(defensa.com) El Gobierno aprobó este viernes un incremento de 759 millones de euros para la construcción de los cuatro submarinos S-80 de Navantia, estando previsto que la primera unidad esté lista en 2018. De esta manera el Ministerio de Industria, Energía y Turismo podrá suscribir la cuarta adenda al convenio de 2003 entre el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el entonces astillero Izar (hoy Navantia) sobre el programa de submarino S-80, modificándose el compromiso de financiación del Ministerio de Industria para satisfacer las nuevas necesidades. Los compromisos de gasto de 2014 a 2018 que resultan de esta adenda suman 759 millones de euros, estando repartido según el siguiente calendario:
Recordemos que el S-80 es uno de los Programas Especiales de Armamento (PEAs) para los que se articuló un mecanismo de financiación especial a través del Ministerio de Industria, Energía y Turismo que se firmó en 1996 entre este y Defensa. En resumidas cuentas, este mecanismo consiste en la concesión de anticipos reembolsables sin intereses por parte de Industria a las empresas que luego los devolvían conforme Defensa iba pagando las entregas en virtud del contenido tecnológico de los programas. El astillero Navantia, por su parte, tendrá que devolver los anticipos recibidos al Tesoro según un nuevo calendario de pagos:
Este anuncio se puede interpretar de diferentes maneras. El submarino está resultando más costoso de lo previsto, sobre todo por el rediseño derivado del sobrepeso y por el cambio de planta propulsora. Aunque las cifras varían según las fuentes, el precio estimado de cada submarino S-80 estará en torno a los 700 millones de euros. A la espera de que se confirmen tanto la fecha de entrega como las prestaciones del sistema de propulsión independiente del aire (AIP) definitivo resulta un precio bajo en comparación con los submarinos de propulsión nuclear más modernos. Por citar algunos ejemplos, los submarinos franceses Barracuda de propulsión nuclear y mayor desplazamiento tiene un coste aproximado de 1.500 millones de euros, los SSN de propulsión nuclear estadounidense de la clase Virginia están en torno a los 2.000 millones y los Astute británicos 1.785 millones de euros.
Sin embargo, en comparación con algunos de propulsión convencional de último diseño, el S-80 tiene un precio elevado, por ejemplo los 600 millones de euros por cada submarino de la Clase Dolphin fabricados en Alemania para Israel. Sin embargo las características técnicas y prestaciones del S-80 lo posicionan a medio camino entre ambos tipos de submarinos ya que se pretende tenga unas capacidades próximas a las de un submarino nuclear oceánico.
La interpretación positiva es que, al menos, quedan despejadas las dudas acerca de la fabricación del cuarto submarino de la serie. Y es que hasta ahora flotaba la pregunta respecto a si el incremento de coste derivado del rediseño iba a llevarse por delante uno de los cuatro sumergibles. La otra noticia positiva es que el anuncio del Gobierno hace suponer que los problemas existentes habrían sido ya definitivamente solucionados, puesto que se ha podido determinar el coste de las soluciones y se ha podido aprobar el presupuesto necesario para solventar los problemas detectados. (J.N.G.)