Si no surge ningún inconveniente de última hora, la Armada recibirá antes de que acabe este año el submarino Tramontana (S-74) tras finalizar un largo periodo de trabajos de los denominados de gran carena y otros complementarios. El S-74, uno de los tres submarinos con los que cuenta actualmente la Armada, a la espera de los nuevos de la clase S-80, llevaba inactivo desde junio de 2013 dado que necesitaba pasar la gran carena. Hablamos de trabajos de mantenimiento integrales, imprescindibles para la operatividad, cuya autorización y asignación de fondos, en total 42,9 millones de euros, no se aprobó por parte del Consejo de Ministros hasta mayo de 2014.
La que deberá ser la última gran carena programada de este submarino, de la clase S-70 o Galerna, que realiza la empresa Navantia, no comenzó hasta julio de 2014 y, además, se ha prolongado más tiempo del previsto cifrado en unos 18 meses, principalmente porque se han añadido otros trabajos e instalaciones. Así, además de la gran carena, se implementaron otras mejoras contratadas directamente por la Armada, como fueron la sustitución de los cuadros eléctricos principales, la adquisición de nuevas baterías, y trabajos de mantenimiento y puesta a punto de los equipos electrónicos de la nave submarina.
Tras la finalización de los trabajos de la gran carena que se realizaron en las naves que la empresa Navantia tiene en la ciudad de Cartagena (Murcia), se produjo la puesta a flote del submarino el pasado verano. La realización de las pruebas de mar, que deberían haber sido a renglón seguido, se retrasaron hasta finales de verano/otoño, principalmente por la finalización de la instalación de los esos equipos adicionales. Las últimas, realizadas con los ingenieros de Navantia a bordo y su dotación de la Armada, estarían siendo satisfactorias así, según nos confirma fuentes de la industria, de no surgir algún problema adicional, se podría entregar el S-74 a la Armada, antes de que acabe el año. Las pruebas de mar, en un material tan veterano se suelen alargar bastante, incluyen además de los vitales ensayos de estanqueidad, las pruebas de todos sus sistemas y equipos, como los de propulsión y sensores, vitales para su rol de obtención de inteligencia.
Tras su entrega a la Armada, el submarino tendrá que superar el periodo de puesta a punto operativa, que tendrá una duración de, al menos, un mes. Posteriormente, el navío y su dotación deberán superar el exigente filtro del Centro de Evaluación y Certificación para el Combate (CEVACO) de la Armada, que otorga la certificación operativa que posibilita realizar operaciones navales nacionales e internacionales.
Lo previsto es que a partir de ese momento la vida operativa del submarino se alargue hasta 2021, momento en el que si no surgen problemas debería de estar a punto de entregarse el primero de los S-80, el Isaac Peral (S-81). Durante este periodo la Armada tendría la intención de realizar trabajos de gran carena en los otros dos S-70, el Galerna y el Mistral, que sería la quinta, no programada al plantear su vida operativa. Los retrasos en las entrega de los S-80 y el informe favorable de la empresa francesa DCNS, que los diseño, harán necesarios y viables respectivamente dichos trabajos. (Texto y fotografía: Julio Maíz Sanz)
Fotografía: Submarino de la clase S-70 en su dársena Cartagena. (Julio Maíz)