Biden en Kiev
La visita del mandatario estadounidense ha sido ampliamente tratada en los medios de comunicación, por lo que no abundaremos sobre la misma. Tan solo, mencionaremos uno de los muchos artículos que se hacían eco de tan significativo gesto. Así, a modo de ejemplo, el diario La Razón, con el siguiente titular: “Biden visita por sorpresa a Zelenski en Kiev y anuncia 500 millones de ayuda militar”, se hacía eco del asunto en los siguientes términos:
Shenyang J-16, caza polivalente chino derivado del Sukhoi SU-27 (Rusia).
“Kiev ha capturado una parte de mi corazón». El presidente de EE UU, Joe Biden, se ha convertido en el último líder extranjero en viajar a la capital de Ucrania en una visita sorpresa para reiterar su compromiso de ayuda antes del aniversario de la invasión rusa. Prometió un nuevo paquete de ayuda militar de 500 millones de dólares y discutió otros asuntos urgentes durante una visita que Volodimir Zelenski calificó como la más importante en la historia de las relaciones bilaterales. Considerada como un gran impulso moral para Ucrania y una reprimenda a Vladimir Putin un día antes de su discurso anual, la visita, sin embargo, no se materializó en ningún nuevo anuncio sobre las tan esperadas entregas de nuevos tipos de armas solicitadas por Ucrania durante meses, sobre todo los misiles de largo alcance ATACMS o los modernos aviones de combate F-16».
Xi Jinping en Moscú
Tomamos ahora prestadas unas líneas de un artículo que, con el enigmático título de “Ethos” , abordaba en clave filosófica el significado de la visita del presidente chino a su homólogo ruso: “Xi Jinping en Moscú. No es una visita ni un acuerdo ni nada parecido. Es solo una imagen. No hacen falta palabras: es la guerra y esta visita una de sus imágenes más importantes. Quizá la definitiva por si alguno no se ha enterado[..] El futuro está en sus manos. Nada descubrirán ellos. Se abrazan y América se desbraza. Europa mira a un lado y a otro»
La presencia en Moscú del máximo dirigente de la República Popular China, indiscutible rival de Estados Unidos en la pugna por la hegemonía global, ha de ser interpretada, como mínimo, con el mismo alcance que tuvo la del presidente Biden en Kiev. Argumentar que uno ha ido a brindar apoyo y el otro a “leerle la cartilla” a su anfitrión sería infantil, miope y absurdo. Por si quedaba alguna duda, el Ministerio de Asuntos Exteriores chino ha publicado en su página web una valoración de la reunión entre ambos líderes:
“El Presidente Xi Jinping y el Presidente de Rusia, Vladímir Putin, se reúnen con la prensa: El Presidente Xi Jinping indicó que ésta fue otra visita a Moscú después de más de 3 años, y también la primera visita al extranjero y de Estado a Rusia tras su reelección como Presidente de China. A lo largo de los últimos 10 años, él y el Presidente Putin han forjado estrechas relaciones, mantenido comunicaciones estratégicas y obtenido fructuosos resultados a través de la coordinación estratégica entre ambos países […]
Chendgdu J-20, caza chino de 5ª generación inspirado en el Sukhoi SU-57 con motores turbofan de la familia Saturn AL-31 (fabricación rusa).
El Presidente Xi Jinping señaló que desde el año pasado, la cooperación práctica en todos los aspectos entre China y Rusia ha tenido fructíferos resultados, mostrando de continuo sus fortalezas como sólidos fundamentos, alta complementariedad y fuerte resiliencia. En comparación con hace 10 años, el volumen comercial bilateral entre China y Rusia ha crecido en más del 116% » La declaración es bastante explícita, pero, además, si realizamos un análisis objetivo llegaremos a la conclusión de que el acercamiento entre China y Rusia no es sino la lógica consecuencia de la actual coyuntura geopolítica. Entre otras razones se pueden argumentar las siguientes:
Coordinación estratégica: Desde hace años China y Rusia vienen poniendo en cuestión la hegemonía unipolar de Estados Unidos y tratando de disputársela desde los más diversos ámbitos (económico, tecnológico, diplomático, cultural, militar...). Por tanto la alianza chino-rusa, ora sincera ora circunstancial, no parece descabellada en el marco de la pugna geoestratégica global.
Cooperación práctica: China y Rusia son importantes socios comerciales y tecnológicos desde hace mucho tiempo. En la actual coyuntura, los vínculos tienden a ampliarse tanto en lo económico como en lo militar. Obsérvese que la declaración oficial china dice expresamente que «desde el año pasado, la cooperación práctica en todos los aspectos entre China y Rusia ha conquistado fructíferos resultados, mostrando de continuo sus fortalezas como los sólidos fundamentos, la alta complementariedad y la fuerte resiliencia».
Aviones de combate de la Fuerza Aérea china inspirados en diseños rusos.
En otras palabras: desde la invasión de Ucrania (que tuvo lugar el año pasado) la cooperación se ha reforzado. En este marco y poniendo el foco en el ámbito militar, la cooperación chino-rusa constituye una palmaria realidad desde hace mucho tiempo. Tal vez el sector donde ésta ha sido más evidente es el aeroespacial.
De todos es sabido que, en lo que concierne a aviación de combate, una buena parte de los desarrollos chinos están inspirados, sino replicados, en diseños soviético-rusos (ver cuadro). Esta vinculación permite además que ahora China pueda convertirse en proveedor de elementos esenciales (piezas de repuesto, componentes electrónicos, aviónica…) para la industria militar rusa. China necesita y da la bienvenida a los recursos energéticos rusos, ahora a precio de saldo, y lógicamente no va a negar a Rusia los bienes y componentes industriales que esta pueda necesitar.