El presidente electo estadounidense, el magnate Donald Trump, volvió a recurrir a las redes sociales para mandar otro “recado” al F-35 y a su fabricante, Lockheed Martin. Con uno de sus ya habituales mensajes en twitter, el pasado 22 de diciembre Trump afirmaba haberse puesto en contacto con Boeing para interesarse por la posibilidad de un F-18 Super Hornet “comparable al F-35”. Al día siguiente Boeing utilizaba el mismo canal para anunciar su predisposición a colaborar con la administración Trump para cumplir los requerimientos militares estadounidenses.
La presidenta de Lockheed Martin, Marilyn Hewson, le siguió el juego a Trump y afirmó el viernes pasado, tras hablar con éste, que estaba comprometida personalmente con la reducción de costes del avión y que había oído el mensaje “alto y claro”. Sin embargo hay que recodar que Lockheed Martin anunció hace ya tiempo su intención de reducir el precio de cada F-35 hasta los 80 millones de dólares, por lo que el compromiso de reducción del precio es anterior a la “campaña de twitter” de Trump. Sin embargo, si repasamos los contratos firmados en fechas recientes, costaría creer que el precio de los aviones pueda caer tanto.
Así, este nuevo episodio de Trump hay que valorarlo como lo que es, una forma más de “apretar” al fabricante Lockheed Martin para que controle los costes del programa y reduzca el precio del avión y de paso venderse como un adalid del control del gasto público personificando en él mismo cualquier gestión gubernamental. A nadie medianamente entendido en el asunto escapa que no es posible una alternativa tecnológicamente equivalente al F-35 basada en el F/A-18 E/F Super Hornet. Primero por concepto, ya que programa Joint Strike Fighter contempla tres aparatos distintos, uno de ellos para la Infantería de Marina estadounidense dotado de un diseño y un sistema de propulsión específicos para despegue corto y aterrizaje vertical (STOVL), el F-35B.
Y sobre todo porque la principal característica del F-35 es su furtividad, basada en su diseño, y la aplicación de tecnologías para la reducción de firmas, característica que el diseño del F-18 tiene complicado cumplir si no es partiendo prácticamente desde cero. Estas características permitirán al F-35 enfrentarse en el futuro a los sistemas de defensa aérea controlados por países como Rusia o China o combatir con los más modernos aviones de combate.
La alternativa de Boeing
Aunque lejos de equipararlo al F-35, Boeing lleva años trabajando en un paquete de medidas para reducir las firmas del Super Hornet, el denominado Advanced Super Hornet, que respondería a una necesidad de la Marina estadounidense. Una de las formas de reducir las firmas es eliminando el mayor número posible de protuberancias en el fuselaje. Dado que el diseño del Super Hornet hace imposible incorporar bahías internas de armas como las del F-35, Boeing ha diseñado un pod o contenedor que instalado bajo el fuselaje albergue estas. Denominado Enhanced Weapons Pod o EWP, en él pueden introducirse seis bombas del tipo Small Diameter Bomb y dos misiles aire-aire de alcance medio AMRAAM o dos bombas de guiado laser Paveway de 500 libras y otros dos AMRAAM u otra combinación de armas hasta las 2.600 libras (1.179 kg.).
Otra forma de reducir las firmas y de paso aumentar el alcance es eliminar los depósitos de combustible adicionales y sustituirlos por los llamados depósitos conformados o Conformal Fuel Tanks (CFT) instalados sobre las alas, al estilo de los empleados en las últimas versiones del F-16. Además de estas mejoras, Boeing ofrece un nuevo sistema de alerta contra misiles, una cabina de nuevo diseño y un sistema infrarrojo de búsqueda y seguimiento (IRST) integrado.
Boeing y Northrop Grumman llevan trabajando en el Advanced Super Hornet hace años y en 2013 comenzaron los vuelos de pruebas de un Super Hornet modificado con estas características. Boeing espera poder incluir estas modificaciones en los nuevos aparatos que se vendan y ofrecerlas también como un paquete de mejoras para modernizar aviones ya en servicio, de hecho cree que con estas mejoras el Advanced Super Hornet podrá enfrentarse a los cielos enemigos más allá del año 2030. Con sus declaraciones, Trump parecería estar dando el empujón que este avión necesita para ser incorporado por la Marina estadounidense. (José Mª Navarro García)
Fotografías:
·El Advanced Super Hornet emplea medidas para aumentar su sigilo (Boeing).
·El último twitter de la polémica de Donald Trump sobre el F-35.
·La respuesta de Boeing a Trump.