horas de vuelo se incrementen cada año. También se ha aumentado el número de ejercicios que realiza el Ejército del Aire, manteniendo al mismo tiempo su presencia internacional en los seis destacamentos aéreos en Afganistán, Irak, Yibuti, Dakar, Libreville y Estonia. Todo ello para asegurar que el Ejército del Aire siga siendo la principal opción de respuesta militar cuando se requiera acción en o desde el espacio aéreo.
En relación con las nuevas amenazas, las fuerzas militares se han encontrado en los dos últimos años con el cambio de una amenaza dispersa a una más concreta. Entre ellas se subrayó el riesgo que supone la situación en el este de Europa, y por otro lado, el que representan las ambiciones ideológicas de grupos terroristas internacionales en Oriente Medio. En este contexto, España ha adquirido así un papel clave por su ubicación, sobre todo en relación a la cantidad de tráfico marítimo que tiene y a la proximidad del país a algunos de los focos donde se operan estas amenazas. El Poder Aéreo contribuye de manera decisiva a la Estrategia de Seguridad Nacional a través de sus capacidades militares para obtener un efecto indudable: proporcionar a la acción conjunta la libertad de acción en sus respectivas áreas de actuación (terrestre y marítima).
Por otra parte, dentro de la transformación de las Fuerzas Armadas cabe destacar que el Ejército del Aire comenzó a principios de marzo un proceso de reorganización tanto en sus relaciones con la estructura operativa como en su ámbito funcional. Así, se ha adaptado desde dentro a las circunstancias actuales, sin por ello descuidar la eficacia de sus actividades en su función de asesor principal en materia aeroespacial de los niveles estratégico-militar y político.
Finalmente, se abordaron otros asuntos relacionados con la Defensa y el Ejército del Aire, como el programa Eurofighter y el A-400M, para la adquisición de nuevos aviones de combate; el papel del Ejército del Aire en lo referente a la seguridad espacial; la polémica sobre la utilización de los drones, el rol de la mujer en las fuerzas militares; el futuro de Rusia; o las actuaciones de la OTAN en el campo de la defensa en la actualidad.
El cambio en las amenazas globales, la geoestrategia y la ambición de los países llevan a la necesidad de desarrollar una defensa responsable, donde un papel fundamental lo adquiere el Ejército del Aire. Así, el proceso de transformación de las Fuerzas Armadas en general, y del Ejército del Aire en particular, debe entenderse como una necesidad estratégica para percibir y enfrentar de manera más eficaz los procesos complejos que se desarrollan a nuestro alrededor. La necesidad de cambio es una constante que ha caracterizado la evolución del ser humano a lo largo de su historia. No es por tanto una novedad. Más bien todo lo contrario: es una obligación porque el éxito y el fracaso de las operaciones aéreas dependerán de la capacidad de adaptación de la Institución.
La respuesta a estos rápidos cambios vividos en el entorno estratégico contribuye de forma eficaz el Poder Aéreo gracias a sus capacidades específicas de velocidad, inmediatez, disponibilidad y flexibilidad. En este entorno incierto, la preparación continua recobra especial relevancia, ya que los miembros del Ejército del Aire deben estar permanentemente dispuestos para reaccionar con urgencia en todas las situaciones de crisis.